Anfield vivió una tarde cargada de emociones. No solo por el arranque de la defensa del título, sino por los permanentes homenajes a Diogo Jota, el delantero portugués que murió en julio en un accidente automovilístico. En ese contexto, el Liverpool de Alexis Mac Allister arrancó con un triunfo agónico ante Bournemouth: fue 4-2, con gol decisivo de Federico Chiesa a dos minutos del final y una asistencia del volante argentino para abrir el marcador.
El equipo de Arne Slot, reforzado para pelear también la Champions, mostró desde el arranque que no piensa aflojar. Y ahí estuvo Mac Allister, manejando los tiempos en el medio y filtrando el pase que rompió el cero: a los 36 minutos, el ex Boca y Brighton habilitó a Hugo Ekitike, quien aprovechó una floja cobertura de Marcos Senesi, quedó mano a mano y definió con categoría. El francés, que lleva el dorsal 20 en homenaje a Jota, dedicó el gol al recordado atacante.
Ekitike volvió a ser protagonista al inicio del segundo tiempo: asistencia para Cody Gakpo, que controló en la puerta del área, se sacó de encima a la defensa visitante y puso el 2-0. Parecía sentencia, pero el Bournemouth, dirigido por Andoni Iraola, no se rindió. Primero descontó Antoine Semenyo, anticipando a Van Dijk y Konaté; y después, en una contra letal, el ghanés volvió a marcar para un empate que pocos imaginaban.
El tramo final fue un ida y vuelta vertiginoso. El Liverpool buscaba con desesperación el triunfo y Bournemouth soñaba con llevarse un punto de un estadio donde nunca había sumado en sus últimas seis visitas. Entonces, Slot movió el banco: entró Chiesa por Florian Wirtz, fichaje estrella que pasó inadvertido, y el italiano no falló.
A los 88 minutos, tras una jugada rápida y un rebote que dio en el palo, Chiesa empujó la pelota a la red para el 3-2. Ya en el tiempo agregado, Mohamed Salah, apagado gran parte del encuentro, definió una contra para sellar el 4-2 definitivo.
Liverpool mostró carácter y profundidad de plantel. Los refuerzos como Ekitike, Frimpong, Wirtz y Kerkez se mezclaron con los históricos, y Mac Allister volvió a ser una pieza clave: no solo por la asistencia, sino por su capacidad para ordenar y darle salida clara al equipo, incluso en los momentos de presión rival.
Con tres puntos en el bolsillo y la ilusión intacta, el campeón inglés ya piensa en la doble competencia. Mientras tanto, el público de Anfield sigue coreando el nombre de Jota, y también empieza a reconocer que en Mac Allister tiene un socio confiable para seguir soñando en grande.