Viajar para sufrir: volvió la represión a hinchas argentinos en el exterior

Viajar para sufrir: volvió la represión a hinchas argentinos en el exterior

La historia de todos los años. Y de todos los viajes. Hinchas de clubes argentinos que se desplazan miles de kilómetros a otros países y que reciben el maltrato y la violencia policial en las tribunas o en las afueras por partidos de la Copa Libertadores o Sudamericana. Es una secuencia creciente en esta década que se da especialmente en Brasil, donde la represión de las distintas fuerzas de seguridad se convirtió en una norma (no solo con argentinos, sino con cualquiera).

Esta semana se le sumó lo que vivieron los hinchas de Racing en Montevideo, antes, durante y después del partido entre Peñarol y Racing por los octavos de final de la Libertadores. Sobre todo, antes y después. Muchas de las cinco mil personas que cruzaron el Río de la Plata permanecieron retenidas en la tribuna visitante del estadio Campeón del Siglo más de diez horas. Desde las 16 o 17 hasta casi las 2. Cerca de las 1.45 de la mañana, después de que un sector de La Guardia Imperial forcejeó con la Policía y los efectivos realizaron disparos al aire, las autoridades locales desbloquearon la salida del estadio. Gustavo Costas y parte del cuerpo técnico se habían acercado para conocer lo que pasaba, mientras el presidente Diego Milito cuestionaba el dispositivo de seguridad en la televisión.

Sin embargo, las imágenes más violentas se vieron en Belo Horizonte, durante el encuentro entre Atlético Mineiro y Godoy Cruz por la ida de octavos de final de la Sudamericana. La Policía brasileña, fiel a su costumbre, desplegó una desproporcionada represión dentro de la tribuna visitante y detuvo a cinco hinchas del Tomba, acusados de gestos de contenido racista. Dos resultaron heridos.

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En 2023, durante un duelo de Copa Libertadores entre Argentinos Juniors y Fluminense, hinchas del Bicho sufrieron agresiones en la playa de Copacabana, donde seguidores del club local sustrajeron camisetas. Aunque lo peor llegó después, dentro del Maracaná, cuando la policía utilizó balas de goma y bastones contra la parcialidad visitante.

El club de La Paternal denunció agresiones, falta de atención médica, falta de garantías legales, retención irregular de pasaportes y la desaparición momentánea de una menor de edad; además, las detenciones derivaron en una imposición de comparecencias judiciales mensuales y les prohibieron la asistencia a eventos deportivos.

En febrero de este año, también en Río de Janeiro, dos hinchas de Racing fueron baleados durante un intento de robo en la playa de Barra da Tijuca. Fueron trasladados en helicóptero hacia dos hospitales locales, donde uno de ellos fue operado. Recién fue dado de alta un mes después.

Otro caso ocurrió en agosto de 2024, durante el enfrentamiento por la Libertadores entre San Lorenzo y Atlético Mineiro. La intervención policial en el estadio Arena MRV incluyó gases lacrimógenos y bastonazos contra los hinchas visitantes, incluso mientras se disputaba el partido. Tras el encuentro, se demoró a cuatro hinchas que fueron liberados horas después. En la salida del estadio, un muñeco con la camiseta argentina cubierta de sangre se exhibió como símbolo de amenaza.

Sobre todo en Brasil, la violencia y brutalidad policial contra los hinchas argentinos crece sin parar ante la pasividad o las omisiones de parte de organismos como AFA, Conmebol o la Cancillería argentina. Todos estos episodios forman parte de un patrón recurrente: como visitantes en torneos continentales, los hinchas argentinos lidian con demoras, agresiones físicas, represión policial y barreras institucionales que limitan su capacidad de seguir a sus equipos.