Angelina Jolie quiere retomar desde donde dejaron Warhol y Basquiat

Angelina Jolie quiere retomar desde donde dejaron Warhol y Basquiat


NUEVA YORK – Era sábado a la noche y, tras la fachada llena de grafitis de Atelier Jolie, su espacio creativo y galería del centro de la ciudad, Angelina Jolie conversaba con la artista Shirin Neshat.

Estudio de Nourry en Atelier Jolie. Foto: Clement Pascal para The New York Times.

Los temas eran apasionantes: la difícil situación de los refugiados, los derechos de la mujer, cómo arrancarle sentido al exilio y el valor del arte en todo ello. Jolie, etérea con un vestido color crema y una capita bordada, se mostró amable. “Estoy muy contenta de estar con todos ustedes”, dijo al medio centenar de invitados, y agregó que buscaba crear un sentido de comunidad para “seguir tratando de comprender formas de ayudar”. Para ella, ser artista era un medio de comunicación: “Quiero saber si ustedes sienten el mismo dolor”.

Jolie escuchó atentamente a Neshat, artista visual y cineasta iraní, una figura llamativa de ojos rasgados. “El arte no nace de la intuición”, dijo Neshat. “Tiene que surgir de la vida que uno ha llevado. Tiene que relacionarse con el mundo”.

En la recepción, personalidades como el músico Jon Batiste y la escritora Suleika Jaouad (su esposa), y Jack Harlow, rapero de éxito, conversaban en medio de las obras de arte. Una bailarina sufí vestida de carmesí daba vueltas entre paredes pintadas con grafitis.

Filántropa y objeto de fascinación

Y Jolie, actriz ganadora de un Oscar, filántropa y objeto de fascinación mundial, no era el centro de atención. Y así es como ella lo quiere. “Me gusta ver lo que hacen otros”, dijo. “Eso forma parte de mi creatividad”.

La chef Gladys Shahtou ayuda a Jolie a preparar sambuxa, un pastel relleno sudanés especiado. Foto: Clement Pascal para The New York Times.La chef Gladys Shahtou ayuda a Jolie a preparar sambuxa, un pastel relleno sudanés especiado. Foto: Clement Pascal para The New York Times.

Desde hace poco más de un año, se esfuerza por convertir Atelier Jolie en un centro de artistas y creadores… y de chefs, estudiantes y estrellas de Broadway. El edificio tiene un pedigrí artístico casi sin parangón: el número 57 de Great Jones St. fue propiedad de Andy Warhol y lo habitó Jean-Michel Basquiat, que tuvo allí su estudio hasta su muerte en 1988.

El sueño de Jolie era que el lugar volviera a ser un espacio cultural, un club lleno de inspirados creativos internacionales y también un imán para un público curioso que viniera a explorar, a tomar clases o a reponer fuerzas con una porción de tarta de naranja y almendras en el café de cocina internacional Eat Offbeat.

La cosa no funcionó de inmediato como ella había previsto. “Ha sido complicado”, declaró en una entrevista reciente. “Descubrí que esto era mucho de lo que no había que hacer”.

Su primera versión fue como estudio de moda pop-up para diseñadores visitantes, “porque creo que eso es lo que más le interesa al mundo”, explicó. “La gente se centra en la moda”.

“Pero”, añadió, “muy pronto tuve claro que ése no iba a ser mi amor”, en parte porque rechazaba el impacto ambiental del típico ciclo de la moda: contaminación del agua, emisiones de gases de efecto invernadero, consumo que alimenta vertederos. “No quiero decirle a la gente que tiene que comprar algo nuevo cada dos meses”.

Así que dio un giro, amplió su red y compartió el bien más escaso de Nueva York: los metros cuadrados. Gratis.

La artista multimedia francesa Prune Nourry, que ayudó a organizar el evento de Neshat como parte de una exposición llamada “Strand for Women”, se ha convertido en la artista residente del atelier, con un estudio en el primer piso donde espera esculpir obras a veces descomunales en los próximos dos años.

