Coraje para otra lógica política

Coraje para otra lógica política

Por todos lados leo con frecuencia que las derechas llegaron por la falta de coraje de los movimientos nacionales y populares. Lo curioso es que esto lo sostienen las personas que, en aquellos años, hablaban de lo que sucedía como si se tratara de una revolución.

Evidentemente, no lo era, no lo fue y, en el mejor de los casos, no fue más que un freno de mano, a veces sólido, otras no tanto, en la acelerada marcha del neoliberalismo.

¿Les faltó coraje a Chávez, a Evo, a Néstor y a Cristina, a Correa, o es que anteriormente en los años 70 se ensayó derrotar política y militarmente a la burguesía y eso terminó mal? Aunque, respecto a esta cuestión, aún quedan muchas cosas pendientes que pensar.

¿Y, en esta nuevas condiciones, están tan seguros los que reclaman coraje, sobre que las nuevas derechas no hubieran llegado de todos modos?

Se trata más bien de pensar en una lógica política distinta para tal vez entender la nueva locura nihilista de la actual agenda de ultraderechas mundial.

Fui, creo, uno de los primeros en decir que China le arrebataba la hegemonía del capitalismo a EE.UU. Siempre tomé nota de los excelentes resultados de China en su combate contra la pobreza, en su interés geopolítico y estratégico y en su esmerada planificación con respecto al capitalismo.

Pero, a estas alturas, para mí no pueden tener lugar ideales revolucionarios con presos, perseguidos, sin sindicatos y sin libertad de expresión. Por supuesto no creo que ningún país de occidente pueda dar ejemplos al respecto.

Ahora, pasados los años y a mi juicio, la causa debe de ser un proyecto de Emancipación donde la igualdad, la singularidad y la justicia social no se socaven entre si. A la izquierda “difícil” -o “imposible”, si así prefieren llamarla los que van de grandes revolucionarios insultando por ahí- lo que le interesa (lo que nos interesa) es la Causa, no el Ideal.