Hay que ser generoso para ser productor de TV. Las luces van detrás de las estrellas que aparecen en pantalla. Ellos, vocacionales, disfrutan de vivir detrás de escena. Y no sólo ese atributo. Se necesita creatividad, personalidad, olfato y rapidez de pensamiento para ser el líder de un programa. Son la cabeza que piensa en silencio. O la voz en off, el cerebro detrás del formato, el que más habla aunque no todos puedan escuchar. En estos tiempos modernos no sólo coordinan la convivencia de los talentos; además deben enlazar la emisión en vivo, el contenido multiplataforma y qué recorte buscará ser viral en las redes sociales, dominantes hoy en día. En ese rol preponderante se luce Eugenio Sosa, multifacético por formación y también por el upgrade que significó en su carrera radicarse hace algunos años en Estados Unidos.
Se lo verá, o se lo sentirá al oído en realidad, liderando la cobertura de las elecciones presidenciales para Infobae Miami, supervisando la logística de producción y la ejecución editorial. O será el productor ejecutivo de Informe Leo, un formato dedicado a mostrar el día a día y el estilo de vida de Messi en su desafío final en el Inter de Beckham. Se ve: en su trabajo puede haber información general y deporte, cada vez más presente en la agenda de la audiencia mundial. Entonces, podrá coordinar eventos deportivos de Concacaf Champions Cup y ser jurado de los premios Emmy Awards, Telly Awards, Promax North America Awards y Collision Awards. Un buen líder debe saber adaptarse a las distintas canchas en las que debe jugar.
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Hay un largo recorrido de Eugenio Sosa para hoy lucir la cinta de capitán de equipos, para continuar con la analogía futbolera. A los 42 años vive una etapa de maduración, con el enfoque personal para olfatear periodísticamente por saber qué les interesa saber a los votantes de Estados Unidos o por dónde debe ir un programa de debate deportivo. Su formación fue en la Argentina, en Torneos, la empresa líder en transmisiones de fútbol y fuente creativa de decenas de programas que dominaron la agenda del país, resultó determinante para esa versatilidad. En 2007, días en los que aún no había Twitter ni Instagram, nació 90 Minutos de Fútbol. En las primeras emisiones del buque insignia de la señal, Sosa no era la cabeza del equipo sino que acompañaba desde un lugar complementario. Receptivo, con capacidad para escuchar e incorporar conceptos, se transformó en una esponja de conocimientos.
Fueron 7 años a puro vértigo, hasta convertirse en el pensamiento paralelo de los talentos del programa. Y no sólo pasó el tiempo. Fue parte de un equipo que transformó un programa clásico, que mezclaba información con entrevistas, en el gran show de debate y entretenimiento de los mediodías del país. El éxito fue tal, que la gente de otros lugares de Sudamérica empezó a seguirlos aunque no hablaran de sus clubes. A nivel mediático, también otros canales buscaron replicar de algún modo el formato. Aunque como los buenos equipos de fútbol, había una idea y jugadores determinantes para llevar adelante el plan. Tanto, que en el 2020 el mismísimo ESPN, el líder mundial en deportes, decidió contratar el formato íntegro: todo el equipo periodístico y la totalidad de la producción. En el debut, el bautismo fue un saludo de Messi, quien suele ser un seguidor más desde el lugar donde esté jugando. Toda una bendición.
Fueron años de tormentas de ideas, de debates ardientes delante y detrás de escena. De adaptarse a la evolución de la TV e intentar llegar primero a la meta. Allí, como buen productor, hizo convivir dos situaciones: la calidad del envío y el número del rating. Fue una preparación intensa. Hoy Sosa puede ser el director del podcast Circo Beach, conducido por Mónica Ayos y Diego Olivera, dos estrellas de los medios hace 20 años. Tal vez porque antes vivió en ese universo estelar con Sebastián Vignolo, el carismático conductor de F90 (así convirtió su nombre al cambiar de pantalla); o con Oscar Ruggeri, el ex compañero de Maradona cuando fueron campeones en México 86, un defensor central que se reseteó al punto de ser uno de los personajes más convocantes de los medios. Sus palabras, sean de fútbol o sobre política, rebotan en cuestión de segundos en los portales más importantes.
Fue un máster para un productor que debió manejarse frío en un ambiente caliente. La emisión en vivo no da una segunda oportunidad para el error. Ruggeri puede salir con una definición futbolera, como puede retar a un jugador en una entrevista porque no se va a dormir temprano, como corresponde para un profesional. Es capaz de defender a un entrenador cuestionado o contar con su estilo histriónico el día que fue testigo en un crematorio y generar la carcajada viral de todo el mundo. Hay que manejar variantes para conducir un equipo así, que también tuvo y tiene a periodistas consagrados del nivel de Enrique Macaya Márquez, el Chavo Fucks, Daniel Arcucci, el Cholo Sottile, Federido Bulos, el Cai Aimar, Titi Fernández y cronistas de los clubes más grandes. Con Sosa también llegó al panel Morena Beltrán, una de las apariciones más rutilantes de los últimos tiempos y, con veintipico de años, la primera mujer en ser parte del elenco estable de 90. O sea: convivencia full entre distintos estilos y hasta diferentes generaciones. Un cóctel tan explosivo como exitoso.
