por qué nos pasa y las diferentes creencias

por qué nos pasa y las diferentes creencias

La muerte es la única certeza que comparten todos los seres humanos. A pesar de saberlo, en buena parte de la existencia se intenta olvidar o minimizar esta verdad que, cuando irrumpe en el pensamiento, puede provocar una conmoción emocional profunda.

Desde una perspectiva biológica, el miedo a la muerte se entiende ya que el ser humano está programado para vivir (instinto de vida). Pero el temor no es solo a la muerte física real, sino que alcanza, incluso, a la idea de morirse.

¿Es normal temer a la muerte? Sí, y en términos generales, puede resultar hasta cierto punto saludable, ya que hace consciente nuestra vulnerabilidad y empuja a cuidarse y buscar significados. La negación de la posibilidad de morir, por el contrario, puede generar conductas impulsivas, negadoras o autodestructivas. Pero cuando el miedo a morir se torna obsesivo, invade la vida cotidiana o genera parálisis, puede instalar un estado de temor o ansiedad casi permanente.

La muerte es parte del orden natural, y aceptarla permite enfocar la vida en aquello que sí podemos controlar.

Norberto AbdalaPsiquiatra

En consecuencia, buena parte de las acciones humanas están destinadas a evitar el pánico que genera la conciencia de la muerte. Así, se adoptan creencias religiosas, políticas o morales que dan la ilusión de permanencia o trascendencia.

Sin embargo, no todas las personas temen a la muerte del mismo modo. Existen individuos (religiosos, monjes budistas, sobrevivientes de enfermedades terminales) que afirman no tenerle miedo. ¿Será esto una negación sutil o una conquista emocional?

Algunos filósofos han propuesto activamente superar el temor. Epicuro argumentaba que no se debe temer a la muerte porque mientras se vive, ella no está presente; y cuando llega, ya no somos. Para el estoicismo, la muerte es parte del orden natural, y aceptarla permite enfocar la vida en aquello que sí podemos controlar: nuestro presente, conducta y decisiones.

En ciertas culturas -algunas comunidades indígenas o asiáticas- la muerte no representa un final absoluto, sino una transformación. Así, desde la infancia se enseña a convivir con la muerte como parte del ciclo vital, lo cual contrasta con las sociedades occidentales, donde la muerte se ha vuelto un tabú, algo innombrable y casi un fracaso de la medicina y de la vida misma.

En ciertas culturas, la muerte no representa un final absoluto, sino una transformación.

Norberto AbdalaPsiquiatra

Las religiones han ofrecido, desde siempre, una respuesta al miedo a la muerte, ya sea mediante la promesa de una vida eterna, la reencarnación o la unión con un todo trascendente. Para muchas personas, la fe no elimina por completo el temor, pero lo mitiga al sentirse parte de un orden mayor, confiado en que la muerte no es la aniquilación sino una transición.

No obstante, incluso fuera del ámbito religioso, algunas personas logran aceptar la muerte con serenidad. La clave, en estos casos, quizá sea haber encontrado un sentido personal a la vida. Cuando se ha amado, creado, compartido y se siente que la existencia tuvo un valor propio, la muerte se vive menos como una amenaza y más como una conclusión. La forma en que lo vivamos dependerá de la historia personal, las creencias y la capacidad de encontrar sentido a la vida.

El miedo a la muerte es entonces una emoción normal, pero no implica estar dominado por esa vivencia de manera continua.

Aprender a mirar la muerte de frente es quizás uno de los desafíos más profundos del ser humano. Pero también, una de las fuentes más potentes de sabiduría.