En Villa La Tela, Córdoba, una tela de alambre separa la villa de la Escuela de Aviación. Allí, Jerónimo Walter Díaz, más conocido como “El Pollo”, dirige desde hace doce años Benjaminos Sinfónica, un proyecto que transforma la vida de cientos de niños y jóvenes a través de la música.
Todo comenzó cuando Díaz, quien sostenía un comedor para niños, le preguntó a los chicos qué les gustaría hacer en su tiempo libre. Las respuestas fueron las esperadas: fútbol, baile, batucada. Pero tres niñas sorprendieron a todos con una frase que cambiaría sus vidas: “Queremos aprender a tocar el violín”. “No veníamos del mundo de la música, pero no pudimos ignorarlo. Así nació la idea de una escuela de violines en la villa”, recuerda.
En 2013 comenzaron con seis chicos y seis violines prestados. Muchos dudaban, incluso los propios padres, pero los niños avanzaban ensayo tras ensayo. Aprendieron a afinar, a escuchar y a esperar su turno. “La música transformó todo: la autoestima de los chicos, el vínculo con sus familias y la forma en que la comunidad los miraba. Ya no eran los chicos de la villa, eran músicos”, cuenta El Pollo.
Con el tiempo sumaron nuevos instrumentos —un cello, una viola, catorce bandoninas— y el grupo creció. Así nació Benjaminos Sinfónica, que hoy forma parte de la Asociación Civil Los Benjaminos. El proyecto cuenta con ocho escuelas distribuidas en 25 asentamientos de Córdoba, su propio método de enseñanza y más de 40 canciones originales. Además, más de 20 profesores integran el equipo pedagógico y muchos de ellos son jóvenes que ingresaron como estudiantes y se convirtieron en capacitadores.
La música también les permitió abordar problemáticas sociales más profundas. Una de ellas era la deserción escolar: muchos chicos no terminaban el secundario. Por eso, uno de los requisitos para formar parte de la orquesta es asistir a la escuela. “La música les enseña esfuerzo, disciplina, concentración, trabajo en equipo y respeto», explica. “Si vienen a la escuela de música, deben comportarse como artistas. Acá se respeta, se trabaja y se estudia.»
Desde su creación, más de mil niños y jóvenes pasaron por la escuela, donde el arte dejó de ser un privilegio para convertirse en un derecho. Todos los que alcanzaron la edad del secundario están cursando o ya finalizaron sus estudios, y muchos continúan en la universidad.
“No quiero ver a un chico de la villa ser indigente de pensamiento”, afirma. “Nuestro lema es claro: un niño que toca un violín no toca un arma. La música empodera, y no puede ser que por nacer en una villa alguien quede condenado a la marginalidad. Con cada instrumento, les cambiamos la vida. Esa es mi forma de vivir, de aportar algo.”
El Premio Abanderados es una iniciativa de Fundación Noble, eltrece y la productora Luz Libre. Y se lleva adelante gracias al acompañamiento de Telecom, Axion Energy, Banco Galicia, Universidad Siglo 21, Lotería de la Ciudad de Buenos Aires: Hablar es Ganar, Sancor Seguros, CAEM, Grupo ST, Silicon Misiones, Afianzadora, Marsh Mclennan, Bayá Casal, ADT, MEDICUS, Arcelor Mittal, Fundaciones Grupo Petersen, Andreani Logística Social, Fundación Navarro Viola y Fundación Noble.
Jerónimo Walter Díaz es uno de los ocho ganadores del Premio Abanderados 2025. Esta distinción reconoce a los argentinos cuyas iniciativas están generando un impacto en sus comunidades.
Las historias de cada abanderado se cuentan en www.premioabanderados.com.ar y en las redes sociales del Premio: @abanderados en Instagram y @PremioAbanderados en Facebook.
Desde el 31 de octubre al 16 de noviembre, el público va a poder votar por el Abanderado del Año, que se conocerá en la Gala Final.