Donald Trump ha cortado, al menos de momento, la escalada. El presidente de Estados Unidos había respondido hasta ahora a cada represalia decidida por China a sus aranceles, en un juego de la gallina en el que nadie se mostraba dispuesto a frenar antes de despeñarse. Ahora, Trump parece plantarse con los aranceles que ya ha impuesto y tender la mano al diálogo, según se desprende de sus palabras de este viernes por la noche en el Air Force One, el avión presidencial. El presidente insiste en que está en una posición muy fuerte para negociar, pero esta semana ha dejado en evidencia que no es así.
Trump puso aranceles a China del 10% primero y del 20%, después, a los que Pekín respondió con tasas a ciertos productos. Luego, empezó la escalada de los mal llamados aranceles recíprocos. Además del 20% inicial, Estados Unidos impuso un 34% y el presidente de China, Xi Jinping, respondió con la misma moneda. Trump enfureció y los elevó al 84% y tuvo su réplica exacta. De nuevo, el estadounidense arremetió contra Pekín y elevó sus aranceles al 125% (145% contando los aranceles por el fentanilo). Xi no solo igualó ese 125%, sino que su Gobierno dijo que la política comercial de Trump es “un chiste”. Y Trump no respondió.
Durante el día, prefirió tuitear sobre el horario de verano y de invierno, un asunto sobre el que cambia de posición casi tanto como sobre los aranceles, sobre Rusia o sobre su acoso a las firmas de abogados. Nada con respecto a China y un mensaje intrascendente sobre la guerra comercial: “Estamos haciéndolo muy bien con nuestra POLÍTICA DE ARANCELES. ¡¡¡Muy emocionante para Estados Unidos y el mundo!!! Está avanzando rápidamente”, tuiteó.
Por la noche, en el Air Force One, los periodistas le preguntaron si quería negociar con China o se sentía cómodo con los aranceles. “Sinceramente, ahora me siento muy cómodo, pero siempre me he llevado bien con el presidente Xi, teníamos una buena relación, muy buena, y creo que va a salir algo positivo”, contestó, tendiendo una vez más la mano a un diálogo que no se produce.
Luego le plantearon específicamente si iba a responder al último movimiento de Xi y se salió por la tangente, declinando contestar. “China es un país muy grande, un gran país, un líder muy bueno, un líder muy inteligente. Es una forma diferente de liderazgo. Es una forma diferente de gobierno, pero ciertamente lo son. Esto debería haberse hecho, lo que he hecho deberían haberlo hecho los presidentes anteriores durante muchos, muchos años que permitieron que esto sucediera” dijo.
Que Trump se haya plantado no garantiza nada. En cualquier momento, puede cambiar de opinión, tomar nuevas medidas o aprobar aranceles adicionales. Ese es parte del problema de Estados Unidos en la actualidad. Se ha convertido en un país poco fiable y seguro. “Solían decir que se necesita una generación para hacer crecer un bosque y una hora para quemarlo”, dijo este viernes el exsecretario del Tesoro Larry Summers, que ha sido muy crítico con las medidas de Trump. “La situación no está bajo control. Los riesgos financieros siguen con nosotros”, señaló incluso después de la tregua parcial decretada por Trump. “Es trágico ver a Estados Unidos siguiendo los enfoques políticos y los patrones de mercado de una república bananera”, señaló también esta semana.
Aranceles disuasorios
En todo caso, ¿qué nivel de aranceles entre Estados Unidos y China es suficientemente disuasorio? Los actuales ya amenazan con congelar los intercambios de bienes entre las dos primeras economías del mundo. Salvo para contados casos, tasas del 145% (o superiores en algunos productos) como las que ha impuesto Estados Unidos a China o del 125% con las que ha respondido Pekín (que ya tomó represalias por el 20% inicial) hacen que el intercambio de bienes entre ambos países no tenga sentido. Tesla, por ejemplo, ha dejado de admitir en China pedidos para los modelos que fabrica solo en Estados Unidos. Amazon ha cancelado pedidos a China. Apple ha puesto la mirada en India como alternativa de suministro.
Estados Unidos importó de China bienes por importe de 438.947 millones de dólares en 2024, pero solo exportó al país asiático mercancías por 143.546 millones, con lo que el déficit comercial fue de 295.402 millones. Trump tiene una concepción equivocada del comercio internacional, en la que el país que más le vende al otro, gana, y el otro, pierde. Lo cierto es que con frecuencia los intercambios comerciales son beneficiosos, en distinto grado, para unos y otros. Estados Unidos recibe bienes vitales de China que no pueden ser sustituidos a corto plazo o fabricados en el país a un coste que no sea prohibitivo. En la guerra comercial, lo previsible es que ambos salgan perdiendo.
El pesimismo de los ciudadanos se ha disparado. El índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan cayó en abril hasta niveles inferiores a los de la Gran Recesión que siguió a la crisis financiera de 2008, según los datos preliminares publicados este viernes. Las expectativas de inflación, mientras, se han disparado a su nivel más alto desde 1981.
Esos datos no parecen hacer mucha mella en Donald Trump: “Somos muy fuertes. Estamos ganando miles de millones de dólares al día. Estábamos perdiendo miles de millones de dólares al día. Esto es en un período de dos semanas. Estamos ganando miles de millones de dólares al día. China ahora está perdiendo miles de millones de dólares, y no quiero que pierdan dinero, pero están perdiendo miles de millones, y nosotros estamos ganando miles de millones. Lo he cambiado”. No quedó claro a qué se refiere con ese perder y ganar. En algunos días, Trump ha sugerido que el Tesoro está recaudando 2.000 millones diarios con sus aranceles, pero las cifras oficiales no llegan ni a la décima parte.
Trump restó importancia en el Air Force One en el papel que tuvo el mercado de bonos en torcerle el brazo y hacerle rectificar y se refirió engañosamente a los mercados en un día en que tanto el dólar como los títulos del Tesoro cayeron con fuerza. “Creo que el dólar es tremendo. Va a ser más fuerte que nunca. Los mercados de bonos suben. Tuvo un pequeño momento, pero resolví ese problema muy rápidamente. Muy rápido. Soy muy bueno en esas cosas. Lo resolví muy rápido. No sabía que lo había resuelto tan bien”, dijo, pese a la evidencia en sentido contrario.