“El tipo inventa que tengo doble apellido y que me lo saqué para que no me reconozcan. ¡Furfaro es el apellido de mi mamá! ¡Jamás lo usé!”. Ariel García (o Ariel García Furfaro) está enojado. Como el hombre detrás de los laboratorios HLB y Ramallo conoce bien los alcances de su hirviente carácter, a cada rato se fuerza a bajar un cambio. Lo hizo durante la hora y cuarenta que habló con Clarín. Especialmente, cada vez que apuntó contra esa persona en particular: el responsable -según él- de casi todos los males que atraviesa hace una década, incluyendo las 96 muertes que ahora investiga la Justicia Federal en relación al uso de fentanilo contaminado, droga que, desde sus compañías, el propio García comercializó.
Parece un tipo ansioso. Rechequea la atención del interlocutor con insistentes “¿me entendés?” y “¿me seguís?”, en un intento constante por despertar complicidad. Se autodefine como “un laburante, sin testaferros”. Dice ser “el primero que quiere saber qué pasó, si es mentira o si el fentanilo estaba contaminado y quién lo hizo”. Pide los contactos de las familias de las víctimas: “Me quiero poner a disposición”.
El empresario es uno de los sospechosos que la Justicia federal tiene en la mira por las muertes por fentanilo, y a quien además le inhibió sus bienes.
La entrevista fue el mismo día en que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, lo denunció por presentar un certificado trucho para importar precursores químicos. “Con esa denuncia, Bullrich me hizo un favor. Esa nota frente al Municipio de San Isidro la presentó él, ¿me entendés? ¿Por qué? Para hacerme lío”.
“Él”, el endemoniado sujeto tácito tan repetido en la entrevista, es Andrés Quinteros, ex diputado provincial del Frente de Todos, ex apoderado de HLB y su socio hasta “octubre o noviembre”, cuando García lo echó, se jacta, luego de enterarse de que en la última década lo había estado perjudicando intencionalmente.
-¿Cuál es la responsabilidad de sus laboratorios, HLB y Ramallo, en las muertes por fentanilo?
-Primero, no hay muertes que se hayan probado. Ningún médico o perito vinculó las muertes con el fentanilo. Se investiga si está o no contaminado y eso es lo que queremos saber todos. Esto fue mediáticamente armado. Todas las historias clínicas muestran que los pacientes tenían otras bacterias más peligrosas. Es gente con problemas serios. El fentanilo se da en las UTI, donde dos de cada tres pacientes fallecen. Esto lo instaló Héctor Andrés Quinteros desde el día cero.
-¿Por qué señala a Quinteros?
-Yo tuve una persona al lado mío durante 10 años, que es quien le da la información a los periodistas; lo tengo recontra chequeado. Es Quinteros. Fue diputado del peronismo, pero odia al peronismo, odia a la política y odia a los periodistas. Creí que era un hermano más. Me hizo cosas feas. Lo descubrí en octubre del año pasado, o noviembre. Entonces, lo saco. Lo saco mal porque me entero de que me quiso robar ampollas de morfina. Era un loco. Se la pasaba buscando fotos y pasándoselas a periodistas; algunas ciertas, pero la mayoría, cosas inventadas.
García Furfaro insistió en que Quinteros «lo fundió». Que lo viene difamando desde que le explotó una caldera en un laboratorio de Rosario y que «es un lunático» que lo tilda de «narcotraficante». Pero aclara: «Jamás compré un gramo de efedrina». Aseguró que denunció a su ex socio ante la Justicia. Dijo que a fines del año pasado unas ex empleadas suyas le revelaron que el ex diputado lo había estado perjudicando. Por ejemplo, mandando a la ANMAT -a modo de denuncia- muestras de sueros que habían sido descartadas al momento de su fabricación: «Después de que lo rajo, me empieza a inventar historias: Rosario, efedrina, que soy narco…. Pero en Ramallo me había conseguido el lugar él, ¿eh?».
Negó, además, que el laboratorio Ramallo fuera conducido por su socio (o ex socio) Jorge Salinas: «No lo veo hace diez años. Él me vendió Apolo, en Rosario. Nos habíamos conocido un par de semanas antes. Le compré y nada más. No tuve nunca más vínculo. Ni yo le compré al PAMI, ni tengo nada que ver con la mafia de los medicamentos«.

«Si me quería hacer una maldad, sabía cómo», responde cuando esta cronista le señala que no es claro de qué manera se vinculan Quinteros y el escándalo del fentanilo. Asegura que la ANMAT denunció al laboratorio sin tener ningún análisis hecho. Y que es mentira que la agencia sanitaria hizo el recall del fentanilo contaminado -retiro del producto del mercado-. «Nosotros nos enteramos de que esto podía causar fiebre y otros síntomas e hicimos el autorecall el 8 de mayo», asegura, en alusión a la recolección del material farmacológico.
