El pasado miércoles, en la reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda en la Cámara de Diputados, una confluencia entre los bloques de Unión por la Patria, Democracia para Siempre, Encuentro Federal e Innovación Federal consiguió el dictamen de mayoría para el proyecto de ley que busca modificar el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). También se avanzó, en un plenario de las comisiones de Presupuesto y Energía y Combustibles, con el proyecto que dispone la eliminación de diversos fideicomisos para distribuir sus recursos según los porcentajes de coparticipación federal, además de modificar el reparto del impuesto a los combustibles líquidos.
El mismo día, en la reunión conjunta de las comisiones de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y Presupuesto y Hacienda, dimos dictamen al proyecto de ley que propone declarar la Emergencia del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Además, en un plenario de las comisiones de Acción Social y Salud Pública junto a Presupuesto y Hacienda, logramos dictamen para el proyecto de Ley de Promoción de la Salud Cerebral.
Más allá del intento del oficialismo de bloquear el tratamiento de varias iniciativas en el Parlamento, desde la oposición, más amplia o más restringida según los proyectos tratados, continuamos llevando adelante nuestra agenda legislativa.
En mi intervención en la comisión de Presupuesto y Hacienda volví a hacer referencia al principio básico que guía toda la acción del actual gobierno: que el Presupuesto se construye a partir de los recursos disponibles y luego se determina en qué se los gasta.
Nosotros pensamos lo opuesto: partimos del relevamiento de las necesidades y, a partir de ello, buscamos los recursos para resolverlas. Para lo cual es necesario un rol fuerte y extendido del Estado.
El presidente Milei ha afirmado lo contrario: “Lo fundamental que tiene que hacer un Estado Nacional es asegurar la estabilidad macroeconómica, las relaciones exteriores y el imperio de la ley. Punto. Cualquier otra cuestión puede resolverse a través del mercado, o es competencia de los gobiernos subnacionales”.
La discusión de fondo es la de siempre: cómo se acumula y cómo se distribuye. Vamos a decirlo con la misma terminología que usa el Presidente: no es que “no hay plata”, el tema es a quién se le da y a quién se le quita. Plata hay, la cuestión es en qué se la emplea.
El Gobierno se la niega a los jubilados, a las universidades, a las personas con discapacidad, a la Ciencia y la Tecnología, a las PyMEs, a la salud, a la educación, para nombrar algunos de los casos más cercanos y sensibles, pero al mismo tiempo, entre otras decisiones, baja las retenciones sobre los productos agropecuarios y elimina las retenciones a la minería, al fijar una alícuota del 0% para 200 productos, entre ellos el oro y el cobre.
Todo el debate que venimos dando en cada una de las sesiones, en cada comisión, en cada plenario, en definitiva tiene que ver con cómo se acumula y cómo se distribuye la riqueza.
Veámoslo con algunos ejemplos concretos: la Oficina de Presupuesto del Congreso dice que el incremento excepcional de emergencia del 7,2% para las jubilaciones tendría un impacto fiscal para la segunda parte del año del 0,41% del PBI. El bono de $ 110.000 agregaría un 0,38%. Sumando ambos conceptos, ese impacto alcanzaría al 0,79%. Es un número muy similar a la caída del ingreso de la Administración Pública Nacional en lo que va del año: un 0,7% del PBI. Pero, ¿por qué cayeron los ingresos? Porque, entre otras cosas, en diciembre se decidió que caduque el impuesto PAIS que gravaba la compra de bienes y servicios en el exterior con tarjetas de crédito y débito, así como la compra de divisas para ahorro y algunas importaciones.
Hay que ver las dos columnas, los dos lados del balance. El impuesto PAIS en el 2024 explicó casi el 5% del total de lo recaudado. Sin embargo, el Gobierno eligió no prorrogarlo, es decir, renunció a ese 5%. Si el objetivo de la actual gestión es lograr un superávit primario que supere el monto de los intereses a pagar (que además son cada vez más grandes porque cada vez hay más deudas), en un contexto en el que bajan los ingresos porque se eliminan impuestos y se achica la actividad económica, el tamaño del ajuste que se requiere implementar es cada vez más grande.
Pero hay más: en el paquete fiscal el Gobierno redujo la alícuota de Bienes Personales, un impuesto progresivo que efectivamente recae sobre los que más tienen.
En paralelo, aumentó el impuesto para la cuarta categoría en Ganancias. Así que no es que todo baja o que todo se rebaja. Baja Bienes Personales, pero aumenta la cuarta categoría de Impuesto a las Ganancias.
Por otra parte, hay un estudio reciente que afirma que el 1% más rico de este país concentra el 25% del total de la riqueza. El 10% más rico acumula un 60% de la misma. Si tomamos el otro extremo, el 50% más pobre tiene el 4% del total de la riqueza. Es decir, en el medio queda un 40% de la población que es lo que podríamos denominar las clases medias, que siguen teniendo el 36% de la riqueza. Es por lo que vienen. Porque a los de abajo, a este 50% que tiene el 4%, ya no le pueden sacar más.
Cuando nos hablan del “modelo peruano” nos están diciendo que vienen por ese 40% de la población que aún tiene un poco más de un tercio de la riqueza que existe en nuestro país.
Me viene a la memoria una ley de la que fui uno de los impulsores: el Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia. Quiero refrescar cuatro datos.
¿Cuántas personas lo pagaron? 10.000 personas. Ninguna de ellas dejó de ser rica por lo que abonó por el Aporte Solidario. ¿Cuánto se recaudó? 2.600 millones de dólares. ¿Para qué se usaron? 20% para equipamiento médico y vacunas, 20% para subsidio a las micro y pequeñas empresas, 20% para las Becas Progresar, 15% para el Fondo de Integración Socio Urbana, y 25% a programas de exploración, desarrollo y producción de gas natural, que fue aplicado fundamentalmente al Gasoducto Néstor Kirchner, que hoy es una de las fuentes principales de divisas que nuestro país ha logrado concretar.
No es cierto que no hay plata. Hay que buscarla donde está y hay que utilizarla para las cosas que hacen falta, para atender las necesidades de los más necesitados, y para desarrollar aquellos proyectos que a su vez son generadores de riqueza.
Las políticas que impulsa este gobierno perjudican claramente a los más débiles y benefician a los más poderosos. Hay otro modelo: es el que promueve una serie de políticas que benefician a las mayorías, entre ellas los sectores medios y los más vulnerables.
* Diputado nacional Unión por la Patria y Presidente del Partido Solidario