Mientras las imágenes en blanco y negro muestran artículos de diarios con una noticia aterradora, se escucha la voz en off de un hombre que dice: “Yo sé la verdad. Me la contó mi madre el día que falleció mi padre. Es una verdad dura, aterradora e incómoda. No todo el mundo entiende que la cuente, incluso los de mi propia sangre”. Con esa contundencia comienza el documental Los Galindos. Toda la verdad, que se emite por Flow.
La miniserie, de cuatro episodios de una hora, pone el dedo en una herida que aún sigue viva en España: el quíntuple asesinato cometido en julio de 1975 -algunos meses antes de la muerte de Franco- en una finca en Paradas, un pequeño municipio de la provincia de Sevilla. La historia en la que se basan los episodios surgió del libro El crimen de Los Galindos: toda la verdad, de Juan Mateo Fernández de Córdoba, hijo del propietario de la finca -un marqués español- donde murieron empleados y sus esposas.
Para reconstruir los hechos, la serie recurre a las fuentes más calificadas: agentes judiciales, catedráticos de medicina legal, policía científica, grafólogos, periodistas, jueces y un largo etcétera, que se complementa con viñetas de ficción, entrevistas de la época y material de archivo. El propio Fernández de Córdoba es uno de los personajes centrales.
Los episodios, uno a uno, buscan desentrañar principalmente quién hizo lo que hizo y por qué. Algo que parece difícil de lograr cuando pasaron 49 años, se destruyeron pruebas y cometieron errores groseros de investigación. El principal problema de Los Galindos. Toda la verdad no es la imposibilidad de llegar a “la” verdad, sino que intenta hacerlo por un camino sin matices, repetitivo en sus recursos y tedioso en la forma de narrar.
Con un formato clásico de documental de entrevistados sentados a cámara en plano medio o primer plano, la serie presenta los hechos con la voz formal de un locutor. Y con una guitarra flamenca que en lugar de potenciar la tensión de la historia la vuelve repetitiva.
En ningún momento, los realizadores se preocupan por presentar a los personajes ni intentar un acercamiento a ellos. Sí se detienen en todos los detalles de la investigación, en los resquemores que despertó el caso en el pueblo, en el abolengo del dueño de la finca y en las teorías absurdas que se tejieron a lo largo de los años, como que fue obra de extraterrestres.
Además de los indicios criminalísticos, en otros momentos los entrevistados sencillamente terminan con conclusiones del estilo de “eso no consta en el sumario” o “son historias que a mí me llegan a lo largo del tiempo…”.
Pasaron casi 50 años de misterio desde el crimen de Los Galindos, uno de los grandes casos de la historia criminal de España. Pedirle a la serie que eche luz sobre lo que pasó es demasiado, teniendo en cuenta que el crimen prescribió en 1995 sin que nadie fuera juzgado.
Pero sí se espera algo más que una estructura errática y personajes sin una mínima profundidad psicológica. Así no hay historia ni crimen que mantenga a alguien cuatro horas frente a una pantalla.
Documental Protagonistas: Víctor Clavijo, Jordi Minguella y Susana López Villegas Creadora: Pepa Sánchez-Biezma, basada en el libro “El crimen de Los Galindos: Toda la verdad”, de Juan Mateo Fernández de Córdoba Emisión: Cuatro capítulos de una hora, por Flow.