Real Madrid pasó al Atlético de Madrid tras una definición por penales con polémica por el supuesto doble toque de Julián Álvarez

Real Madrid pasó al Atlético de Madrid tras una definición por penales con polémica por el supuesto doble toque de Julián Álvarez

En Champions League, siempre Real Madrid. La historia se repite año tras año. Los de la Casa Blanca pueden avanzar de ronda regalando partidos memorables o después de juegos cargados de polémicas. Se hablará mucho en los próximos días del penal anulado a Julián Álvarez en la definición que terminó por caer para el lado de los dirigidos por Carlo Ancelotti por 4-2 luego de perder 1-0 en los 120 minutos. Al nacido en Calchín le cancelaron su gol (el segundo de la tanda) por un supuesto doble toque de balón. Las repeticiones dejan lugar para la duda, aunque la sensación es que Julián la tocó con la zurda antes de rematar alto con la derecha. El VAR canceló el tanto que culminó por ser clave en la serie, que encontró a Rudiger -el verdugo- y compañía festejando en el Metropolitano su pasaje a cuartos de final.

No protestaron ni los jugadores ni Diego Simeone, que pidió aplausos para sus dirigidos. Otra vez estuvo muy cerca el Atlético, pero no pudo con su bestia negra: Real Madrid se quedó con las seis eliminatorias que disputaron en la historia de la Champions. Cinco de ellas fueron con el Cholo en el banco.

A veces suele ser traicionero el fútbol. O indomable. Porque en pocos segundos se fue al tacho todo lo que pensaron durante horas y horas los entrenadores Carlo Ancelotti y Diego Simeone. El gol tempranero de Conor Gallagher, a los 27 segundos de la etapa inicial, modificó los planes de Atlético de Madrid y de Real Madrid. Se desmoronó el escenario ideal para la visita, ese que le aseguraba espacios para las corridas de Mbappé, Vinicius y Rodrygo gracias al 2-1 en el Santiago Bernabéu. Gran mérito de los locales, que en la primera jugada puso las cosas igualadas y se acomodó a jugar el partido que más le gusta: replegado y peleando cada una de las pelotas como si fuese la última. Contragolpeando, además, con la inteligencia de Griezmann, el aplomo de De Paul, las corridas de Simeone, la seguridad del uruguayo Giménez y el presente soñado de Julián Álvarez.

Virtud del Atleti, se dijo, el de golpear en la primera para sentirse sereno y dueño de la escena. En la manera de jugar del Cholito Giuliano se puede describir al equipo de su padre. El citado por Lionel Scaloni no deslumbra por su técnica, pero tiene tenacidad y disciplina táctica. También confianza y temperamento: antes de los veinte minutos ya había discutido con Mbappé, Vinicius y Bellingham; además barrió a Ancelotti al ir al piso a buscar una pelota. Fue risueña una imagen sobre el final de la etapa inicial: el local ganó un córner y el Cholo y el Cholito lo festejaron de la misma manera, intentando contagiar al público que llenó el Metropolitano.

Fue muy pobre lo del Madrid en los primeros 45 minutos; tal vez sintió demasiado el golpe de los 27 segundos. Nunca encontró ritmo para superar el 4-4-2 compacto y replegado del local. Atlético, en cambio, pudo generar peligro con los contragolpes. Tuvo dos Julián, una de zurda y otra de derecha, y en ambas Thibaut Courtois se quedó con el duelo.

Nadie arriesgó en el complemento y el andar del duelo fue aburrido. Siguió dejando mejores sensaciones el local por la actividad del Araña, que volvió a inquietar con disparos desde afuera.

Pero Real Madrid es el equipo más peligroso de la Champions e hirió en la única que tuvo para correr: Mbappé cabalgó y Lenglet lo bajó adentro del área. Penal sin discusión. Lo curioso fue que no fue el francés el ejecutor, sino Vinicius. El brasileño, que peleó más de lo que jugó, la mandó a las nubes en lo que será, seguramente, el peor penal de su carrera. Así, el tiempo suplementario fue inevitable.

Nada pasó en los 30 minutos extra. Casi no patearon al arco. Fue bueno el ingreso de Ángel Correa, quien casi anota un golazo en la primera que tocó.

El final fue a pura polémica. El VAR, a cargo del polaco Tomasz Kwiatkowski, avisó rápido del supuesto doble toque de Álvarez. La jugada finita se resolvió en pocos segundos. Era el empate y no lo fue. Vendrán ahora las mil cámaras, los zoom y las opiniones cruzadas. Porque así ganó el Madrid.