Una buena noticia en medio de la tormenta económica de EE UU, la guerra comercial por los aranceles y la caída de la bolsa: el IPC subió en febrero un 2,8% en tasa interanual, un resultado ligeramente mejor de lo previsto por los economistas. El de febrero fue el ritmo más lento en cuatro meses, lo que ofrece cierto alivio tras meses de estancamiento en la lucha contra la inflación. El índice S&P 500 de Wall Street subió más de un 1% en el arranque de la jornada, tras sesiones marcadas por la volatilidad. El imprevisible impacto que la imposición de aranceles pueda tener sobre el consumidor estadounidense aún no se ha notado.
El índice de precios al consumidor subió un 0,2% en tasa mensual tras el fuerte avance del 0,5% registrado en enero, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales publicados este miércoles. Si se excluyen las categorías de alimentos y energía, más volátiles, el llamado índice subyacente también aumentó un 0,2%, o un 3,1% interanual, menos que en enero. En alimentación, destaca especialmente el precio de los huevos, que subió un 10,4% en febrero, debido a que el brote de gripe aviar siguió contribuyendo a la escasez de huevos en todo el país. No obstante, la cifra es ligeramente inferior al aumento del 15% del mes anterior. Desde el año pasado, los precios de los huevos han subido un 58,8%.
La oficina informó que casi la mitad del aumento del índice general estuvo impulsado por la vivienda. Los precios subieron más lentamente en febrero, un 0,3% respecto a enero y un 4,2% respecto al año anterior. La vivienda es el mayor gasto mensual de la mayoría de los hogares, y es una categoría de inflación particularmente tenaz.
Es una señal positiva para la Reserva Federal, ante las señales preocupantes de desaceleración, incluidos los comentarios del presidente Donald Trump de que no descarta una recesión. De hecho, varias métricas siguen indicando que la inflación volvió a cobrar fuerza. Además, con los aranceles que está implementando el presidente, se espera que los precios suban en una variedad de artículos, desde alimentos hasta ropa, lo que pondrá a prueba la habitual fortaleza del consumo —ya ligeramente enfriada en enero— y de la economía en general.
En una intervención ante el Congreso la semana pasada, Trump describió el aumento de precios que se espera que causen los aranceles como “una pequeña perturbación” que la nación debería ser capaz de superar. Sin embargo, la incertidumbre en torno a su política comercial ha provocado un reciente colapso en los mercados bursátiles y ha reavivado los temores de recesión.
La Reserva Federal está esperando pacientemente a que haya más claridad sobre las acciones de la Administración y la trayectoria de la inflación, y se espera que los funcionarios mantengan las tasas sin cambio en la reunión de la próxima semana. Al mismo tiempo, las crecientes predicciones de recesión han alimentado las especulaciones de que los responsables políticos podrían recortar las tasas antes de lo previsto.