Incubus, el quinteto de rock alternativo nacido en la localidad de Calabasas, en la soleada California, vuelve a Buenos Aires para re-presentar su disco clásico Morning View de 2001, re-grabado recientemente.
El 1 de abril, el Movistar Arena de Villa Crespo recibirá a la banda de Brandon Boyd (voz), Mike Einzinger (guitarras), Nicole Row (flamante nueva bajista), DJ Kilmore (bandejas, teclados y samples) y José Pasillas (batería). Las entradas se consiguen en la web del recinto.
A pesar de haber surgido en la pujante escena del nu metal de finales de los años ’90, Incubus es un adorable bicho raro que -como tal- tiene un lugar poco definible en el panorama musical, sobre todo desde el mencionado disco, momento de quiebre hacia un rock más cancionero, pero de nervio presente y excelencia a nivel de composición y arreglos.
A medio camino entre el eclecticismo de Faith No More, la fuerza cardíaca y rocker de Pearl Jam, con un pie en el hip hop (al menos desde los aportes de su DJ) y una sorprendente solvencia para facturar melodías, la banda sostiene un camino en el que pasó de ser la gran cosa nueva a finales de los años ’90 -a base de canciones frenéticas que llevaban la locura de Primus a terrenos cancioneros y el saber estar de los Chili Peppers a océanos de adrenalina sónica total- a ser casi un acto de soft rock con sus numerosas baladas y el perfil entrañable de su cantante Brandon Boyd.
Lo mejor de Incubus es que, a pesar de las influencias mencionadas, el grupo logró dar forma a un universo propio en el que no sólo hay música, también hay arte plástico, surf, proyectos paralelos y un grupo de amigos que siguen en la ruta 34 años después.
Habla el baterista
José Pasillas es el baterista del grupo desde el día cero. Un personaje de perfil bajo, pero sobre el cual es imposible desviar la mirada cuando gobierna su batería en el escenario, estratégicamente ubicada de costado y relativamente centrada.

Pasillas es un baterista que hace confluir técnica y sentir de manera excepcional, su estilo es aparatoso y llamativo pero su tocada está sobrada de onda. La misma que muestra al acudir al llamado de Clarín desde un espacio que escenográficamente cumple con todas las expectativas: decenas de cascos y platos de batería decoran la habitación.
Como si fuera 1997, saluda amable y sonriente, con sus gafas de pasta y su gorra para atrás, ligeramente corrida al costado, luego de un frenético paso por el Festival de Viña del Mar, en Chile.
“Estamos de vuelta en casa -dice- y simplemente estamos ensayando, preparándonos para esta siguiente etapa en Sudamérica, por la que estamos muy emocionados. Acabamos de hacer un viaje muy rápido a Chile para tocar en un espectáculo rápido y loco”.
Y agrega: “Estuvimos en la televisión y fue bastante increíble. Luego volé de inmediato, así que ha sido una semana de locura, pero estamos preparándonos para hacer un set más largo, poniendo todo en orden aquí”.

-Hay una re visita al disco Morning View pero, creativamente, ¿dónde está Incubus en este momento?
-Hicimos algo de Morning View aquí en los Estados Unidos el verano pasado. Fueron solo diez shows y la pasamos muy bien, así que tenía sentido para nosotros hacerlo más a nivel nacional, que es lo que haremos a mitad de año, y luego también en otras partes del mundo. Para mí está muy bien. Me encanta tocar este disco.
Morning View es uno de mis recuerdos más preciados de hacer música y aparte las canciones siguen siendo emocionantes de tocar. Así que todos estamos ansiosos por eso. Acabamos de grabar un montón de música el año pasado, con lo cual tenemos un álbum en proceso y con suerte en algún momento de este año lo lanzaremos ya que todavía estamos programando y averiguando detalles.