Atelier Jolie ocupa un edificio de dos plantas en el número 57 de Great Jones Street, en el Bajo Manhattan, donde Jean-Michel Basquiat tenía su estudio y pintaba en el loft del piso superior. Andy Warhol compró el edificio en la década de 1970.Credit...Amir Hamja/The New York TimesAtelier Jolie ocupa un edificio de dos plantas en el número 57 de Great Jones Street, en el Bajo Manhattan, donde Jean-Michel Basquiat tenía su estudio y pintaba en el loft del piso superior. Andy Warhol compró el edificio en la década de 1970.Credit…Amir Hamja/The New York Times

The Invisible Dog, un entrañable espacio artístico de 16 años de antigüedad, cuyo edificio original de varios pisos en Brooklyn está siendo remodelado, ha llegado como galería visitante. Nourry le presentó a Jolie a su fundador y curador, Lucien Zayan, que está trabajando con entusiasmo para programar exposiciones y crear una comunidad en su nuevo barrio de Manhattan. En la época Warhol-Basquiat, contó, el edificio también era un lugar de reunión: “Había una gran mesa común. La gente siempre venía y se ponía a conversar”, explicó. “Eso es exactamente lo que ella quería”.

En el caso de Jolie, una celebridad singular con fama de ser difícil de conocer -un misterio en una época en la que los famosos cuentan todo en las redes sociales-, poner en marcha un espacio público de reunión parecía una movida insólita. La actriz ha sido mucho más visible como defensora de otros, como enviada de alto nivel de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados. (Dejó el cargo en 2022, tras más de dos décadas.)

Crea conexiones

Pero en sus círculos, se la conoce como una persona que crea conexiones, que no duda en abrir su casa, ofrecer ayuda y aprender en forma individual; ha pintado, bailado y asistido a clases de serigrafía, fieltro y cocina en Atelier Jolie. “Quería un lugar donde pudiera estar con artistas locales”, dijo. Esperaba recrear el clima de un set de cine, dijo, especialmente uno con un equipo de personas llegadas de los rincones más remotos del mundo: “Podés sentir la sensación de tener un propósito común con otros”.

Mimi Plange, diseñadora neoyorquina, imparte regularmente clases de fieltro con aguja.  Foto: vía Atelier Jolie; Foto de Qori CamargoMimi Plange, diseñadora neoyorquina, imparte regularmente clases de fieltro con aguja. Foto: vía Atelier Jolie; Foto de Qori Camargo

En Nourry, Jolie ha encontrado a otra artista que busca crear comunidad. Con su fundación sin fines de lucro Catharsis Arts Foundation, Nourry ha programado charlas mensuales en el Atelier Jolie como parte de su residencia. La primera, con la Dra. Rita Charon, profesora de medicina y académica literaria de la Universidad de Columbia que creó el campo de la medicina narrativa, atrajo a otras mentes inquisitivas, como David Byrne. Los tópicos varían (este mes, Neshat habló sobre la liberación iraní), pero los temas son similares: si “el arte puede curar”, señaló Nourry.

Jolie dijo: “Es como una plataforma para debatir. No para dictar”.

Nourry, de 40 años, y Jolie, de 49, se conocieron hace casi una década a través de una amiga común, la cineasta Agnes Varda, después de que a Nourry le diagnosticaran cáncer de mama. Jolie, que perdió a su madre, a su abuela y a su tía a causa del cáncer, y que se sometió a una doble mastectomía preventiva en 2013, aconsejó a Nourry desde el principio. Y coprodujo el documental de Nourry de 2019, Serendipity, en el que Nourry hace un balance de su enfermedad a través de la creación artística. En la introducción a uno de los libros de Nourry, Jolie recuerda estar en su estudio de París, mirando su escultura de un pecho tallado en madera que se había partido durante la fabricación. “¿No es aún más lindo?”, le preguntó Nourry.

El luminoso espacio de Nourry en el Atelier Jolie (que alguna vez albergó la cama de Basquiat), está repleto de modelos anatómicos y libros de historia. En “Strand for Women”, personas de todo el mundo se cortan un poco de pelo en solidaridad con el movimiento #WomanLifeFreedom por los derechos de la mujer y la justicia. (Jolie donó algunas mechas con sus hijas.) Los mechones cuelgan en el sótano del Atelier Jolie, debajo de lo que parece un minivestido hecho de pelo de la artista iraní alemana Homa Emamy, parte de una exposición presentada aquí con la ayuda de The Invisible Dog.