-Ahora bien, ustedes denunciaron una vandalización al laboratorio justo en esos días…
-Naa… Eso fue ese fin de semana. Ese video se lo pasó alguien a Andrés (Quinteros). No fue nada; tiraron unas facturas. Fue algún empleado, seguro. Los de recursos humanos les habían dicho “muchachos, no vengan por unos días”. Y alguno… bueno. No robaron ni un caramelo. Pero si mal interpretás eso… Los papeles del fentanilo se trajeron todos desde Ramallo. Todo impecable. En ese momento mezclaron que se habían robado cajas fuertes. Pero yo sé cómo viene la mano. No fue documentación de fentanilo: fue la historia de un lunático, los periodistas le creyeron y se creó una psicosis.
-¿Usted niega la presencia de bacterias multirresistentes en el fentanilo que vendió?
-No la niego. Soy el primero que quiere que se sepa.
La bacteria fatal
Más allá de insistir en que fue víctima de una operación e insistir en que es el primer interesado en saber qué pasó, García Furfaro dice que es «imposible» vincular a la Klebsiella con muertes porque está «en el 90% de los sanatorios».
-Pero existen varios tipos de Klebsiella. La que está en los hospitales es Klebsiella MBL-BLEE. En cambio, el fentanilo dio positivo para otra variante: Klebsiella MLB “pura”.
-Una Klebsiella se hace multirresistente por los antibióticos y nosotros no fabricamos antibióticos. Además, de la misma campaña salieron cinco lotes. ¿Cómo puede ser que sólo el del medio se contaminó? ¿Sacaron los filtros? La norma dice que hay que tener dos filtros y nosotros teníamos tres. ¿Alguien los sacó? Encima, la ANMAT se llevó nuestras muestras y no podemos hacer contramuestras, ahora.
-Sin embargo, antes de esto, la ANMAT había emitido muchas alertas contra ustedes, como los enroques de etiquetas entre morfina y diclofenac.
-Una etiqueta no es algo grave. Era la etiqueta exterior, la de la caja. Es como una caja de zapatillas. En lugar de decir “talle 38” dice “talle 40”. La pudo haber cambiado en el camión o en cualquier momento. No es causal de recall.
-¿Y las denuncias de contaminación, como un pedazo de metal en un blister?
-Eso sí. ¿Sabés quien fue a hacer el recall? Quinteros. Pero nunca tuvimos ningún problema con ningún producto. Capaz, algún papel o alguna tapa de un producto. Yo no tenía laboratorios berretas. Producíamos como siete laboratorios juntos. Tienen 25.000 metros cada uno. Son máquinas último modelo.
-Cambiando de tema, ¿de qué empresas es dueño?
-Ahora no tengo nada porque insólitamente la Justicia me llevó todo lo mío y de mi familia. Tiene un problema HLB y se llevan Ramallo, Alfarma… Nunca dejé de pagarle a una sola persona, y hoy debo las expensas de mi casa. Todo porque siempre sostuve que los medicamentos tenían que ser accesibles.
-Una era Tres Arroyos. Se la di a un muchacho. Me corrí cuando me di cuenta de lo de Quinteros con la morfina. Me di cuenta de que me iba a hacer una maldad.
-¿A quién le dio Tres Arroyos?
-A un muchacho. Me corrí porque no quería saber nada porque sabía que venía esto. Y HLB se la transferí en marzo a otro muchacho. Le dije: “Tomá. Pagámela como quieras”.
-¿Quiénes son esos «muchachos»?
-De HLB, sabés. (Sebastián) Nanini, un abogado (cercano al empresario condenado por lavado de dinero Lázaro Báez, y al intendente de José C. Paz, Mario Ishii). Al otro prefiero no mencionarlo. Yo me quería correr de los temas medicamentos y alimentos.
-¿Y Laboratorios Ramallo?
-Está cerrado. Había cuatrocientos y pico de empleados.
-Soy el dueño. La idea es buscar alguien que se la quede, por la gente, digo. Se la regalo. Hay gente que se quedó sin trabajo.
-¿Y la droguería Alfarma?
-Era mía. Comercializaba a todo el país. Diez millones de ampollas por mes.
-Pero sigue siendo suya…
-Es que, por todo esto, no me pagó nadie. Todos denunciaron los cheques que me habían dado. Es otra empresa. ¿Cómo van a perjudicarla por el fentanilo? No me importa el daño económico; me importa saber la verdad de la gente que se murió. ¡El daño que hicieron! ANMAT prohibió los productos sin haber hecho un solo estudio.
