Las últimas vacas sagradas también fueron las primeras. O casi. Paul McCartney, Mick Jagger, Keith Richards, Bob Dylan. Todos conservan el pelo. No es un dato menor. Sting también. Ni hablar Iggy Pop. Ser un artista popular implica una buena dosis de narcisismo y ellos siguen estando. Enseñaron cómo ser jóvenes. Y cómo envejecer.
Con la vuelta de Oasis se empezó a hablar otra vez del negocio de lo “retro”. ¿Volver cuando en realidad nunca se fueron? Sería más apropiado decir el “negocio de la vigencia a través de los siglos”.
El rock está mayorcito. Es un movimiento cultural que tiene casi un siglo, con artistas que nacieron antes del desembarco en Normandía. No hay que fingir demencia. Mejor sorprenderse de estos señores, algunos con más de 80 años -o edades largamente jubilatorias-, llenando estadios y grabando música.
Pero al rock y al pop no les complace envejecer. Por eso Jagger se viste como se viste.
El 26 de abril llegan a la Argentina los Masters of Rock, con presencias realmente inquietantes. Gente que se escapa del Salón de la Fama para tomarse un avión y aterrizar bastante lejos. Scorpions, Judas Priest y Europe encabezan el cartel 2025.
El cantante de Scorpions, Klaus Meine, es un señor de 76 años que está recuperándose de una cirugía espinal. Rob Halford, el mítico líder de Judas Priest, viene luchado hace cuatro años contra un cáncer de próstata.
Además de agradecer a la vida -que le ha dado tanto- Rob, de 73 años, viene declarando más o menos lo mismo desde que fue acercándose a una edad indecorosa para el rock: “Estamos infringiendo la ley o viviendo después de medianoche, pero todo este rollo del heavy metal nos hace sentir bien, nos hace sentirnos todavía vitales haciendo lo que tanto nos gusta hacer”.
La nostalgia, un activo
Leonardo “Leo” Rodríguez, el histórico locutor de Aspen, se fue de la radio de clásicos después de 33 años. Ahora está en LN 104.9 + Música. Sabe del tema como pocos. “El fenómeno de la nostalgia es sin dudas un activo. Vas a ver a Paul McCartney y tenés nietos, padres, hijos. Es algo que atraviesa generaciones. Toto, cuando vino en los años ’90, llenó un Gran Rex (3.300 espectadores), y a duras penas. Encima tenía al cantante original. Vino Toto ahora y llenó un Movistar Arena (15 mil espectadores). Y Rod Stewart, un tipo de 80 años, ya tiene tres Movistar Arena sold out”.
Hablando de Toto, Fenix Entertainment fue la empresa que los trajo la última vez. ¿Qué calculo hacen los productores que invierten? ¿Cómo se piensa el negocio cuando entre el público original puede que haya abuelos? ¿Se piensa en trayectorias? ¿Se piensa en las edades de individuos que ya vivieron más que Domingo Faustino Sarmiento?
Parece ser el último gran secreto de la industria. La fórmula de la Coca Cola. Le preguntás a Grinbank y responde que ahora no puede contestar, que lo disculpemos pero está ocupado. Gustavo Pérez, de Fenix, dice al pasar que, cuando decidieron traer a Toto, lo hicieron porque es una “banda emblemática que funciona muy bien en este país”.
Y agregó: “Es una banda que nos habla de nostalgia. Un grupo de los ’80 que continúa vigente. No estamos pensando en un público de hijos en un caso como este. Es algo de culto. No es lo mismo que Rolling Stones o McCartney, donde uno contempla la posibilidad de ver un cuadro familiar”.

Rodríguez, el ex Aspen, nos cuenta que tuvo la chance de ver el último recital de la historia de Kiss en Nueva York. “Eso fue en diciembre 2023 en el Madison y no te puedo explicar la cantidad de chicos que había, todos maquillados como los integrantes de la banda. Chicos por todos lados. Parecía un parque de diversiones, no un show de rock…”
Las radios de clásicos se multiplican. El negocio es apelar al pasado del consumidor. “Aspen -dice él- se basa en acomodar lo viejo con lo nuevo. Siempre me acuerdo el caso de cuando presenté por primera vez a Bruno Mars: lo puse rodeado de Prince, Michael Jackson y James Brown. Así vas llevando a la gente. Todo artista pop de ahora, te guste o no te guste, tiene un vínculo con lo clásico. Agarrá el disco exitoso de Dua Lipa y tenés Madonna, tenés INXS, Nile Rodgers“.
Foreigner, con su vocalista original, Lou Gramm, se presentará en Buenos Aires el 8 de mayo en Tecnópolis. Vendrán con éxitos como Cold as Ice y I Want to Know What Love Is.