La colaboración es el hilo conductor: “Esa es la norma: no podés venir sólo por vos mismo”, dijo Jolie. “Tenés que entrar y también dar apoyo a otros artistas”.

A través de Eat Offbeat, Nourry organizó una “cena arqueológica” con un chef afgano que preparó una comida tradicional cubierta de barro. “Todo el mundo tenía un martillito, como un arqueólogo, y tenía que romper el barro para llegar al plato”, explicó Nourry. Era una referencia a los antiguos monumentos budistas, fuente de orgullo nacional, que fueron destruidos por los talibanes en 2001, y a los budas esculpidos por Nourry.

Jolie con Prune Nourry, la artista residente, en su estudio del segundo piso. Nourry organiza cenas y charlas en el taller. La colaboración es el hilo conductor: "Ésa es la norma: no puedes venir sólo por ti mismo", dice Jolie. "Tienes que entrar y también estar ahí para los demás artistas ". Foto: Clement Pascal para The New York Times.Jolie con Prune Nourry, la artista residente, en su estudio del segundo piso. Nourry organiza cenas y charlas en el taller. La colaboración es el hilo conductor: “Ésa es la norma: no puedes venir sólo por ti mismo”, dice Jolie. “Tienes que entrar y también estar ahí para los demás artistas “. Foto: Clement Pascal para The New York Times.

Una antigua fábrica

Atelier Jolie apenas ocupa una quinta parte de los 2.800 metros cuadrados de The Invisible Dog, una organización sin fines de lucro que abrió sus puertas en 2009 en una antigua fábrica. Pero Zayan dijo que él y Jolie, desde su primera conversación, imaginaron el mismo proyecto conceptual que incorporaba la performance, veía el comer allí como una forma de discurso cultural y daba a los artistas acceso al estudio. “Cuando creás obras en el espacio, la diferencia es enorme”, dijo, “porque dejás el espíritu, el alma, en el espacio. No es sólo colgar obras de arte”.

Atelier Jolie, empresa de utilidad pública con fines de lucro cuyo objetivo es el bien social, no cobra alquiler alguno a The Invisible Dog por su residencia de un año. En Brooklyn, la galería necesitaba 500.000 dólares anuales “sólo por abrir la puerta”, dijo Zayan, y organizaba periódicamente eventos para recaudar fondos. Ahora, las donaciones permiten financiar directamente las obras. “Nos va bien y estamos construyendo un nuevo modelo”, dijo Jolie sobre las perspectivas financieras de Atelier Jolie, que tiene un contrato de alquiler del edificio por ocho años.

Zayan pretende convertirlo en un destino para el centro de la ciudad y más allá, como lo fue The Invisible Dog en el barrio de Boerum Hill, en Brooklyn. Y Jolie se ha mostrado muy dispuesta a colaborar. Ambos se comunican casi a diario. “Cuando le envías un correo electrónico, nunca sabés dónde está, en qué franja horaria, pero te contesta de inmediato. Está muy involucrada”.

La moda ya no ocupa un lugar tan central en el atelier, pero Jolie igual le concedió un tiempo en el estudio a Zarif, una marca creada por artesanos de Kabul (Afganistán). Con su fundadora, Zolaykha Sherzad, Jolie diseñó una colección cápsula de chaquetas y capas bordadas, como la que lució en la charla de Neshat. Jolie ofreció el atelier “como plataforma para destacar el trabajo artesanal, su talento, su resistencia”, dijo Sherzad de su equipo de tejedores y sastres afganos.

La artista Shirin Neshat, en el centro, en conversación con Jolie y el moderador Claude Grunitzky. "El arte no nace de la intuición", dijo Neshat. "Tiene que venir de la vida que has llevado ". Foto: Argenis ApolinarioLa artista Shirin Neshat, en el centro, en conversación con Jolie y el moderador Claude Grunitzky. “El arte no nace de la intuición”, dijo Neshat. “Tiene que venir de la vida que has llevado “. Foto: Argenis Apolinario

Aunque el cine sigue ocupando gran parte de la vida de Jolie, últimamente pasa más tiempo en Nueva York para la galería y como productora de The Outsiders, un musical de Broadway que ganó un Tony. Los miembros del elenco visitan el atelier y la ayudan a pensar de qué manera puede servir el espacio a los jóvenes artistas. “Lo emocionante es ver cómo se unen todos esos mundos”, dijo la actriz.

