Europa planta cara a Wall Street, un trasvase de inversión que llega para quedarse | Mercados Financieros

Europa planta cara a Wall Street, un trasvase de inversión que llega para quedarse | Mercados Financieros


El eslogan trumpiano “Make America Great Again” (Haz a los Estados Unidos grande otra vez) no parece que se vaya a cumplir respecto a la Bolsa estadounidense, que puede perder el protagonismo alcanzado en los últimos años como destino mundial del ahorro y su liderazgo indiscutible en ganancias. Europa, y también Asia, espera recibir los flujos del dinero que salgan de Wall Street, afectada por la caída del dólar y una sobrevaloración de sus acciones urdida durante años. Este éxodo de inversión que ha acelerado la política económica desplegada por Donald Trump es evidente en este primer semestre y los expertos advierten de que no va a ser un movimiento puntual sino un cambio estructural en las carteras.

Una reciente encuesta de Bank of America espera que las acciones globales superen en rentabilidades a las estadounidenses en los próximos cinco años. Alrededor del 54% de los gestores de activos confía en que las acciones internacionales sean la clase de activo más rentable, mientras que el 23% se decantó por las acciones estadounidenses, según la encuesta. Solo el 13% afirmó que el oro ofrecerá la mayor rentabilidad, y el 5% apuesta por los bonos. Si los gestores de fondos aciertan en su predicción, se revertiría lo que ha sido la estrategia más rentable durante años. Las acciones estadounidenses han superado a las internacionales en 13 de los últimos 15 años, según datos recopilados por Bloomberg.

A lo largo de 2025, esta mejora de rentabilidad fuera de EE UU es papable. El índice estadounidense S&P 500 lleva una revalorización del 4%, en línea con el Nasdaq Composite. Rentabilidades que contrastan con el 8% del EuroStoxx 50 o el 19,7% de la Bolsa alemana y el 20% del Ibex 35 español. Y mirando hacia Asia, con la subida anual del 21% del Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong.

La visión de los 190 gestores encuestados es realmente decepcionante en estos meses respecto a la inversión en Estados Unidos: un 31% de los inversores declaró estar infraponderado en el dólar estadounidense, la lectura más negativa en 20 años. Y un 36% dijo estar infraponderado en la renta variable estadounidense.

Las conclusiones de esta encuesta ya se traducen en datos. La gestora Amundi, la mayor de Europa, apunta a que en la Bolsa europea han entrado hasta mediados de este mes 40.000 millones de euros frente a los 10.000 millones que han recalado en las plazas estadounidenses. Buena parte de este dinero obedece a la repatriación de dinero por parte de inversores europeos que, aproximadamente tienen el 50% de sus carteras invertidas en el país presidido por Trump. Eso sí, apuntan a que esta tendencia de desinversión y vuelta a Europa continuará a lo largo del ejercicio después de los elevados volúmenes invertidos en los últimos años en Estados Unidos y por el buen comportamiento de la Bolsa europea en el primer semestre. Pese al rally europeo, el argumento de los precios más ajustados en Europa también pesa en la decisión.

En cuanto a la inversión en fondos tanto activos como ETF, los datos de Morningstar Direct apuntan en la misma dirección. Los fondos de gestión activa logran captaciones netas de 38.260 millones de euros en el año hasta el 30 de abril, frente a los 13.168 millones de euros de los de gestión pasiva. Esto supone que el patrimonio de los fondos europeos que invierten en Bolsa europea alcance los 1,2 billones de euros en su conjunto frente a los 1,17 billones de aquellos fondos registrados en Europa pero enfocados en renta variable de Estados Unidos.

También hay que considerar el tamaño de los mercados bursátiles europeos y estadounidenses. Los del Viejo Continente suman una capitalización que actualmente ronda los 15 billones de dólares, mientras que el estadounidense -en el que participan también compañías de todo el mundo- roza los 50 billones de dólares. Como dato que refleja el fenómeno de la concentración bursátil, las llamadas siete magníficas (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, Nvidia y Tesla) aún representan un tercio de la capitalización del mercado estadounidense.

La gestora M&G apunta a que reequilibrar la cartera desde EE UU en favor de aumentar la exposición a Europa o Asia podría adaptarse mejor al posible cambio secular en curso. “Vemos oportunidades en los semiconductores relacionados con la IA y en las acciones europeas que se beneficiarán del aumento del gasto en defensa e infraestructura. Si bien los mercados europeos han tenido un sólido rendimiento en lo que va de año, creemos que las valoraciones en muchas áreas siguen siendo atractivas”, indican. Y añaden: “si la volatilidad relacionada con la guerra comercial continúa, un país donde encontramos oportunidades es India. Más del 70% de los ingresos generados por las 200 empresas más grandes que cotizan en Bolsa en la India son nacionales”, concluyen.

