Frano Mastantuno tiene 17 años y 8 meses. Y a pesar de su corta edad, es el futbolista que se pone la mochila en las espaldas para conducir en el campo de juego un plantel de refuerzos millonarios. Una vez más, el chico de Azul fue la figura de un River que no funciona colectivamente y que cada vez más depende de su joya. Ante Talleres, el equipo del Muñeco fue Mastantuono y 10 más.
No es el primer partido en el que el zurdo cuyo DNI todavía no marca la mayoría de edad se pone al hombro al conjunto de la banda roja. Las pide todas, encara, hace jugar, amaga, gambetea, engancha, presiona, retrocede, se asocia, va por afuera, también por adentro, intenta tirar paredes, intenta. Y cuando no le sale, vuelve a intentar. Los números también avalaron el desempeño de Mastan ante el conjunto cordobés. Fue el primero en tiros totales (7), en gambetas (8), en faltas recibidas (4), en duelos ganados (13) y en toques de pelota (82).
Ahora bien, ¿cómo es que un chico de apenas 17 años sea el faro en un plantel que –según estimaciones del sitio Transfermarkt- cotiza en más de 120 millones de dólares y por el cual se hicieron inversiones de más de 50 millones de dólares entre los dos últimos mercados de pases?
Es fútbol. Y los billetes o los pergaminos muchas veces no cuentan a la hora de salir a la cancha. Por más que haya jugadores de renombre, de jerarquía, con experiencia en Europa, campeones del mundo, la actualidad pesa y en un deporte cada vez más súper profesionalizado, se nota. Entonces, los jóvenes pueden sacar ventaja. Y más si se trata de un diamante como Mastantuono.
Foto: EFE
El pibe de Azul, que de chico también jugaba al tenis, no solo tiene talento, sino también carácter y personalidad. Y esas son características fundamentales para jugar en la Primera de River y bancarse los diferentes momentos. Tan fuerte es lo que está generando en el campo de juego que incluso muchos hinchas de River lo comparan con Lamine Yamal, la joya del Barcelona y dicen que Mastan “es el Yamal nuestro”.
Mastantuono es una joya a la que todavía hay que pulir, claro. Y ese trabajo se va haciendo de a poco, como le gusta hacerlo a Marcelo Gallardo, sin apurar a los más chicos, e ir capacitándolos con el tiempo. Quizás por eso, tras el triunfo ante Atlético Tucumán hace un mes, cuando el pibe de 17 años fue también figura, haya bajado los decibeles en cuanto a la conducción del chico.
“No estoy de acuerdo con que él haya manejado el equipo. Él jugó en equipo, el equipo lo sostuvo y él funcionó muy bien dentro del equipo. Pero, es verdad, tiene 17 años, todavía sigue teniendo un mundo por delante y mucho por seguir aprendiendo. Porque a los 17 uno no sabe todo, sino que está aprendiendo y dentro de ese aprendizaje se puede equivocar tranquilamente, y se va a equivocar y va a tomar malas decisiones seguramente, va a seguir tomando malas decisiones, pero en un contexto donde el equipo lo acompañe también es mucho más favorable, para él y para todos”, remarcó Gallardo.
De todos modos, la realidad va más rápido que lo que el Muñeco pretende. Porque Mastantuono está dando pasos grandes partido a partido. Y el problema que tiene es que el equipo no lo está acompañando. Si lo hiciera, seguramente el joven se luciría mucho más todavía. Así y todo, se destaca igual.
En aquel partido contra los tucumanos, Mastantuono también ligó un reproche del Muñeco en cerca del final del encuentro. “Dale o te saco, eh… ¿Te saco? ¿Te cambio ahora? ¡Dale!”, se le escuchó gritarle al zurdo
Las cámaras de ESPN captaron el tenso momento que vivió Marcelo Gallardo con el juvenil Mastantuono durante el River vs. Atlético Tucumán, muy similar a lo que sucedió entre Fernando Gago y Zeballos.
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— Salta Hoy (@SaltaHoyOficial) March 10, 2025
El reto, de todas maneras, se pareció a una manera que Gallardo tiene de relacionarse con ese estilo de jugadores con los que se siente identificados y con los que tiene más bien un trato casi paternal. Esos futbolistas creadores, habilidosos y que le hacen acordar a sus tiempos de jugador, son algunos con los que el Muñeco tiene una devoción. Sucedió lo mismo con Pisculichi, con Juanfer Quintero y ahora también le está pasando con Mastantuono. Basta recordar los gritos hacia el colombiano cuando le decía “¡hacete cargo!”.
La diferencia, en este caso, es que Gallardo no quiere que Mastantuono se haga cargo, sino que siga aprendiendo. El problema es que el funcionamiento no aparece como para que sea el equipo el que sostenga la estructura y esté por encima de las individualidades.
Aunque sea un chico, el zurdo tiene una madurez anormal para alguien de su categoría. Lo muestra en el campo de juego, pero también afuera, con declaraciones que dan cuenta de que el pibe tiene muy en claro lo que representa el escudo que tiene en el pecho y la exigencia de River.
“Es un privilegio que esté en el plantel de Primera y sé que hay momentos en los que determinados futbolistas pueden tomar continuidad y hay otros en los que tienen que ir sumando y aprendiendo”, declaró hace poco. Y agregó: “Nunca tuve en la cabeza los récords y demás. Trato de estar tranquilo. Tengo un entorno fuera del fútbol que me hace muy bien, que me mantiene calmado y me hace sentir seguro. Que me hace sentir ese Franco que soy en la vida personal. Uno no se tiene que confundir. No me baso en lo que dice la gente ni en lo que digan los medios sino en lo que el técnico decide. Y si para Marcelo (Gallardo) en su momento yo no tenía que jugar, es porque tenía razón”,

Foto: Maxi Failla
Con respecto al futuro, Gallardo no quiere que pase lo mismo que con el Diablito Echeverri, que se fue rápidamente al Manchester City antes de completar su proceso de maduración. Por eso, el oriundo de Merlo quiere tener a Mastantuono hasta al menos mediados de 2026, según pudo saber Clarín. En ese sentido, se espera que durante el 2025 en el club busquen renovar el vínculo del jugador, que se extiende hasta fines del ‘26 con una cláusula de 45 millones de euros que se eleva a los 50 millones de la misma moneda los últimos 10 días de cada ventana.
Al fin y al cabo, el Muñeco ve en Mastantuono un joven de su época. Como, él, el chico de Azul también debutó en Primera a los 17 años. Y es de esos futbolistas que a pesar de la corta edad Se muestran con la madurez necesaria como para ser hacerse cargo de un equipo de tantas figuras como lo es River.