Momentos estelares de los siete clásicos en finales de Copa | Fútbol | Deportes

Momentos estelares de los siete clásicos en finales de Copa | Fútbol | Deportes


Contra toda intuición estadística, un clásico en una final de Copa como la de este sábado en La Cartuja (22.00, La1) es una rareza. El torneo ha dado 120 campeones, el Barcelona y el Real Madrid han participado entre en 76 finales entre ambos, pero antes de esta solo se disputaron siete, con tres victorias para los azulgrana y cuatro para los blancos, casi siempre el resultado más inesperado. Han sido pocas, pero han dejado momentos determinantes para los ciclos de los dos gigantes: desde el último fogonazo del gran Ricardo Zamora, a la salvación de Cruyff que permitió el desarrollo ideológico posterior del juego del Barça.

1936. La última parada de ‘El Divino’. Madrid, 2-Barça, 1

El primer Barça-Madrid en una final tardó 33 años en producirse y dejó muy alto el listón en cuanto a ingredientes inolvidables. Para empezar, fue la última edición llamada Copa del Presidente de la República. Además, el portero del Madrid, Ricardo Zamora, El Divino, la primera gran figura planetaria producida por el fútbol, había anunciado en uno de sus artículos en el diario católico Ya su retirada para ese 21 de junio en Mestalla. El final se produjo con una escena acorde con el tamaño del icono. Su equipo, que entonces no era Real, se puso 0-2 en 12 minutos. El Barça recortó distancias en el 29 y siguió persiguiendo la remontada mientras los blancos se derretían. Lo recordó Zamora décadas más tarde: “Cuando faltaban dos minutos o tres hubo una jugada de la que se ha hablado mucho, la parada que dicen que ha sido la mejor de mi vida”. Escolà tiró desde apenas cinco metros y él voló hacia la base de su palo izquierdo, donde atrapó la pelota entre el polvo. “Logré atenazar el balón con una sola mano”. Ahí murió el partido, que dio el título al Madrid, y también se extinguió la carrera de El Divino, que había dejado una última parada de póster, que por poco no fue su última foto. La guerra civil empezó menos de un mes más tarde y Zamora, señalado en territorio republicano por sus artículos en Ya, tuvo que esconderse. Hasta que le encontraron, le detuvieron, le llevaron preso a la Modelo de Madrid y casi le fusilaron en Paracuellos. Le salvó el poeta Pedro Luis Gálvez. El primer icono mundial del fútbol pasó en seis meses de la gloria final de Mestalla, al terror de la muerte y al exilio en Francia.

Rifé (izquierda) y Zaldua, con la Copa en el Bernabéu.

1968. La final de las botellas. Barça, 1-Madrid, 0

Había pasado mucho desde la última. No solo tiempo. Era otro mundo, en el que el torneo se llamaba Copa del Generalísimo. El trofeo lo entregaba el dictador Francisco Franco en el palco del Bernabéu, un estadio que el Barcelona visitaba alicaído. Fue una década terrible para los azulgrana. El Madrid ganó ocho ligas en los sesenta. Pero como en casi todas las finales con clásico, sucedió lo que parecía menos razonable: el Barça se llevó la Copa en casa del enemigo gracias a un gol en propia puerta de Zunzunegui en el minuto 7. Sin embargo, del partido quedó sobre todo el rastro de las decenas de botellas de cristal arrojadas al campo por el público madridista enfurecido por las decisiones del árbitro, Antonio Rigo. En particular, una caída en el área de Serena al principio de la segunda parte. Llovieron botellas entonces y hasta el pitido final, en cada lance controvertido contrario al Madrid, como otra caída de Amancio. La temporada siguiente la federación impuso que las bebidas se sirvieran en vasos de plástico en los estadios.

Un delantero del Madrid choca con Sadurni y Asensi en la final de 1974 en el Calderón.

1974. El adiós de Zoco sin Cruyff. Madrid, 4-Barça, 0

El Barcelona acababa de volver a ganar la Liga después de 14 años de sequía. El fichaje de Johan Cruyff provocó un efecto tan profundo que no solo recuperaron el trofeo, sino que barrieron al Madrid en el Bernabéu (0-5).Aquel día Zoco decidió abandonar el fútbol: no quería seguir haciendo el ridículo, dijo. Sin embargo, el calendario le guardaba un último instante feliz. Acordaron que si la final de Copa iba bien encaminada jugaría unos minutos para levantar el trofeo. El Barça parecía inalcanzable, pero ese día no contaba con Cruyff, ya que los extranjeros no podían jugar la Copa. “Al fútbol científico del Barcelona el Madrid opuso un estilo mucho más vibrante”, resumió el narrador televisivo de la época. Y así arrasó al Barça (4-0) con margen para que Molowny metiera a Zoco, que se despidió como capitán en el Calderón.

