La izquierda chilena elige a la comunista Jeannette Jara para disputar en noviembre la presidencia a una derecha que avanza imparable

La izquierda chilena elige a la comunista Jeannette Jara para disputar en noviembre la presidencia a una derecha que avanza imparable

La izquierda chilena ha elegido este domingo a la candidata que los representará en la primera vuelta de las presidenciales del 16 de noviembre frente a las derechas que avanzan imparables: Jeannette Jara, de 51 años, militante del Partido Comunista. Con el 99% de los votos escrutados, la administradora pública, abogada y exministra del Trabajo de Gabriel Boric ha obtenido un contundente 60%, frente a la socialdemócrata Carolina Tohá, también exministra, que alcanza un 28%. El representante del Frente Amplio de Boric, el diputado Gonzalo Winter, queda en tercer lugar con un 9%, mientras que el congresista Jaime Mulet, de la de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), llega último con un 2,7%. La elección de Jara marca un hito para el Partido Comunista chileno: se trata de la primera vez desde el retorno a la democracia en 1990 que esta fuerza política, que estuvo en la oposición a los gobiernos de centroizquierda de la transición, logra colocar a una candidata de sus filas en la carrera a La Moneda, apoyada -al menos institucionalmente- por todo el sector progresista. El resultado de esta primaria, a su vez, conlleva un gran golpe para las fuerzas moderadas del progresismo -encarnadas por Tohá en esta competencia interna-, que quedan subyugadas nuevamente a los sectores radicales de la izquierda.

“Es el momento de reafirmar lo que muchas veces dijimos: que estamos comprometidos con un pacto que vamos a cumplir, no solo en la forma, sino en el fondo. Jeannette Jara se transforma en la candidata de la centroizquierda y trabajaremos lealmente para que esa candidatura le ofrezca al país el mejor proyecto posible para competir con la derecha”, ha dicho Tohá al reconocer su derrota.

Ha sido una primaria marcada por la baja participación: llegaron a las urnas 1,4 millones de personas, en Chile y en el extranjero, y la jornada se desarrolló con normalidad: como habitualmente sucede en Chile, los recuentos han sido rápidos y los resultados -ya categóricos- comenzaron a conocerse menos de una hora después del cierre de mesas, a las 18.00 hora chilena. Aunque se trataba de una votación voluntaria -solo estaban excluidos de votar los afiliados a partidos que no tuvieron primarias- se trata de una cifra que está incluso por debajo de los pronósticos menos auspiciosos: apenas participó el 9% de los 15 millones de convocados. En las primarias de 2021, entre Boric y el comunista Daniel Jadue, donde compitieron solo dos partidos con dos candidatos, acudieron 1,7 millón de votantes. Era el piso que se había fijado el propio oficialismo para mostrar si tenía la capacidad de movilizar a su base social, de proyectar unidad y de demostrar que sigue siendo competitivo frente a una derecha fuerte que llegará con tres candidatos a la primera vuelta del 16 de noviembre: Evelyn Matthei (de la derecha tradicional agrupada en la alianza Chile Vamos), José Antonio Kast (de la derecha conservadora del Partido Republicano) y Johannes Kaiser (de la ultraderecha del Partido Libertario).

Este nivel de participación, sin embargo, no alcanza para asustar a las derechas y, por el contrario, representa una señal de debilidad. Si se alcanzaba una cifra parecida a la obtenida por la derecha en su primaria de 2021 que no le permitió retener La Moneda -1,3 millón-, era una mala noticia para el oficialismo chileno, como efectivamente ocurrió este domingo. La izquierda chilena, como dijo Tohá, deberá trabajar duro para movilizar a su electorado y convencer a las mayorías.

Con la elección de una candidata única del Partido Comunista, la presidencial chilena se vislumbra polarizada. Kast, de la derecha extrema, se ha instalado en las últimas semanas por sobre Matthei, la economista de la derecha moderada que fue por meses la favorita para llegar al Gobierno en marzo de 2026, cuando acabe la Administración de Boric.

De acuerdo a un sondeo de la encuestadora Cadem difundido esta noche, pero efectuado antes de las primarias, Kast sube a 24% en intención de voto espontáneo y Jara a 16% (ambos subieron cinco y tres puntos, respectivamente), por lo que pasarían a segunda vuelta. Mientras, en la tercera posición se encuentra Matthei (10%), que ha caído nueve puntos en las últimas cuatro semanas. La economista fue alcanzada por el populista Franco Parisi, que obtiene el mismo 10%.

