hoy son “un privilegio” y hay polémica por el cobro de un plus por cumpleañero extra

hoy son “un privilegio” y hay polémica por el cobro de un plus por cumpleañero extra


Contar con el presupuesto de poder festejar un cumpleaños infantil en un pelotero es, por sobre todas las cosas, tener el privilegio de delegar una tarea compleja que, de lo contrario, generaría un intenso trabajo y un innegable estrés. Disponer de esa chance permite que la familia del cumpleañero se desentienda de casi todo lo que tiene que ver con la organización… que es un montón.

Eso sí: lo que eriza la piel son los montos que pueden pedir los salones. Celebrar un cumpleaños infantil en Capital, para 20 niños puede estar entre $ 300.000. con un menú básico, hasta $ 2.000.000 con todos los chiches. En Provincia el precio puede bajar entre un 30 y un 40 por ciento.

“La mecánica es como ir a alquilar un departamento: ¿un dos ambientes en Palermo te va a salir más caro o más barato que otro en Pompeya? Si yo te ofrezco mobiliario de Tiffany, luces de boliche, DJ y vos brindás un espacio al que se llega por escalera, con sillas de plástico y música de la compu, ¿qué pretendés, que se cobre igual?”, ilustra Diego Mizraji, dueño de Yolola, un salón ubicado en Villa Crespo.

Como el abanico de valores es tan amplio, el costo de un cumpleaños infantil en un salón es una incógnita aún más grande que lo que puede valer el dólar a fin de año en la Argentina. Dependerá de una docena de factores, pero el promedio de un festejo para 20 niños puede oscilar entre 450 y 600 mil pesos, con consumición incluida. Algo similar a lo que saldrían cinco noches en un hotel tres estrellas en La Pedrera o un pasaje a Río de Janeiro.

Poder hacer un cumpleaños en un pelotero alivia la organización a las familias, pero resultan un esfuerzo en la economía familiar.

Después de la pandemia se acentuó una modalidad que era más esporádica: compartir la fiesta con otro cumpleañero de aula. “Antes no se estilaba tanto como sucede ahora y se entiende por la coyuntura país, se busca abaratar las costos como sea y de donde sea, y los salones nos vamos reinventando para poder cubrir las expectativas de nuestros clientes”, dice Marcelo, encargado de Mr. Groovy, ubicado en el barrio de Almagro.

El formato de fusionar cumples propició que la mayoría de los salones, no todos, cobraran un plus, como un impuesto, a pesar de que se hace con la misma cantidad de invitados. “Es por un tema comercial, no me parece un aspecto relevante. Se cobra un adicional porque nosotros estamos acostumbrados a organizar eventos individuales y en estos casos hay que desdoblarlo, por eso cobramos $ 35.000 por el servicio del otro cumpleaños. Es así, son los tiempos que corren”, afirma Marcelo.

Mizraji, dueño de Yolola, opina sobre el tema que produce un debate. “Al principio cuando teníamos dos cumpleaños en el mismo evento no lo cobrábamos, pero como empezó a ser reiterado el tema y decidimos poner un monto simbólico. Hoy cuesta $ 18.000 el segundo cumpleaños y ante un eventual tercero cobramos $27.000. La excusa por la que se decidió cobrar es tonta, pero fue la que hizo torcer el brazo: el salón se estaba perdiendo de organizar una o dos fiestas más”.

Va cobrando temperatura la discusión. “Para mí es una avivada del lugar, porque ya es mucho el dinero que uno tiene que gastar por sólo dos horas en un lugar que no tiene más trabajo por sumar un cumpleañero”, aporta Gabriela Mansilla, madre de dos hijos de 6 y 8 años. “A mí me pasó en dos lugares que me quisieron cobrar el adicional y me fui ofendida”. Mansilla reconoce que la fiesta de cumpleaños infantil es un tema familiar espinoso “a tal punto que decidimos reducir las vacaciones en la costa para tener más margen”.

La modalidad de fusionar cumpleaños provocó que la mayoría de los salones cobren un adicional, que puede ir de los 20 mil hasta los 100 mil pesos.La modalidad de fusionar cumpleaños provocó que la mayoría de los salones cobren un adicional, que puede ir de los 20 mil hasta los 100 mil pesos.

Hace una semana pagaron el 30 por ciento en el salón La Máquina de Jugar, en Barrio Norte, para congelar el precio total de un evento que recién será a fines de junio. “Casi 80 días antes, ¿podés creer?”, dice la mamá entre aliviada y molesta. “Pagamos un adelanto de $ 180.000 y nos restan unos $ 400.000 más. Por suerte lo vamos a festejar con un amiguito y no sólo dividimos gastos, sino que no nos cobran el curro al cumpleañero extra”.

Desde el pelotero La Máquina de Jugar entienden que dos cumpleaños no producen gastos extra. “Somos conscientes del esfuerzo que hace la familia y comprendemos la necesidad de que puedan complementarse dos festejos. Cada vez más seguido sucede, en los últimos dos años es una forma repetida de festejar”, dice Nicolás, encargado del lugar. “En caso de un tercer cumpleaños, ahí sí lo cobramos y está en el orden de los $ 100.000. ¿Por qué? Porque ahí sí creemos que nos quita el poder organizar una fiesta más”.