Ocasión de Maradona en la final de 1983 en La Romareda.

1983. El enfado de Maradona y Schuster. Barça, 2-Madrid, 1

El Barcelona se acercó a esta final en medio de una tormenta interna formidable. Maradona y Schuster, sus dos principales figuras, se habían empeñado en viajar a Múnich cuatro días antes del clásico para participar en un homenaje a Paul Breitner y el club se negaba. Schuster estaba enfurecido: “Si ganamos la final, que nadie me dé la mano”. Los futbolistas tensaron la cuerda y el club no cedió. Luego se supo que tenían contratos publicitarios y televisivos firmados que les iban a reportar cinco millones de pesetas por el vuelo en avión privado, una hora de partido y unas fotos. Todo se esfumó cuando Marcos marcó en el 90 el gol de la victoria del Barça y Schuster soltó dos célebres cortes de mangas, que no iban dirigidos a la afición del Madrid sino a Stielike. Fue el único título de peso de Maradona como azulgrana.

Alexanco y Johan Cruyff Copa del Rey

1990. La salvación de Johan Cruyff. Barça, 2-Madrid, 0

Esta vez Schuster estaba en el Madrid, pero lo que no cambió es que el Barça volvió a llegar a la final con fuerte marejada interna. Era la primera temporada de Cruyff en el banquillo, decepcionante, y Núñez, el presidente, se había quedado como el único miembro de la junta directiva que le defendía, después de haberse resistido a contratarlo. El Madrid, con los últimos restos de la Quinta del Buitre, tenía encarrilado el título de Liga y Núñez prohibió criticar en público al técnico holandés hasta después de la final de Copa en la que parecían dirigirse al desastre. Pero otra vez sucedió lo inesperado. Hierro se fue expulsado en el primer tiempo, Cruyff salvó el puesto con el trofeo y el Barça enlazó las siguientes cuatro ligas. Había nacido el Dream Team, que tanto ganó y tanto ha modelado el alma del Barça.

El gol de Cristiano Ronaldo en la final de 2011 en Mestalla.

2011. La revancha de Mourinho. Madrid, 1-Barça, 0

Después de que el Barcelona ganara dos ligas, una Copa y una Champions con Pep Guardiola en el banquillo, el Madrid creyó encontrar su antídoto, incluso filosófico, en José Mourinho. Sin embargo, el portugués salió del primer duelo en el Camp Nou con un 5-0 en contra. Con ese recuerdo afrontó unos meses más tarde una acumulación de cuatro clásicos en 18 días, entre la Liga, las semifinales de la Champions y la final de la Copa en Mestalla. Pese a que apuntaba al desastre definitivo, ahí derrotó por primera vez el Madrid de Mourinho al Barça de Guardiola, con un cabezazo de Cristiano Ronaldo en la prórroga. Se le abrió la esperanza de que existía un modo de derrotar al gran monstruo del momento. Y no fue la última vez.

Bale supera a Bartra antes de marcar en la final de 2014 en Mestalla.

2014. La asombrosa carrera de Gareth Bale. Madrid, 2-Barça, 1

Era la primera temporada de Carlo Ancelotti y del Tata Martino en los banquillos del clásico y en ambos casos olía a la última. Llegaron a la final de Mestalla por detrás del Atlético en la Liga y con solo cinco jornadas por delante. El augurio se cumplió en el caso del argentino, pero el italiano aguantó un curso más. Aunque no fue por levantar esta Copa, que quedará siempre como la de la asombrosa carrera de Gareth Bale por fuera del campo para superar a Marc Bartra rumbo a la portería de Pinto y marcar el 2-1. El galés proporcionó una alegría a Ancelotti, que sin embargo no fue definitiva. No pesaba tanto la Copa, aunque fuera un clásico. El puesto se lo salvó Ramos en otro gesto icónico, el gol de cabeza al Atlético en el minuto 94 de la final de la Champions de Lisboa.