El vínculo con el kirchnerismo y la Sputnik
García Furfaro contó que está armando un laboratorio en Paraguay, puntualmente en Ciudad del Este. Cuando se le pregunta por sus otras empresas, aclara que toda su vida fue dueño de restaurantes. «Tengo un par», aclara al pasar. También, una verdulería que está hace 30 años en el mismo lugar.
-Naa… ¡Esa fue una locura que armó este loco! Se llamaba Colina con “c”, por los precios “locos”, baratos. Nunca estuve con Alicia Kirchner ni estuve en (la agrupación) Kolina, ni nada.
-Se dice que aportó a la campaña de Alberto Fernández. ¿Fue así?
-Jamás aporté. Jamás milité. Odio a los políticos. Lo que sí, ayudo hospitales, jubilados. Pero les doy directo.
-¿Cómo definiría su relación con el kirchnerismo?
-Naa… me saqué una foto con Cristina, en agosto. De cholulo. Le mandé la foto a mi hijo y le dije “tu jefa”.
-¿Cómo se unió a la comitiva de Salud que fue a Rusia a negociar la vacuna Sputnik contra el Covid?
-Yo había viajado a Corea a negociar productos. Nunca me los aprobaron. Me aparece Quinteros con un amigo suyo que no voy a nombrar. Me dice, en 2020, “che, mi amigo tiene este tema. Precisa un laboratorio”. Nadie quería ir a Rusia. Fui yo. Lo llevo a Quinteros y a (Jorge) Dimópulos (antiguo dueño de HLB, que García había dejado a cargo de la empresa). Vino más gente. Fuimos en un primer viaje a Gamaleya. Hicimos un segundo viaje, en el que vino la viceministra (Carla Vizzotti). Y después hice otro viaje. Yo nunca quise traer la vacuna rusa.
-No me interesaba la vacuna. Traje el contrato para que quede a disposición, por si querían comprar las dosis. Yo quería insulina. Quería otros productos que acá son muy caros. Soy comerciante. No me iba a meter con productos tan sensibles. Además, HLB no tiene máquinas para producir vacunas.
-Pero registró la Sputnik ante la ANMAT.
-Sí, me gasté 200.000 dólares para traducir el dossier, la monografía de la vacuna. Traduje la información y se lo dejé al Gobierno. El único tipo que pensó en ayudar a la gente fui yo. Fui un salame.
-En 2020, Clarín publicó una entrevista con el director técnico de HLB de ese momento. A ustedes les interesaba la vacuna y se la querían vender al Gobierno.
-¿Quién? ¿(Gustavo) Maza? Naa… Ese era del área de producción de comprimidos. En todo caso fue Dimópulos. HLB no podía producir vacunas. Por ahí te hicieron un cuento. Todo eso lo movió Andrés Quinteros.
-¿Por qué sus empresas están a nombre de su mamá o abuela?
-Porque estoy separado. Ellas son lo más fiel que uno puede tener. Nunca me casé pero tengo tres hijos. Todo es para ellos. Si fuera narcotraficante, pondría testaferros, como hacen todos.
-¿De dónde sacó el dinero para comprar tantas empresas?
-Las compré concursadas. Me llaman. Lo único que sé hacer, mi única virtud es ganar plata. Tengo una facilidad para generar negocios. HLB la compré sin plata. Apolo la compré sin plata. Habré pagado 10.000 juicios laborales de gente que no tuve a mi cargo. Si no tuviera este lío… ya me ofrecieron dos lácteas. ¿Como pensás que compra empresas (el empresario y ex ministro del menemismo José Luis) Manzano?
-Entonces, vive de comprar empresas que quebraron…
-Hoy me arrepiento. Mi mujer me reclama que no fui a los actos de los chicos. Me denunció la AFIP, la Aduana, la ANMAT.
-Hay quienes aseguran que Ramallo incumplía las buenas prácticas de fabricación. ¿Hace alguna autocrítica?
-Las máquinas que tenemos no las tiene nadie. Alguno habrá desconectado un filtro, no sé. A mí me dicen que es imposible que esa bacteria esté en el laboratorio. Los que hacen control de calidad nuestros tuvieron resultados normales todo el tiempo. Esto no es una cama sino una recontra cama.
-¿Teme que lo imputen? ¿E ir preso?
-Yo tengo que poner la cara porque el tema es conmigo. Esto es algo personal. Al que le pegan es a mí. Tengo 24 personas involucradas, que no quiero que estén. El problema es conmigo. Quinteros con alguien está. Es un servilletín berreta que con alguien está. Yo quiero que sea conmigo, ¿me entendés? Hay ingenieros químicos, hay farmacéuticos, hay gente que está desesperada y yo no sé si alguno no se va a pegar un tiro. Lo único que te puedo decir es que, de las historias clínicas que vi, era toda gente que estaba muy mal y tenían muchos bichos. De todo lo que se dijo no hay ni una sola prueba.