Cuando Gramm pise suelo criollo habrá cumplido 75 sufridos años: hace un tiempo lo operaron de un tumor cerebral y cuando volvió a cantar reconoció que le costaba recordar las canciones. “Era un tumor no canceroso, pero del tamaño de un huevo grande y estaba en mi lóbulo frontal. Tenía tentáculos envueltos alrededor de mi pituitaria y nervio óptico”.
Patología de la melancolía
Fabio Lacolla se hizo conocido como psicólogo del rock cuando publicó Estar en banda (Galerna). “El rock es un asunto de gente grande. Los grupos que aparecieron como Greta Van Fleet, por ejemplo, están demasiado inspirados en Led Zeppelin. Son iguales. De alguna forma, es como si la juventud estuviera parodiando al rock, mientras escucha otra cosa”.
En el libro, Lacolla entrevista a pacientes o potenciales pacientes, entre los que se encuentran Daniel Melingo, Juanchi Baleirón, de Los Pericos, Novellis, el cantante de La Mosca, Manuel Moretti, de Estelares, Lula Bertoldi, de Eruca Sativa, o Andrea Alvarez, ex percusionista de Soda Stereo. “Los rockeros que vienen del siglo pasado se cuidan. No es real que Keith Richards vaya por la vida con un Jack Daniel’s en la mano. El personaje no domina a la persona. Es una impostura que necesitan el mercado, el público, la discográfica y, tal vez, la obra”.
Estados Unidos organizó un concierto de músicos escapados de un geriátrico. Bajo el nombre de Desert Trip, hace casi una década, algunas de las mayores leyendas del rock se reunieron en un festival celebrado al sur de California. “Jamás coincidimos todos en el mismo lugar, en el mismo momento”. La frase que Keith Richards era la síntesis perfecta de la importancia de un encuentro que abría Bob Dylan, donde también tocaron los Rolling Stones, McCartney, Neil Young, The Who y Roger Waters.

“Ya lo dijo Simon Reynolds en su libro Retromania -aporta Lacolla-: esto de que las cosas pareciera que no terminan nunca. La nostalgia tiene un aspecto patológico que es la melancolía. Pero la nostalgia es el amor por el pasado y, por qué no, una forma de denostar la modernidad”.
El propio Jagger habló de cómo es salir de gira a los 80 años. “Al principio lleva un tiempo dominarlo. Hacen falta algunos shows para entrar en ritmo. Me encanta hacer esto, obviamente tenés que entrenar. Entrenar tu voz y tu cuerpo para sentirte cómodo en un escenario. Después está el público y eso es una ventaja: te da mucha más energía que si estuvieras ensayando”.
Su dieta es similar a la de un atleta de alta competencia. Se basa en panes integrales, papas, arroz, pollo, pescados. De desayuno, batidos con suplementos nutricionales y un trago de aceite de hígado de bacalao para la función cerebral.
Entre los músicos de esa generación, a Iggy Pop (77) y Keith Richards (81) los llaman “los indestructibles”. Richards interrumpe: “Perdón, él es mucho más indestructible. Ya no puedo seguir el ritmo de ese tipo”, declaró y contó, sin ruborizarse, un régimen fitness que envidiaría Angelina Jolie, impropio de un fulano que se aspiró las cenizas de su padre.

El rock geronte no conoce de límites. Bob Dylan vivió tanto que hasta mereció una película (en vida). Sobre todo este asunto, Rod Stewart se sinceró: “Mis días están contados, pero no tengo miedo. Todos tenemos que morir en algún momento”. Párrafo siguiente contó que está construyendo una pista de atletismo en su hogar en Essex. ¡¿Para?! Planea batir el récord mundial para una persona de 80 años en una carrera de 100 metros.
Técnicamente el rock argentino dejó de ser joven cuando tomamos conciencia de que los Illya Kuryaki and The Valderramas tienen 50 años. Willy Quiroga murió a los 84 años, a fines de 2024. Lo entrevistamos por haber sido el primer rockero argentino en cumplir 80 años. “Mi vida era como la de todos los del palo. Estás en el ambiente y tenés que conocer ciertas cosas, aunque no quieras. Además, yo llegué grande al rock and roll, a los 29, por eso estaba bien armado mentalmente. Obvio que jugué durante un tiempo con todas las boludeces que correspondían, pero la corté bastante rápido”.

Cuando el tiempo se vuelva difuso, McCartney y Mozart figurarán en la misma letra de algún Diccionario de la Música. Con un criterio nada contemporáneo, el ex beatle planteó la certeza de la vejez desde la perspectiva del rock y escribió When I´m sixty four, en 1967. Lo hizo seguramente imaginando su fecha de caducidad. Error de cálculo.
Ringo Starr (84), Paul McCartney (82), Bob Dylan (83), Brian Wilson (81), Jimmy Page (81), Roger Daltrey (81), Pete Townshend (79), Rod Stewart (80), Eric Clapton (79), Patti Smith (78), Chrissie Hynde (73), Iggy Pop (77), Robert Plant (76).