-Tienen nuevo bajista desde 2023.
-Sí. Fue una etapa muy creativa, escribimos mucha música y este es nuestro primer proyecto con Nicole Row como nuestra bajista oficial. Fue increíble recibir su frescura la cual nos mantiene frescos y alerta a nosotros, ella fue una revelación realmente genial durante el pasado tour. Estamos muy emocionados por toda la música nueva, ya sabés, y por celebrar un disco clásico, también.
-Cada canción que grabamos es una canción independiente. Nunca hay una temática fija para nosotros. Simplemente estamos escribiendo música, ampliando nuestros límites, intentando reinventar lo que hacemos y divirtiéndonos con ello. Así que si algo no funciona o no cuadra, seguimos adelante. Y si algo sí, seguimos trabajando en eso hasta que está terminado, lo grabamos y seguimos adelante.
Esta música me emociona y creo que es fiel a lo que hacemos, no va a sonar como lo que acabamos de sacar o lo que hicimos en una época anterior. Será material nuevo y creativo.
Una reversión de un clásico
-La regrabación de “Morning View” tiene una especie de elemento rústico en su sonido, es más orgánico en comparación con la original. ¿Hubo una decisión artística para esto?
-Siempre quisimos hacer el 20° aniversario del disco y no pudimos debido al COVID. Así que terminamos haciendo un streaming en vivo y lo grabamos. En ese show se notó como un par de canciones tuvieron diferentes cambios a lo largo de los años. Allí surgió la pregunta: ¿deberíamos re grabarlo de la manera original? Fui muy firme en que no, porque la música evolucionó, hoy es diferente. Así que decidimos tocarlo como lo tocamos en vivo, ¿sabés?

Esa es una de las cosas geniales de la música, es que no importa lo que pongas en un disco, ella sigue viva a su manera, evolucionando y cambiando. Así que terminamos tocando todo como lo tocamos ahora y sonaba muy bien, era muy emocionante y decidimos volver a grabarlo. Lo aprovechamos como una oportunidad para mirar el disco desde esta idea de la regrabación y a todos les gustó, quedó muy colorido; nos lo pasamos muy bien tocándolo, así que tenía sentido para nosotros publicarlo.
-La banda cambió de bajista dos veces, una situación que te afecta directamente. ¿Qué extrañás de tocar con Ben y Alex, y qué es lo que más te gusta de tocar con Nicole?
-Todavía estoy en la primera banda en la que toqué, lo cual es muy raro de decir, porque la mayoría de los músicos de la banda tocaron en un montón de otras bandas e hicieron muchas otras cosas. En ese momento fue súper divertido, súper emocionante y luego, con el paso de los años, las cosas simplemente comenzaron a no sentirse bien, así que hicimos el cambio… ¡No sé hace cuánto tiempo fue eso…!
-Exacto. Ahí Ben entró en escena y estuvo con nosotros más tiempo que nuestro primer bajista. Ben es simplemente un músico fenomenal, un gran tipo y un músico increíble en todos los sentidos. Él lleva tocando la batería más tiempo que yo, así que puede tocar todos los instrumentos y cuando escuchás sus discos solistas -que tiene un montón- es él quien lo graba todo y lo mezcla todo.
Me encantó tocar con él. Era todo un reto. Fue realmente inspirador y pasamos 20 años muy buenos divirtiéndonos en el escenario y escribiendo música. Extraño mucho a Ben. Tenía que ocuparse de cuestiones personales en casa y está volviendo a escribir música, lo cual me encanta saber.
-Ahora, tener a Nicole en la banda fue lo mejor para nosotros, es sangre fresca. Y no te das cuenta de que eso tiene una ventaja hasta que sucede. Realmente no teníamos otra opción porque Ben decidió seguir adelante con su propia vida fuera de Incubus. Entonces, cuando conseguimos a Nicole, fue algo que cuajó muy rápido, se tomó un avión y tan pronto como hicimos algunos shows me sentí muy bien.
Nos tiramos al lado profundo de la pileta e hicimos un montón de shows y después de un par de meses de nuestra gira de verano, le dijimos “¿estás ocupada? ¿Estás ok para quedarte en la banda por un tiempo más? ¿Tal vez escribir algo de música?”. Dijo que sí. Su participación fue igual que con Ben, en plan “estos son los formatos básicos de las canciones, pero tocá lo que quieras”.
Rumbo al aniversario 30
Este año, 2025, marca el 30° aniversario del primer disco de la banda. Según José, “Comencé a tocar la batería cuando tenía más o menos 15 años y el padrastro de Mike tenía una batería que nunca tocaba, así que Mike la trajo un fin de semana a mi casa cuando mis padres se fueron unos días. Yo había estado escuchando y amando la batería durante un par de años antes de eso, pero nunca había tocado realmente. Empezamos a improvisar en mi casa por diversión y luego Mike dijo: ‘Conozco a este tipo, Alex, toca muy bien, deberíamos hacer un pequeño trío y tocar versiones’”.

