Uno de los contenidos que más abundan en las redes sociales son las recetas de cocina. Hay de todo y de todos, desde chefs famosos hasta aficionados pasando por cocineros que hicieron su carrera enteramente en las plataformas. Pero en ese universo predomina cierta heterogeneidad, en el formato, las tomas, la estética, las recetas. Por eso, cuando aparece algo diferente, llama la atención.
Eso pasó con las clases de cocina que hace un mes empezó a dar por Instagram Micaela Najmanovich, reconocida pastelera y cocinera. Mica de Anafe, como muchos la conocen, justamente porque con su pareja y coequiper Nicolás Arcucci rompieron el molde en 2018 con ese pequeño restaurante a puertas cerradas en Chacarita.
Tanto fue el crecimiento de la dupla –ambos ex alumnos del Nacional Buenos Aires y con experiencia en cocinas del exterior que se reencontraron acá y abrieron este proyecto– que en 2020 Anafe abrió su local a la calle en Colegiales y desde entonces cosechó varias distinciones, entre ellas el premio 50 Best One to Watch Latam después del durísimo año de pandemia, el puesto 55 en el 50 Best Latam en 2022 y el Bib Gourmand de la Guía Michelin.
Referente de la nueva cocina argentina, Mica se dio cuenta de que tenía mucho para dar más allá del restaurante. “Cuando cocinaba en casa decía ‘Esto yo podría comunicarlo’. O cuando cocino para mis amigos aprenden de mí pequeñas cositas que los hacen cocinar mejor. Yo pensaba, ‘¿Cómo hago para que otras personas puedan aprenderlo también?’”, cuenta a Clarín. Así, empezó ella a filmarse en la cocina de su casa, por ejemplo, haciendo un pastel con medio pollo asado que le había sobrado. “Pero quedaba extraño”, sigue.
Conocedora de los códigos de las redes sociales –maneja ella la de sus restaurantes, tanto de Anafe como La Ventana de Anafe– entendió que necesitaba profesionalizar lo que estaba haciendo. Puso un mensaje en Instagram buscando un productor gastronómico. Y así conoció a Carla Nicastro, quien realizó muchas producciones para importantes marcas y eventos, y se armó la dupla creativa detrás de esta academia Mica de gastronomía.
“Car es muy productora y me ayudó a organizar todo el contenido. Vino con una cámara y su novia a La Ventana y lo primero que hicimos fue la receta de la salsa criolla. ‘Cortá en brunoise algo’, me dijo. Lo importante no era la receta, sino entender qué tenemos para dar”, explica la cocinera.
El proyecto fluyó. Empezaron a hacer y a publicar. “Fuimos a prueba y error, y eso se va viendo en los videos”, admite Micaela.
El resultado fue un soplo de aire fresco. Mica puede estar cocinando con un vestido y un aro enorme en ese primer video de la criolla –”Fue un montón, amiga sacate ese aro”, se carga a sí misma– o con una remera con la estampa de la banda inglesa Suede. Se divierte, mete el humor, no corrige el error en la edición porque en la vida no hay edición para corregir. Se quiere mostrar cómo es, descontracturada, sí, pero también con el gran conocimiento de la sólida trayectoria que la respalda a sus 34 años.
Y la fórmula funcionó. Midiéndolo en los parámetros del algoritmo, en sólo cuatro semanas Micaela subió de manera orgánica un 50% su cantidad de seguidores (pasó de 10.000 a más de 15.000) en su cuenta @mica.najmanovich. Pero lo que a ella más la gratifica es la respuesta positiva de la gente: los comentarios, las felicitaciones, los pedidos de más recetas.
Las que mejor performaron, cuenta, son las del pollo al horno y la de la salsa rápida de tomate. “Con el pollo, lo único que hay que hacer es marinarlo. Fin. Y elegí cuartos traseros a propósito: primero aprendemos a hacer una parte y después nos complicamos”, dice de la primera.
El tuco exprés fue la respuesta a lo que más le pedían sus seguidores. Y ahí, en ese video, esta quizás la expresión de lo que busca la chef. “No quiero enseñar recetas, quiero enseñar a cocinar. Te enseño a pensar el playo que estás haciendo. El producto que tenés y los roles de cada ingrediente o cada paso. Busquemos la acidez del tomate, que es lo rico. No lo matemos”.
Ese video, además, grafica otra cosa. Si bien concede que en algún momento quiere monetizar este proyecto, no fue el dinero su motivación para activarlo. Tanto que usa una lata de tomates en la que se ve en primerísimo plano una etiqueta: cualquiera podría creer que es un contenido patrocinado. “Nada que ver. Ni siquiera me llamaron después del video”, dice sobre la marca, que es la que usa cuando cocina en su casa. Lo mismo con otro video que la rompió: el que recomienda utensilios de cocina para tener en casa. Uno de los cuchillos que menciona tampoco le puso un peso: de vuelta, son los que ella usa.
¿Hacia dónde quiere llevar su cuenta? Mamá de un bebé de 10 meses y responsable de sus restaurantes, trata de organizar sus jornadas de grabación en las que prepara tres o cuatro recetas y por ahora va a seguir subiendo videos a Instagram y próximamente a YouTube. No a TikTok, “porque no me siento representada al menos por ahora”.
Tampoco hace para Instagram cosas con las que no se identifica. “Car me dice ‘Esta toma la necesitamos’, y yo le digo ‘La toma perfecta please no la hagamos’”, cuenta la cocinera, que se resiste también a usar hashtags. “Confío en que es un estilo y tiene su público. Capaz es más largo, pero las cosas a la larga también se instalan más fuerte”, postula.
Le agradece a Carla por haber creído en el proyecto desde el principio y a sus seguidores que son la principal guía a la hora de elegir el contenido. Piensa en su audiencia como alguien que tiene 20 y largos, vive solo, tiene que cocinarse y con poco quiere hacer algo rico, pero también en alguien que le gusta cocinar, tiene una cocina stockeada y le interesa conocer esos secretos de cocinero. “Son tips que funcionan para todos. Quiero que mi contenido sea ATP”, afirma
Mica cuenta que va a hacer videos de cosas que le piden y de otras que quiere compartir ella, siempre con esta idea de enseñar el cómo. Adelanta que se vienen ñoquis, hummus, sopa de bandeja de verdulería, y pan chato a la plancha. También anticipa que va a tomar pedido curioso de una seguidora: carne al horno sin sellar. “Entiendo por qué me lo piden y cómo solucionar el problema sellando la carne”, desliza misteriosa.
¿Va a hacer también la receta de su famosa pavlova de Anafe? “Capaz la haga. ¡No me lo pidieron!”, contesta divertida. Y a la pregunta de qué imagina con esta cuenta de acá a, pongamos, un año, Najmanovich no se pone objetivos smart sino cosas más emocionales. “Me gustaría poder ver que las personas toman mis recetas o mis tips en sus casas. Que me cuenten ‘Yo me compré esto porque vos me lo dijiste’. Poder ver esto de alguna forma virtual o personal sería un orgullo”, cierra.