Los analistas ven comportamientos erráticos que hasta ahora no se conocían. Ante las recientes hostilidades en Oriente Próximo, y a diferencia de anteriores crisis bélicas en la región, ni los bonos del Tesoro ni el dólar estadounidense se han fortalecido. Tampoco es habitual que el dólar y la renta variable estadounidense (S&P 500) caigan al mismo tiempo, como ha ocurrido este año. “Podríamos argumentar que, tras haber invertido billones de dólares en activos estadounidenses durante los últimos cinco años, los inversores internacionales están empezando a reequilibrar sus carteras. La renta variable estadounidense se ha mostrado volátil y la demanda de bonos del Tesoro ha sido débil, y al menos parte de esos flujos se han dirigido al oro, que ha seguido fortaleciéndose”, explica Peter Smith, director de inversiones en Federated Hermes. “En este contexto, nuestra opinión es que los inversores harían bien en seguir considerando oportunidades fuera de Estados Unidos. Europa, por ejemplo, tiene más palancas de estímulo monetario y fiscal de las que tirar para generar crecimiento económico. Esto, unido a unas valoraciones más atractivas, la mejora de las expectativas de beneficios y un dólar más débil supone una posible ruptura con el pasado. En nuestra opinión, la renta variable internacional parece más atractiva ahora que en cualquier otro momento de los últimos 10 años”, concluye el experto.

Por último, Niall Gallagher, Chris Legg y Chris Sellers, gestores de renta variable europea en Jupiter AM, ven posibilidades de que se produzca un cambio en el orden económico que podría beneficiar a la renta variable europea. “Aunque EE UU ha sido el mercado dominante en la renta variable global durante los últimos años, creemos que los cambios estructurales en el comercio, la asignación de capitales y las políticas del gobierno contribuyen a un trasvase hacia Europa que estaba pendiente desde hacía tiempo”. El impulso europeo a la transición energética y, sobre todo, la determinación de gastar más en defensa e infraestructuras -una apuesta especialmente ambiciosa en el caso de Alemania- son para los analistas factores diferenciales a favor de la Bolsa europea para los próximos años. Para Bank of America, hay un puñado de empresas alemanas que van a ser claras ganadoras del plan de inversiones en infraestructuras en Alemania, como son Siemens, Siemens Energy, Daimler Truck, Nordex, Klon o Jungheinrich.

Según explican los gestores de de Jupiter AM “nos gustan varios sectores de la región, como los valores de semiconductores y de fabricantes de equipos para semiconductores” ya que, tal y como explican, “estos valores están expuestos a la IA, la informática en la nube, a los vehículos eléctricos y a otras áreas de crecimiento y están baratos desde una perspectiva histórica y comparados con los Siete Magníficos”. “También manejamos una visión favorable sobre una selección de bancos europeos y un conjunto de empresas concretas que encontramos interesantes en construcción y materiales de construcción”, concluyen.

Los analistas del banco estadounidense Goldman Sachs en un reciente informe destacan las cualidades de Wall Street como un lugar seguro, de alta calidad, profundo y líquido para colocar capital. Ahora bien, “la renta variable estadounidense ha cotizado con una prima del 50% respecto al resto del mundo en los últimos años. Así que esa prima se va a reducir. Los motores de esa prima en los últimos años han sido el crecimiento y el aumento de los beneficios en los mercados estadounidenses. Pero también han sido el dólar y la falta de alternativas. Y estos dos últimos factores están empezando a cambiar con la debilidad del dólar y las alternativas ahora en Europa y Japón, que parecen realmente atractivas”, explican. Y concluyen: “China ha sido un mercado considerado casi imposible para invertir durante los últimos dos años. Eso está empezando a cambiar, tanto como consecuencia de un mejor crecimiento, debido a las reformas y aunque esperamos, algunas tensiones comerciales y arancelarias. Pero estamos viendo que se asignan dólares a ese mercado con la esperanza de ampliarlo”.

Por su parte, Dan Ivascyn, director de inversiones de la gestora Pimco confía en que el dólar seguirá siendo la moneda reserva durante los próximos años, aunque advierte que ya se esta produciendo una diversificación fuera del billete verde. “El dólar y otros activos de riesgo estadounidenses siguen siendo relativamente caros, por lo que creemos que, en los próximos años, podríamos asistir a una reversión del excepcionalismo estadounidense, con un rendimiento superior en los mercados desarrollados y emergentes”. Y también argumenta que “no estamos huyendo de los activos estadounidenses, pero, cuando tenemos flexibilidad para hacerlo, buscamos una diversificación prudente para reducir la volatilidad de la cartera y aumentar la rentabilidad para los clientes, tanto en el ámbito público como en el privado”, concluye.

El vuelco en la inversión desde Estados Unidos hacia otros mercados, especialmente Europa y Asia, ya se ha puesto en marcha. Un camino que busca lograr mayor rentabilidad para el ahorro y que podría prolongarse durante varios años. De momento, las cifras ya apuntan a los primeros trasvases, pero sin menospreciar la capacidad, tamaño e innovación de las compañías estadounidenses.