Cristina y el Norte | Página|12

Cristina y el Norte | Página|12

Una vez, Cristina dijo algo así como: “Si me pasa algo, miren para el Norte”. Entonces el tema parecía alejado, casi de novela. Hoy queda muy claro que es así. No sólo padeció agresiones, procesamientos y condena por causas inventadas sino un atentado del que se salvó de milagro. La cadena de relaciones entre el que concretó los disparos y los autores intelectuales ya se sabe perfectamente; sin embargo todo es silencio, una causa que avanza poco y complicidades de todo tipo.

La han condenado. Cuando emitió su alegato el fiscal Luciani de gélidos ojos claros y discurso sin pruebas, parecía imposible que la condena se concretara. Cristina no sólo es una excelente lideresa política hoy sino que parecen haberse naturalizado los beneficios que ganó el pueblo durante sus mandatos. Se le reconoce a Néstor una cantidad importante de logros, y está muy bien, pero no de la misma manera a Cristina, que los tuvo, tanto o más ¿Machismo? ¿Alabar a alguien que total ya está muerto? Hay matices, pero lo cierto es que como Cristina sigue y lidera, incluso más allá de ella misma, pelea y discute, muestra verdades, denuncia falacias, entonces el enemigo arrecia aunque es sabido que ella es inocente. Y decimos “enemigo” y no adversario, porque nos referimos a las elites económicas que desean volver a situaciones sociales de servidumbre, desprecian al pueblo y sólo sueñan con el saqueo a gran escala. Esos son sin duda enemigos. Tres dimensiones les ocupan: las guerras por los recursos, el dólar, los relatos finamente elaborados para los sistemas mediático-digitales. Y que nada ni nadie se interponga. Luego de dictaduras, con democracias débiles, en América Latina, hubo un tiempo –tal vez breve– en que pueblos y dirigentes se unieron para poner freno a esos poderes. A Lula le inventaron causas, estuvo preso, Correa tuvo que exiliarse de un Ecuador que hoy tramita elecciones con fraude, Chávez, muerto. Lula, hoy presidente, logró obviamente con el PT y muchas negociaciones, superar semejante injusticia. Pero no todos lo lograron. Y está Cristina. Por cierto que la Patria Grande se ha poblado de líderes que luchan por la soberanía, los derechos y las mejoras para sus pueblos. Pero también es cierto que el fascismo se ha tornado palabra corriente y permitida. Muchos libros y papers pululan entre entendidos sobre el tema, pero pocos advierten cómo esos discursos fascistas dichos y vociferados por autoridades en medio de la cotidianeidad popular impregnan, destruyen objetivamente, matan. Decir “zurdos de m… van a correr” no es libertad de expresión ,es fachismo, sí con “ch” a la criolla. Sucede todos los días y, como fue expresado por gobernantes, es copiado y difundido.

Y está Cristina, líder indiscutida, presidenta del Partido Justicialista, posible candidata a legisladora provincial, a la que no sólo difaman, sino que hoy quieren callar y sacar del juego.

¿A quiénes le molesta?

Para los cipayos en ejercicio del poder que dependen directamente de propuestas neocoloniales, y negocios privados también neocoloniales, toda propuesta de soberanía, toda resistencia a la invasión, todo plantarse, molesta, es obstáculo. Y más aún, todo recuerdo memorioso de que hubo otra época no tan lejana donde el pueblo vivía mejor, es ocultado, negado, destrozado, hasta los nombres se borran o cambian. Y cuando no lo logran entonces inventan la mágica palabra: “corrupción”, “corrupción” repetida hasta el cansancio, cuando en verdad los corruptos y saqueadores son esos grandes capitales y sus mequetrefes cipayos. El propio secretario del Tesoro de Estado Unidos, Scott Bessent, en su visita –un tanto críptica– a la Argentina (¿para qué vino?), entre otras cuestiones, vio como negativo para sus planes al “peronismo”, así lo dijo. Claro las tres banderas peronistas de independencia económica, justicia social y soberanía política no condicen con las modalidades del FMI que viene otorgando préstamos políticos a gobernantes, en este caso, de ultraderecha. En el mismo sentido tampoco toleran a Cristina. Y tienen en Argentina un alumno, al que el país le importa cero, y que se arrastra soñando con ser a futuro un magnate en la Florida.

Ahora bien, desde el pueblo con memoria de los beneficios pos crisis del 2001, pero logrados con el kirchnerismo, desde los estudiantes que no vivieron el 2001 pero que disfrutan de 19 universidades públicas gratuitas creadas durante el gobierno de Cristina, desde los científicos que fueron repatriados, y otros que lograron estar en laboratorios bien equipados bajo la tutela de un Ministerio de Ciencia y Tecnología creado por Cristina, desde los trabajadores de la cultura que filmaban, organizaban obras teatrales, a los músicos, hasta los trabajadores con sus paritarias recuperadas bajo el kirchnerismo, hasta las señoras de clase media que, aunque envidiaban sus carteras, saben bien que estaban objetivamente mejor durante el kirchnerismo, ¿qué van a hacer? ¿Lloraremos todos cuando proscriban a Cristina? ¿Nada más? ¿Escribirán múltiples textos atractivos los intelectuales siempre perdidos en torno a qué será la verdad?, ¿cuestionarán haciendo humoradas los streamers? ¿Y los líderes políticos, sociales, estudiantiles qué harán? ¡Ya basta! El pesar por la Patria vendida no puede quedar oculto, hace mal, debe expresarse, transformarse en acciones. Desde las trilladas hasta las más creativas. Salir a la calle, cacerolear, recordar que hay una relación estrecha entre el aumento del precio de los alimentos y la represión a líderes populares, solicitar el pronunciamiento explícito y comprometido de los políticos, reunir esfuerzos para realizar denuncias a nivel internacional, pedir solidaridad de países y grupos, usar las redes de modo creativo, una y mil veces. Darse cuenta de una vez por todas que, si van por Cristina, y de un modo tan injusto, irán también por todo el horizonte opositor, se deslizarán cada vez más hacia procedimientos dictatoriales, que ya comenzaron a funcionar sin pudor. Hagámoslo ya. Es urgente. La vida de todo el pueblo está en juego, ¿no se dan cuenta?