Simone Biles fue una de las grandes estrellas de París 2024, evento que marcó su regreso al escenario olímpico luego de la dura experiencia de Tokio 2020, cuando decidió retirarse a mitad de la competencia para cuidar su salud mental, aquejada por los “twisties”. En la capital francesa, ganó tres medallas de oro y una de plata, disfrutó como hacía años no lo hacía y, aunque también mostró su lado más humano, dejó claro que todavía tenía talento, energía y ganas para brillar en el más alto nivel. Y ni bien cerró su paso por el Bercy Arena, muchos empezaron a imaginarla en Los Ángeles 2028. Pero ella afirmó en las últimas horas que aún no decidió si competirá en esos Juegos.
Luciendo un elegante vestido negro y unos altos tacos, la estadounidense fue galardonada como la “Mejor Deportista Femenina de 2024” en la 25ª entrega de los Premio Laureus, los Oscar del deporte, que se celebró el lunes en el Palacio de Cibeles de Madrid. Y tras la ceremonia, aseguró que su prioridad sigue siendo su salud y que no está segura de querer dejar todo de lado una vez más para encarar otro ciclo olímpico.
“Ahora mismo todavía estoy enfocada en sanar física y mentalmente, porque participar en los Juegos Olímpicos realmente afecta tu cuerpo. Ir a París fue casi un alivio porque llevaba tanto tiempo entrenando. Y no tuve tanto tiempo pasar tiempo con mi familia, mis amigos, mi esposo… porque sacrifiqué eso para enfocarme en esos Juegos. Así que estoy disfrutando mucho de este tiempo libre, antes de decidir si quiero volver al gimnasio y competir”, reflexionó quien con 11 medallas olímpicas y 30 podios mundiales es la gimnasta más galardonada de todos los tiempos.
“Mucha gente piensa que es un compromiso de solo un año, pero en realidad son los cuatro años previos a los Juegos Olímpicos. No estoy segura de poder tomar esa decisión aún, es un proceso largo de entrenamiento. No sé si tengo la energía, me estoy haciendo vieja, tengo 28 años ya…”, comentó entre risas, con su característica simpatía.
Pero aseguró: “Es en Los Ángeles, vuelve a ser en Estados Unidos, lo cual es muy emocionante. Aunque no estoy tan segura de si voy a competir de nuevo, estaré en esos Juegos Olímpicos. Si no es en el tapiz, en las gradas”.
Tras su paso por Tokio, donde eligió no competir en la final de la prueba por equipos (y en otras individuales) y reconoció que a veces sentía “el peso del mundo en sus hombros”, Biles se convirtió en uno de los rostros más visibles en la lucha de los atletas por exponer y concientizar la importancia sobre el cuidado de la salud mental. Y ella, consciente de lo mucho que impactan cada una de sus palabras, reflexiona sobre el tema cada vez que puede. La gala del deporte en Madrid no fue una excepción.
“Lo más importante es que mi salud mental esté todo lo bien que pueda estar”, afirmó. “El trabajo mental ha sido el más duro, presentarte en una situación en la que sientes que es un espacio negativo o que puedes fallar es siempre lo más difícil. Mostrarse vulnerable es difícil. Sigo en terapia, empujándome y haciendo mi viaje mental, que sé que no será lineal. Estoy agradecida de por vida de haber tenido acceso a ello y de saber que me merezco tener esa salud”.
Consultada sobre si volvería a elegir el camino de la gimnasia si tuviera la chance de volver el tiempo atrás, la estadounidense -que fue una de las víctimas de abuso sexual de Larry Nassar, el ex médico del equipo estadounidense condenado a 175 años de cárcel, no dudó: “Sí”, sentenció.

“Creo que todo pasa por una razón. Mi hermana y yo fuimos adoptadas y llevadas a Texas. Un día fuimos a una excursión, y terminó lloviendo, algo muy típico de Texas, así que fue ‘Lo siento chicos, íbamos a ir a un rancho petrolero, pero terminamos yendo a una guardería’. Y fue ahí donde comenzó mi carrera en la gimnasia. No estoy completamente segura de que, si volviera a nacer, los mismos pasos me llevarían a la gimnasia, pero de verdad espero que sí, porque me encanta hacerlo, ha sido una experiencia increíble”, comentó.
Y afirmó que a pesar de los momentos difíciles que vivió en el deporte, de las lesiones y los sacrificios, su pasión por la gimnasia sigue intacta.
“Cuando era joven tenía muchos objetivos para cuando fuera mayor. Los objetivos van cambiando, pero siempre hay cosas nuevas para cambiar y no hay códigos que nos digan lo que podemos o no podemos hacer. No ha sido fácil seguir con la pasión, pero creo que este deporte nos deja contar nuestra historia con nuestros movimientos y eso es maravilloso”, reflexionó.
Todos los ganadores
Biles recibió por cuarta vez en premio Laureus a la mejor deportista del año. Venció en la elección a la futbolista española Aitana Bonmatí, a las fondistas Sifan Hassan, de Países Bajos, y Faith Kipyegon, de Kenia, a la velocista y vallista estadounidense Sydney McLaughlin Levrone, y a la tenista rusa Aryna Sabalenka.

Simone ya había sido galardonada en 2017, 2019 y 2020, las otras tres veces que fue nominada, y quedó como una de las máximas ganadoras de esa estatuilla junto a Serena Williams, que también tiene cuatro (2003, 2010, 2016 y 2018).
El garrochista sueco Armand Duplantis fue el otro gran protagonista de la ceremonia. Mondo, campeón olímpico en París y quien el año pasado rompió tres veces el récord mundial de su disciplina, fue premiado como el Mejor Deportista Masculino y se convirtió en el segundo representante del atletismo en recibir ese reconocimiento luego de Usain Bolt (4).
En esa categoría, superó al tenista español Carlos Alcaraz, al nadador francés Léon Marchand, al ciclista esloveno Tadej Pogacar y al neerlandés Max Verstappen, tetracampeón de Fórmula 1.

Además, la gimnasta brasileña Rebeca Andrade fue elegida como el Regreso del Año; el futbolista español Lamine Yamal, la Revelación; el combinado de fútbol de Real Madrid, como el Mejor Equipo; la nadadora china Yuyan Jiang, como la Mejor Atleta con Discapacidad; y el ciclista británico Tom Pidcock, como el Mejor Deportista de Acción.
Hubo además dos menciones especiales. Una, al ex surfista estadounidense Kelly Slater, que conquistó un récord de 11 veces la Liga Mundial y recibió un premio por su trayectoria. Y la otra, para el español Rafael Nadal, uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos, que fue reconocido como Ícono del Deporte. Ganador de 22 Grand Slams -14 en Roland Garros-, ex número uno del mundo, campeón olímpico y de la Copa Davis y retirado en noviembre del año pasado, el mallorquín recibió la ovación más grande de la noche y hasta una reverencia de Biles, quien le presentó su trofeo.