Festejar en un salón un cumpleaños infantil siempre fue un gasto importante, pero en los últimos tiempos, entre la inflación y el paso de la pandemia, que dejó un tendal de salones cerrados, se transformó casi en un lujo. Y como no hay una cámara que los regule, los salones ofrecen un abanico de precios tan amplio (y alto) como variado, a partir de los interminables asteriscos que pueden modificar el precio de base.

Animaciones, magia, clownes, cada actividad que se realice en el festejo incrementa el monto. Animaciones, magia, clownes, cada actividad que se realice en el festejo incrementa el monto.

“Hay catorce cámaras en el país que representan a los salones de fiestas, pero en Buenos Aires no hay una entidad que los nuclee, es difícil que se arme. ¿Por qué? Por varios motivos, pero uno de ellos es por cuestiones políticas”, dice Majo Oliva, Presidente de la Cámara de Salones de la provincia de Córdoba.

“El de los salones es un rubro individualista, donde prima el sálvese quien pueda. Nosotros como cámara no podemos influir en el mercado, aunque sí podemos sugerir y nos parece que cobrar más de un 10 por ciento del monto total por un cumpleañero más es una estupidez. Pero hay abusos como en todos las áreas”, agrega.

En La Casona de los Bajitos un cumpleaños para 20 niños con dos animadores, y diez adultos con una camarera se está cobrando $ 690.000 de precio de base. Y el cumpleañero extra, $ 100.000 más. “Siempre lo cobramos y lo tuvimos que aumentar y bajar la cantidad de festejantes, porque en cualquier momento venía el grado entero. Han llegado a ser 8 y la verdad es que es un abuso hacia nuestro trabajo”, hace saber Marina, encargada del lugar ubicado en Almagro. “Sólo bonifico cuando son mellizos, porque sale todo de la misma familia y los padres no tienen la culpa de tener que hacer dos fiestas a la vez”.

Convencida de que así debe ser, Marina afirma que “el presupuesto está armado para un cumpleañero y sus invitados. Es la política que manejo desde hace 32 años. No me fijo en el resto de los salones, los que me conocen saben lo que cobro, lo que vendo y lo que hago. En La Casona de los Bajitos hacemos personalizada la fiesta de principio a fin, desde los disfraces hasta la ambientación incluida sin cargo. Y si son más de uno, le cantamos un cumpleaños por vez a cada cumpleañero y atendemos a cada madre y cada familia como si fueran únicas“.

“Me sobran los motivos para cobrar el cumpleañero extra y repito que no tengo idea qué ofrecen y qué venden otros salones –concluye Marina–. Sé qué ofrezco yo, que es mucho: lo mío es el detalle, desde la invitación virtual que la diseñamos en función de cada cumpleañeros, hasta el detalle de dividir la comida entre todos, preparar las bolsitas de los cumpleañeros para que se lleven sus regalos y más, muchas cosas más”

En el salón Roots, en Barracas, la semana pasada festejaron 3 chicos y las familias pudieron dividir el costo de los $ 450.000 que costó la fiesta.En el salón Roots, en Barracas, la semana pasada festejaron 3 chicos y las familias pudieron dividir el costo de los $ 450.000 que costó la fiesta.

Todo lo contrario es el parecer de Silvana Marcoccia, cabeza de Roots, en Barracas. “A mí no me cambia en nada si los que soplan las velitas son uno, dos, tres o cuatro. ¿En qué me modifica, si son los mismos invitados? A mí me vienen a buscar para resolver problemas, no para poner obstáculos. La semana pasada, justamente, hubo un cumple donde celebraron tres chicos que cumplieron diez años y estuvo bárbaro y las tres familias me recomendaron con otros posibles clientes. Es todo ganancia”.

Silvana cobró por los tres cumpleaños unos $ 450.000 en todo concepto. “Ese es mi presupuesto, no pienso que me perdí 900.000 por los otros dos cumples adicionales. No me pongo en modelo de nada, pero yo pienso en el contexto actual y tengo en cuenta el bolsillo de la gente. Yo ofrezco servicio y calidad, llevo muchos años organizando eventos y tengo claro que quien me busca para un evento, quiero que vuelva o me recomiende… No lo quiero espantar, ni tampoco pretendo salvarme desplumando a las familias“.

La dueña de Roots dice no estar exenta de la dura realidad económica. “Es de mal gusto pedir un adicional por cumpleañero. Si a mí no me mueve la aguja, ¿por qué voy a sacar ventaja? La verdad es que me da vergüenza, porque se trata de una ventaja deliberada. Yo te paso presupuesto para uno, dos, tres cumpleaños y te voy a atender como los dioses igual”.

Las diez madres consultadas están convencidas de dos cosas: “El salón resuelve y permite que las mamis dejen de laburar como esclavas: que las invitaciones, la animación, la torta, la comida, la piñata, la bolsita con el souvenir, es interminable y agotador”. Pero también “que los salones siempre costaron una moneda, pero se podía acceder; hoy son un privilegio para cada vez menos familias”, afirma Lucía Zylber, emprendedora, madre de dos niños y vocera del grupo.

“Cuando vas a averiguar el precio del pelotero, te dicen uno de arranque y cuando escuchás el monto final se te ponen los pelos de punta, porque dependerá del menú (si son pizzas, panchos o patitas de pollo), de la animación, la magia, el maquillaje, las bolas de boliche… Y ahora te agregan el cumpleañero extra, como que nada es suficiente. Es too much“. expresa Lucía.