La tarde del 8 de mayo de 2025 quedará en la historia. El Cónclave desarrollado en el Vaticano designó al nuevo Papa que sucederá a Francisco y se trata del estadounidense Robert Prevost, de 69 años de edad, que se llamará León XIV. Nacido en Chicago pero con pasado en Perú, con doble ciudadanía, porque predicó durante más de 15 años como misionero en el pueblo de Chiclayo, al que nombró en su primer discurso. Y en medio de esta sucesión de nombres y lugares, una curiosidad futbolera: San Lorenzo de Almagro, el club que sigue ligado a la Iglesia.
Creer o reventar, en Chiclayo, una ciudad de 600 mil habitantes donde Prevost dedicó parte de su carrera eclesiástica, existe un San Lorenzo, el Club Social Deportivo San Lorenzo de Almagro, fundado el 28 de marzo de 1928 con los mismos colores y un escudo similar al del azulgrana que adoptó desde chiquito nuestro Bergoglio.
Los apodados Santos del Cercado, con recorrido en las categorías menores del fútbol incaico y un breve esplendor en los sesenta cuando peleó en la Copa de ese país, tienen además otro vínculo con su homónimo de Boedo: su clásico rival es el Boca Juniors de Chiclayo, que viste su camiseta de azul y amarillo.
Si bien Juan Aurich es el equipo más importante y reconocido de la región, el llamado “Clásico Chiclayano” tiene a un San Lorenzo y a un Boca frente a frente, dos equipos inspirados en el fútbol argentino y quen estos días suelen cruzarse en la Liga Distrital de Chiclayo, actuando como local en el estadio Elías Aguirre, con capacidad para 25 mil espectadores.
Según se cuenta en distintos portales que aparecen en la web, el Club Social Deportivo San Lorenzo de Almagro nació gracias al ímpetu de un grupo de jóvenes de Chiclayo que deseaban tener una institución deportiva que los reuniera. El nombre elegido fue para homenajear al Ciclón de Boedo, nacido exactamente un par de décadas antes, el 1ro de abril de 2008.
En el año 1942, todavía en la era amateur del fútbol en Perú, el San Lorenzo de Chiclayo fue el primer equipo de ese distrito que le ganó a Universitario, uno de los grandes del fútbol de ese país. Sin embargo, su momento de mayor esplendor se dio a fines de los años sesenta, cuando se consagró campeón regional y luego alcanzó la etapa final de la Copa Perú.