Scottie Scheffler, una máquina de jugar al golf, gana el Open Británico, su cuarto grande | Deportes

Scottie Scheffler, una máquina de jugar al golf, gana el Open Británico, su cuarto grande | Deportes

En Royal Portrush se juega dos veces el Open Británico. Una edición la disputa únicamente Scottie Scheffler, el número uno del mundo, que no tiene rivales en el campo, como si caminara en soledad por las calles y los greens bañados por el mar de Irlanda del Norte, las ruinas del castillo de Dunluce recortándose en la luz naranja del atardecer y la Calzada de los Gigantes emergiendo en la costa. Es un paisaje melancólico y su único contendiente es la historia. El otro torneo es el que acoge al resto de los mejores golfistas del planeta. Un amplísimo puñado de jugadores se da codazos, pero todos saben que para ellos la meta es un segundo puesto. En el primero espera Scheffler, que recorre los 18 hoyos como los segundos de una cuenta atrás hacia la gloria.

Scottie Scheffler gana el Open Británico, y dicho así casi es la menor noticia, o al menos la más esperada, dado su absoluto dominio del juego y de la escena. El estadounidense se corona con 17 golpes bajo el par, cuatro de ventaja sobre Harris English (-13; con el gallego Ramón Bescansa como caddie y entrenador), cinco sobre Chris Gotterup (-12), seis sobre Wyndham Clark, Matt Fitzpatrick y Haotong Li (-11), siete sobre Robert MacIntyre, Xander Schauffele y Rory McIlroy (-10). Sergio García y Jon Rahm ven la batalla final con prismáticos: -3, en el puesto 34. La distancia entre Scheffler y el segundo (cuatro golpes) es la misma que entre el segundo y el decimotercero.

La Jarra de Clarete ya está en las manos del mejor jugador del mundo sin discusión alguna. A los 29 años, Scheffler levanta el trofeo más prestigioso en la historia del golf, aquel que forja las leyendas, su cuarto grande después de las chaquetas verdes del Masters de Augusta en 2022 y 2024 y del Campeonato de la PGA de este curso. Solo le resta el US Open para completar el Grand Slam que esta temporada ha cerrado McIlroy, un olimpo en el que aguardan también Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods. Precisamente a la época de tiranía del Tigre remite el dominio de Scheffler.

La máquina de jugar al golf arrancó con un birdie en el 1 para aplazar cualquier suspense. Y mostró sus emociones apretando el puño y la mandíbula al salvar el par en el 6 y en el 7 con dos putts largos, aunque ya no escapó de un doble bogey en el 8 al quedarse atrapado en el búnker. ¿El robot era en verdad humano? Fue un mínimo resquicio que cerró muy pronto para ir descontando etapas hasta entrar en el green del 18 con la grada de Royal Portrush puesta en pie. Después del último emboque ya sí dejó fluir sus emociones, se abrazó a su mujer, Meredith, y cogió en brazos a su pequeño hijo, Bennett.

Scheffler suma el British a los éxitos este año en el Byron Nelson, el Memorial y el PGA, y eso teniendo en cuenta que comenzó la temporada con varias semanas de baja al cortarse una mano preparando raviolis en la cena de Navidad. Su registro en los grandes de esta campaña retrata ese esplendor: cuarto en el Masters, primero en el PGA, séptimo en el US Open y de nuevo ganador en el Open Británico. Es una de las mejores secuencias jamás vistas. El texano amanecerá este lunes en su semana número 150 en el trono mundial, solo por detrás de Tiger (683) y Greg Norman (331) en el palmarés histórico (Seve sumó 61 semanas; Rahm, 52). Desde mayo de 2023 nadie le baja del pedestal. Ni se le acerca. El año pasado (ocho títulos y el oro olímpico en París) firmó la media de golpes más baja registrada nunca (68,01) en el circuito americano.

Los récords se amontonan mientras él desprende naturalidad. “Yo solo trato de competir y ganar”, resume este hombre muy religioso que agradece a Dios su talento; “eso no me cambia como persona cuando vuelvo a casa. Si empezara a coger mis trofeos y a pasearme a lo grande, mi esposa me daría una bofetada. Ganar torneos de golf no me hace diferente”. Pero lo es. Único.

“Lo hace todo bien”, le define Jon Rahm, alguien que podría estar competiendo de tú a tú con Scheffler de no haber emigrado a la Liga saudí; “es muy certero desde el tee, muy certero con los hierros, pero de lo que no se habla tanto es del buen juego corto que tiene. También mentalmente ha hecho un cambio. Es capaz de llevar los buenos y malos momentos muy bien como si no pasase nada y sacar lo mejor de sí cuando hace falta”. Según Tiger, cuando patea a su mejor nivel, “ni le ves”. Es lo que pasó en el Open Británico de Royal Portrush.

Clasificación del Open Británico.