A Jolie le encantó el edificio bajo y lleno de grafitis (donde hace poco funcionaba un restaurante) cuando lo vio por primera vez en 2023 con una de sus hijas. “No me interesaba estar en el Upper East Side”, dijo, explicando por qué buscó los barrios del centro de la ciudad por los que había pasado a los 20 años, mientras estudiaba cine en la Universidad de Nueva York. Pero, dijo, “también me intimidaba la historia”. Se puso en contacto con las hermanas de Basquiat, que le dieron su bendición al atelier y asisten a los eventos.

El estudio de arquitectura Bonetti Kozerski, que diseñó la sede central de la Pace Gallery en Chelsea, supervisó la remodelación, que conservó las paredes cubiertas de grafitis de Al Diaz, creador de la etiqueta SAMO© con Basquiat. Los primeros cómics de Basquiat también siguen pegados allí: un portal a otro legado neoyorquino. La fachada cambia constantemente, en tanto los grafiteros siguen dejando sus homenajes.

Debería ser accesible

En conversaciones mantenidas este mes, Jolie parecía frustrada por el hecho de que el atelier fuera visto como otra boutique exclusiva del downtown. “El acto de crear debería ser accesible a todos”, dijo.

“Es lo que necesito como artista”, agregó. “Es lo que quiero para mis hijos: que conozcan a otras personas y descubran y se conecten y compartan y jueguen”.

El vanguardista Valerj Pobega, que tuvo una residencia temprana, pintando una de sus prendas. Foto: vía Atelier Jolie; Foto de Qori CamargoEl vanguardista Valerj Pobega, que tuvo una residencia temprana, pintando una de sus prendas. Foto: vía Atelier Jolie; Foto de Qori Camargo

Hablaba desde la habitación de un hotel de Manhattan; el departamento que compró a los 20 años está habitado ahora por uno de sus hijos y es un lugar donde pueden parar sus cinco hermanos. Mamá es bienvenida, a veces. “El otro día le dije que iba a pasar por ahí y me dijo: ‘¿Me das un día para limpiar?’ Pensé: ‘Te lo agradezco, deberías limpiar para tu madre’. Pero también: ‘¿Qué tan malo es?’”. Se rió, y pude vislumbrar a la Jolie menos seria que conocen los amigos.

“Siempre que veo a Angie en la vida diaria, le encanta sentarse con un grupo de personas, sean quienes sean, y sentirse parte de esa comunidad”, dijo Giles Duley, fotógrafo y chef británico que conoció a Jolie a través de su trabajo en la ONU.

El verano pasado, Duley, que perdió ambas piernas y un brazo por el estallido de un artefacto explosivo en Afganistán en 2011, expuso en el Atelier Jolie sus imágenes de minas terrestres sin explotar. “Di una charla allí, y la gente se sentaba en el piso y se acurrucaba al lado de las mesas y las sillas”, contó. “No es un lugar con aires de grandeza”.

En el evento con Neshat -el Día Internacional de la Mujer-, Jolie respondió las preguntas de estudiantes de secundaria del Bronx y saludó a artistas de Oriente Medio y Europa. Su amigo Mustafa, un músico sudanés canadiense de 28 años, trajo como invitada a Harlow, la rapera. Quedó maravillado cuando Jolie se dirigió al público. “Ésa no es ella en su papel más cómodo”, confió Mustafa, quien añadió que Jolie se colocó allí para destacar el trabajo de quienes la rodeaban.

Zolaykha Sherzad, creadora de Zarif, una marca que trabaja con artesanos de Kabul, ojeando la colección cápsula que diseñó con Jolie.  Foto: Clement Pascal para The New York Times.Zolaykha Sherzad, creadora de Zarif, una marca que trabaja con artesanos de Kabul, ojeando la colección cápsula que diseñó con Jolie. Foto: Clement Pascal para The New York Times.

Mientras Jolie recorría las salas de su galería con una taza de té, se detuvo a contemplar la insólita escena. “A veces pienso: ¿qué estamos haciendo?”, dijo. Un grupo de mujeres se había ubicado a su lado, deseosas de hablar de arte y activismo. “Y después pienso que no, que esto lo es todo”.

© The New York Times / Traducción: Elisa Carnelli