La duda de la cohesión tras Jara

La unidad de la izquierda será una gran prueba a partir de esta noche. La campaña fue subiendo de intensidad en las últimas semanas y las diferencias de fondo quedaron expuestas ante la ciudadanía, sobre todo entre Tohá -que arrancó la carrera como favorita- y la candidata ganadora. “Donde [el Partido Comunista] ha gobernado en el mundo los países se han estancado socialmente y ha cundido la pobreza”, acusó la politóloga socialdemócrata, de 60 años, en uno de los debates. Ambas exministras de Boric -Tohá del Interior- mostraron que encarnan opciones muy diferentes de concebir el papel de la izquierda en 2025 y las necesidades de un país como Chile, estancado económicamente hace más de una década y con desafíos urgentes como la crisis de inseguridad. En esta campaña dejaron en evidencia diferencias fundamentales respecto de la convivencia del Estado y el mercado, el crecimiento económico, el manejo de la delincuencia, las relaciones exteriores, el control de la inmigración irregular, entre otras materias clave.

“Lo importante es que, al final del día, los sectores progresistas vamos a estar todos unidos detrás de una sola candidatura”, aseguró el presidente Boric por la mañana, apuntado a una preocupación de todo el sector político: si dadas las grandes distancias entre las propuestas oficialistas y lo caliente de la competencia, el resultado generará dispersión. Está en duda si la ganadora, Jara, tendrá efectivamente un torrente de poder político para enfrentar a una derecha que tiene los vientos a su favor este 2025, con una ciudadanía que pide autoridad, control de la inseguridad, crecimiento económico -los temas clásicos de este sector- y donde Nayib Bukele sigue siendo el líder internacional mejor valorado por los chilenos, de acuerdo a la encuesta Cadem.

A la oposición le conviene que la elegida haya sido la militante comunista. Sobre todo a Matthei que, con Tohá fuera de competencia, intentará conquistar a los sectores moderados de centro y de centroizquierda que no están dispuestos a apoyar a una carta del PC. La encuesta Cadem entrega escenarios de segunda vuelta: Matthei perdería frente a Kast por tres puntos (34% contra un 37%), aunque la abanderada de la derecha tradicional le ganaría a Jara por 19 puntos (50% y un 31%). Kast, en tanto, superaría a Jara por 20 puntos (50% y 30%, respectivamente).

La candidatura de Jara, al menos públicamente, pareció distinta al doctrinario Partido Comunista chileno, una colectividad que no ha girado hacia posiciones moderadas (como fue el caso el PC italiano y el eurocomunismo de Enrico Berlinguer), que se sigue definiendo como marxista-leninista y, por lo tanto, no ha sacado el concepto de dictadura del proletariado de su doctrina. La exministra del Trabajo, sin embargo, ha marcado distancias con la alta dirigencia de su partido, en temas sustanciales como la necesidad de un nuevo proceso constituyente, un asunto que ella no comparte. Pero no resulta evidente si tendrá la fuerza para poder abrirse un camino propio. Menos con el nivel de participación con que fue elegida y con una cantidad de votos -820.000- que está por debajo del más de millón de respaldos que obtuvo Boric en las primarias de 2021 y que fueron el trampolín para su llegada a La Moneda.

El avance del Partido Comunista (PC) chileno ha sido lento, pero constante. Al comienzo de la democracia en 1990 era una fuerza política extra institucional, que se mantuvo en los márgenes con candidaturas testimoniales, como lo fue en 1999 la de su presidenta Gladys Marín (1941-2005). En ese periodo se instaló en la oposición a la Concertación de centroizquierda, pero en 2010 el PC entró al Parlamento gracias a determinados acuerdos. En 2014 consiguió ingresar al Gobierno, en la coalición Nueva Mayoría del segundo mandato de Michelle Bachelet, pero todavía en un papel secundario. Fue la primera vez que los comunistas volvieron a La Moneda tras el Gobierno de Salvador Allende (1970-1973).

En 2022 el PC fue parte de la coalición original de Boric, Apruebo Dignidad, con presencia en el Comité Político y carteras clave como la vocería, Trabajo y Educación. La candidatura única de Jara, ahora, instala al partido en una posición protagónica respecto de sus aliados.