Cuando tras ese putt de menos de un metro, la pelota entró en el hoyo y lo hizo pasar a la posteridad, Rory McIlroy tiró el palo por los aires y lloró varios minutos arrodillado sobre el césped del green del hoyo 18. Y cuando finalmente se levantó, se fundió en un fuerte abrazo con Harry Diamond, quien cargó su bolsa y fue su compañero y consejero en las cuatro jornadas de competencia en el Augusta National. Diamond es, igual, mucho más que un caddie para el norirlandés, que el domingo ganó por primera vez el Masters, cortó una sequía de once años en Majors y completó el Grand Slam en su carrera. Es su mejor amigo, la persona que ha estado a su lado toda su vida. Y por eso, el número dos del mundo le dedicó el título que tanto se hizo desear.
“Hemos tenido tantos buenos momentos juntos. Poder compartir esto con él después de todas las oportunidades perdidas que hemos tenido, toda la basura que ha tenido que soportar de personas que no saben nada sobre el juego… Sí, este es tanto suyo como mío”, afirmó McIlroy.
La historia de Rory y Harry arrancó hace casi treinta años. Se conocieron cuando el ganador de cinco Majors tenía siete años, en un green de práctica en el Holywood Golf Club de Irlanda del Norte. La pasión de ambos por este deporte hizo nacer una amistad que perduró con el tiempo. Compartieron muchas jornadas en los campos de golf, porque Diamond fue un destacado amateur y llegó a representar a su país en algunas competencias. Pero mientras McIlroy dio luego el salto al profesionalismo, su amigo siguió otro camino y comenzó a trabajar en el negocio inmobiliario de su familia. El vínculo, igual, nunca se rompió. Al contrario, se fue haciendo cada vez más fuerte.
En 2017, tras cerrar su primera temporada sin victorias desde 2008, Rory se dio cuenta que necesitaba un cambio para recuperar su mejor versión. Decidió separarse de su caddie JP Fitzgerald, con el que había conquistado sus primeros cuatro “grandes”. Y llamó a Harry -que había sido padrino de su boda con Erica Stoll ese mismo año- para pedirle que fuera su nuevo socio dentro de la cancha.
Como caddie, el trabajo de Diamond consiste en apoyar y aconsejar a McIlroy durante los torneos y ayudarlo a tomar decisiones estratégicas en cuestión de distancias, dirección del viento, selección de palos y lectura de los putts. Y sus primeros años acompañando al ex número 1 no fueron sencillos porque con cada mala actuación o con cada título que se le escapaba a la dupla, llovían las críticas. Que era demasiado tranquilo -aún hoy, poco se sabe de su vida personal-, que no hablaba mucho, que no tomaba las decisiones adecuadas, que si Rory quería volver a ganar un Major tenía que buscar alguien nuevo que cargara su bolsa…
Capturing the grand slam on the grandest stage!
Rory McIlroy has won the Masters 🏆
— PGA TOUR (@PGATOUR) April 13, 2025
McIlroy se mantuvo firme y nunca dejó de defender a su amigo, como ocurrió en el US Open del año pasado, cuando muchos culparon a Diamond de su colapso en la última ronda, en la que lideraba con -8 a falta de cuatro hoyos, pero hizo tres bogeys en el tramo final y resignó sus chances de gritar campeón.
“Es injusto. Sólo porque Harry no es tan vocal o ruidoso con sus palabras como otros caddies no significa que él no dice nada y que no hace nada. Sólo deseo que estos tipos que critican cuando las cosas no van como yo quiero, nunca digan nada bueno cuando las cosas sí van como yo quiero”, afirmó.
Y meses más tarde, tras ganar el DP World Tour Championship y la Race to Dubai en el cierre de la temporada del circuito europeo, aseguró: “Quiero destacar a Harry, ha estado conmigo en cada paso del camino durante los últimos siete años. Es un caddie increíble y el mejor amigo que podría pedir”.
Pese a las juicios negativos, la dupla consiguió muchos logros. Lleva ganados 22 títulos, 16 de ellos en el tour estadounidense y seis en el europeo, además de las FedEx Cup de 2019 y 2022 y tres Race to Dubai (2022, 2023, 2024). Y esos grandes resultados llegaron con grandes bolsas de premios para ambos.
Es que más allá de la relación personal, ser caddie es un trabajo para Diamond, que además de un sueldo recibe un porcentaje de los premios en dinero que cosecha McIlroy.
Aunque los valores reales no son públicos, el consenso en el golf profesional masculino es que esa cifra varía entre el 5 y el 10 por ciento, dependiendo de que tan alto termine el jugador en la tabla. Por ganar el Masters, por ejemplo, McIlroy se llevó 4,2 millones de dólares, de los que unos 420 mil habrían sido para Diamond.
Con siete torneos disputados -entre los que suma tres victorias, en el Pebble Beach Pro Am, The Players y Augusta, y otros tres top 10-, McIlroy lleva ganados casi 13,7 millones de dólares, de los que su caddie habría recibido algo más de 1,3 millones. Un monto que llega a unos 1,5 millones si se le suma el sueldo semanal. Pero hay algo que tiene más valor para ellos dos que los títulos y los premios.
“Yo soy hijo único y Harry ha sido como mi hermano mayor durante buena parte de mi vida. Somos muy cercanos. Me encanta que lleve mi bolsa”, contó Rory. “No podría pensar en nadie mejor con quien compartir esta victoria en el Masters que con él. Él es una parte fundamental de todo lo que he logrado”.