¿En qué quedó el acuerdo Estudiantes-Gillett?

¿En qué quedó el acuerdo Estudiantes-Gillett?

Aprovechando que esta noche juegan Boca-Estudiantes, es buen momento para preguntarse en qué quedó el acuerdo entre Estudiantes y Foster Gillett. Hasta donde sé, creo que puso 15 millones de dólares por Cristian Medina, 4 millones por Facundo Farías, y 5 millones como 50% del préstamo que prometió al club. Y si en la frase anterior usé las palabras “hasta donde sé” y “creo”, es porque toda la relación entre Estudiantes y el fondo de inversión es oscura, opaca, poco transparente. ¿15 millones por un jugador del montón como Medina? ¿Por qué? ¿Cómo piensan recuperar la inversión de ese monto exorbitante? ¿Lo van a vender en 20/25 millones? Suena difícil. Aunque tal vez lo importante no sea recuperar la cifra sino poner a circular en blanco ese dinero. Tampoco lo sé. O tal vez, en una estrategia más política, no tengan problema en ir, al principio, a pérdida, para luego quedarse con toda o mucho de la torta. Tampoco lo sé. Sé, sí, que curiosamente (o no tanto) del tema dejó de hablarse. Quedó todo flotando ahí, sin definirse y fuera de la agenda de discusión del ambiente futbolero. Verón, por supuesto, no convocó a la asamblea de socios que había mencionado (en el que se iba a jugar algo así como su futuro y el futuro del club), y todo tiene olor a fracaso. Fracaso, o más bien papelón y maltrato al jugador, como él mismo declaró, también fue el caso de la venta de Valentín Gómez de Vélez al Udinese de Italia, a través también de Foster Gillett. Es decir, fracaso, o al menos, fracaso hasta ahora, fue la entrada de Foster Gillet al futbol argentino. ¿Significa esto que el tema está terminado? Eso sería desconocer los modos de funcionamiento, aprietes, negocios y estrategias de personajes como Milei y Macri, entre otros. Más todo el apoyo que tienen en el mundo del fútbol, como los Kun Agüero, Tevez, Palermo, Dibu Martínez, etc, etc., etc. (y Messi, ¿qué piensa? ¿Lo sabemos?) más buena parte de los medios hegemónicos, entrenados (por no decir otra palabra que me comprometería) para saber cuándo hablar y cuándo callar (como ahora), qué temas mostrar y cuáles ocultar (hay que entender que buena parte del periodismo –deportivo, pero también político– no trabaja de decir, como se supondría, sino de lo contrario, de no decir).

El fracaso, hasta ahora, de Foster Gillett hay que tomarlo como el primer escarceo (un round perdido por ellos) de una batalla mucho más larga que tiene como finalidad la privatización de los clubes y del fútbol argentino. Los Macri y etc. no van a abandonar tan rápidamente. No lo hicieron nunca en ninguna otra rama de sus negocios, no lo van a hacer ahora. Como decíamos, del tema, por ahora, dejó de hablarse, pero sigue sobrevolando en estado latente, listo para reaparecer en cualquier momento. El escenario, para los que nos oponemos a la privatización del fútbol, no es fácil. Enfrente se encuentra el poder concentrado de la Argentina y sus lazos con el capital financiero global, en su pata futbolera. Hay que seguir de cerca la discusión. Pese a todo, el final está abierto.