Sosa, el cerebro detrás del éxito, aparecía aunque no lo vieran. El propio Ruggeri le dio vida en pantalla, donde él casi nunca quiso aparecer. Puede cambiar con el correr de los años, pero el productor de años -el más artesanal en su formación- suele disfrutar más de mirar su producto y no de que lo vean dentro de él. Pero Ruggeri suele romper cualquier formato establecido. Cuando lo escuchaba por la famosa cucaracha, muchas veces azuzando desde afuera el debate, incitando a un enfrentamiento necesario, solía responderle al aire. Con la particularidad que deformaba su nombre. “Sí, me fui de Boca a River porque no pagaban. ¿Ahora entendés?”, lanzaba mirando hacia arriba. Ya como parte de un acting, el resto le preguntaba a quién le hablaba cuando se daban situaciones así. “A Uge, el productor. Que me está diciendo pa pa pá en el oído”, respondía. Y todos estallaban de la risa.
Ese también es un punto de su conducción. Los programas, los envíos, y hasta los cortes para redes sociales tienen un clima. Hay que encontrarlo para que funcione. Así, había una tensión distinta cuando se hablaba al aire con Maradona, o cuando decidían romper un huevo de pascuas al aire simulando cabecear en el área rival. Lo entendieron los periodistas, el público y los protagonistas. Otra virtud de esa producción fue tener invitados top. Así, pasaron por los famosos sillones el Kun Agüero, Lionel Scaloni, Marcelo Gallardo, Gabriel Batistuta, Claudio Paul Caniggia y el que quisieran. Todos quieren estar porque es el programa que miran en sus casas. La unión es tal entre los personajes televisivos y los futbolistas, que con Sosa a la cabeza se llegó a organizar un partido de fútbol entre ellos para cerrar el año. Entonces, se iba al predio Messi, donde se entrena la Selección campeona del mundo, y aparecían los periodistas del programa mezclados con monstruos como Javier Zanetti o Juan Sebastián Verón. Años después, fue fuente de inspiración para varios formatos de streaming que siguieron la tendencia del partido de fútbol televisado y explotado con cortes virales.
Su currículum, que sumó un par de pantallas de power point desde que se asentó en Miami, tiene coberturas desde las Copas del Mundo de 2006 hasta la consagratoria en 2022, Copas América siguiendo la evolución al estrellato de Messi, finales de Mundial de Clubes con equipos argentinos. Además, cuenta con dos Martín Fierro, el premio más importante para la industria televisiva en Argentina. Para ratificar que no fue casualidad del Jurado, subió al escenario con su magnífico equipo en 2018 y 2019. “Proactivo, organizado y responsable, con buenas relaciones interpersonales”, se define Sosa en su carta de presentación ya internacional. Sabe educar los egos de los vestuarios, una convivencia en las alturas que sucede en todos los ámbitos. Aun desde el disfrute de sus propios compañeros, fuentes de inspiración para su propio equipo.
“Fue un sueño trabajar con tantos personajes consagrados. A veces me parece normal porque hay una convivencia, un trato diario, almuerzos, asados, pero no deja de ser un flash. Todos vienen contentos a trabajar y eso es único en cualquier país del mundo”, relata orgulloso. Es parte de un trabajo para que convivan los distintos perfiles que deben componer un gran show. Debe hacer lucir al verborrágico, al políticamente correcto, al pensante, al disruptivo, al perfil más juvenil, al ex jugador y el otrora entrenador. Lo logró y lo logra en sus nuevas experiencias a partir del bagaje de tantos años perfeccionando su rol de productor. A veces es más difícil crecer en el éxito que en el fracaso, porque ganar puede marear. Pero siempre buscó nuevos desafíos, formas diferentes de comunicar. Y entendiendo que los medios cambian a la misma velocidad que el control remoto o un botón en el iphone.
“La evolución ha sido impresionante. Pasamos de un modelo de transmisión lineal a una experiencia completamente interactiva y multiplataforma. Hoy los espectadores no sólo consumen contenido en vivo, sino que buscan análisis, datos en tiempo real y participación activa a través de las redes sociales. Como productor, el desafío es integrar estas dinámicas y ofrecer una experiencia más completa y personalizada para las audiencias”, dice Sosa entendiendo el nuevo mapa de la comunicación. Sabiendo, además, las diferencias entre los países donde se desarrolló. “Argentina tiene una de las industrias de producción deportiva más exigentes y creativas del mundo. Trabajar allá me dio una base sólida en cuanto a narrativa, análisis y ritmo de emisión. En Estados Unidos, el enfoque es más estructurado y con un alto nivel tecnológico. Poder fusionar los dos estilos me ha permitido crear contenidos que resuenan tanto en audiencias hispanas como en el público anglosajón”, cierra el productor y ratifica qué sabe en qué superficie juega.
Saber adaptarse es un atributo relevante del productor. Es ser generoso, también, con su equipo y con su público.
Firma: Lucas Valenzuela