Azul Chiorazzo tenía apenas 12 años cuando ya brillaba en la gimnasia artística con cuatro medallas de oro en torneos sudamericanos. Pero una dura lesión en la columna la obligó a abandonar su pasión. Pero lo que parecía el final fue, en realidad, el comienzo de una nueva historia. Hoy, a los 19, integra la Selección Argentina de Saltos Ornamentales y se prepara para representar al país en el Panamericano 2025.
Estudiante de Nutrición en la Universidad Nacional de Lanús, Azul combina el deporte de alto rendimiento con su formación académica gracias al programa «Doble Carrera» que brinda la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Con una rutina exigente y un mensaje de superación, demuestra que la perseverancia puede más que cualquier obstáculo.
El nombre de Azul Chiorazzo ya sonaba fuerte en el mundo de la gimnasia artística cuando tenía 12 años. Nacida en Lanús, fue la primera gimnasta de Zona Sur en obtener una medalla sudamericana. Pero el futuro que parecía promisorio se quebró de golpe. Dos hernias de disco y la deshidratación de otros dos discos vertebrales la dejaron dos meses sin poder caminar. Los médicos fueron tajantes: debía abandonar toda actividad de impacto.
“Pensaba que se me terminaba el deporte”, recuerda Azul. El dolor físico fue acompañado por una sensación de vacío, de haber perdido de golpe su identidad como atleta. Sin embargo, encontró contención en su familia y poco a poco se animó a buscar nuevos rumbos. Comenzó a nadar, casi por terapia, pero enseguida esa disciplina recreativa despertó su espíritu competitivo. «Yo quiero estar en la selección», repetía, como un mantra, mientras todos creían que su carrera deportiva había quedado atrás.
Todo cambió cuando un profesor la invitó a una clínica en el CENARD de saltos ornamentales, un deporte que no conocía pero que pronto le resultó familiar gracias a su formación en gimnasia. El cuerpo aún recordaba cómo volar. Y Azul volvió a despegar.
Hoy, a sus 19 años, Azul es parte del seleccionado argentino de saltos ornamentales. Se entrena para competir en las pruebas de 1 y 3 metros en el Panamericano de Deportes Acuáticos 2025 en Medellín, donde buscará clasificar al Mundial de Singapur y a los Juegos Panamericanos Juniors de Asunción. Pero su vida no se agota en las piletas, también transita el tercer año de la carrera de Nutrición en la UNLa, universidad a la que llegó motivada su vocación por el cuidado de la salud.
Allí conoció el programa “Doble Carrera”, que le permitió equilibrar sus estudios con la exigencia del deporte profesional. “Es agotador, pero posible”, admite. Con cursadas por la mañana y entrenamientos en doble turno, su rutina está marcada por la disciplina. A días de viajar a Colombia, fue recibida por el rector Daniel Bozzani, quien destacó su esfuerzo como un ejemplo para toda la comunidad universitaria.
Azul aplica los contenidos de su carrera en su propia alimentación y entrenamiento. Sabe que la nutrición es clave en el rendimiento deportivo, pero también en la salud cotidiana. Y si bien el futuro le puede deparar nuevas metas, su presente ya inspira: “Siempre se puede, con disciplina, esfuerzo y dedicación. Y nunca hay que rendirse. Las segundas oportunidades existen”. En su caso, lo que parecía un final fue apenas un trampolín.