Así empezó todo, dice. “A ellos les gustaba mucho Megadeth, Iron Maiden y muchas bandas más pesadas, Metallica, eso. Yo era skater, así que me gustaba mucho el punk, Bad Brains, Bad Religion y cosas alternativas como Firehose, pero tocábamos música solo por diversión y luego, un par de meses después, cuando empezamos nuestro décimo grado, éramos estudiantes de segundo año en la escuela secundaria y Brandon dijo, ‘Escuché que estaban tocando música. ¿Está bien si voy al ensayo a verlos?’. Dijimos que sí. A partir de ese momento, comenzamos a escribir nuestra propia música, música original”.
-Eso fue como en 1991. Estaba saliendo mucha música increíble en ese momento en lo que respecta al rock: Primus, los Chili Peppers, Soundgarden, Nirvana, todas estas bandas alternativas, 311… todos en su mejor momento. Estábamos cautivados por esos sonidos. Había mucha apertura dentro del rock. Todos nos introdujimos en eso y yo escuchaba un montón de otros tipos de música, también, todos en la banda escuchábamos diferentes géneros musicales. Así que nuestra música terminó siendo una especie de crisol de todo tipo de cosas”.
Juntaron todo lo que escuchaban.
-Sí, “Esta parte suena muy parecida a Korn, esta a Primus”, decíamos. De alguna manera lo tamizamos todo para convertirlo en un sabor propio. Pero sí, había un montón de música que nos influyó y realmente nos entusiasmó. Y tocábamos música juntos porque teníamos 15 años, estábamos aburridos, nos encantaba el skate y el surf y era una forma de “interactuar” con nuestros ídolos de la época. Disfrutábamos de la música sin pensar demasiado en el futuro.
Luego, poco a poco, empezamos a tocar en fiestas y luego en pequeños clubes y, de alguna manera, empezamos a crecer. Durante los primeros años, nos divertimos hasta cuando nos acercábamos a la graduación y nos dijimos: “¿Qué hacemos?”. Ahí nos lo tomamos más en serio y nos llevó tiempo, pero terminamos firmando con un sello y empezamos a hacer giras a nivel nacional e internacional, y aquí estamos 34 años después, todavía haciendo lo mismo, lo cual es absolutamente increíble y por supuesto estoy muy agradecido por ello.
-Sos de ascendencia latina. ¿Cómo influyó tu cultura familiar en tu forma de tocar?
-No sé si influyó directamente en mi forma de tocar de alguna manera en línea recta o de manera consciente, pero bueno, crecí aquí en el Valle de San Fernando, en las afueras del condado de Los Ángeles. Así que siempre tuve música a mi alrededor. Tengo una familia muy grande. Tengo muchas, muchas docenas de primos, muchos tíos y tías (lo dice en español) y pasar mucho tiempo con ellos en grandes grupos realmente me influyó en cuanto al sentido de comunidad y, por eso, creo que, más a nivel inconsciente, me influenció en cómo soy con mi banda.
Para mí, mi banda es como mi familia, son todo. En ese sentido, creo que definitivamente influyó en mí, pero musicalmente, escuché todo tipo de música, todos los géneros y eso, más que nada, me abrió los ojos a diferentes culturas, a diferentes músicas, y nuestra banda en general todos somos así. Por eso nuestra música es un poco de todo. No somos realmente algo definido. Ya sabés, decir que somos una banda de rock es como lo mejor que se puede hacer para ponernos en una categoría. Pero en Incubus escuchás todo tipo de cosas, influencias de jazz, influencias de rock, pero más a un nivel subconsciente el hecho de estar rodeado de una gran familia y de un entorno comunitario es realmente importante.