Un alto el fuego salpicado de ataques israelíes: más de 200 personas han muerto en Gaza desde el anuncio de tregua | Internacional

Un alto el fuego salpicado de ataques israelíes: más de 200 personas han muerto en Gaza desde el anuncio de tregua | Internacional

La madrugada de este miércoles en Gaza se ha parecido como lo hacen dos gotas de agua a cualquier otra noche de los últimos dos años, antes de la entrada en vigor del alto el fuego el pasado 10 de octubre. Al menos 104 palestinos han muerto, casi la mitad (46) niños, en bombardeos sobre tiendas de campaña, las ruinas de las casas de los campos de refugiados de Nuseirat y Al Shati o en las cercanías de hospitales. Las fotografías de esta noche no han sido tampoco las de una tregua; imágenes como la de un hombre acarreando el cuerpo de un niño con el cráneo destrozado. Un centenar era la media diaria de muertos del ejército israelí en Gaza hasta el 10 de octubre.

En los 20 días transcurridos desde el anuncio del cese de los ataques, Israel ha matado a 212 palestinos y herido a 597, según datos de este miércoles del Ministerio de Sanidad de la Gaza. Esta última masacre ha sido la peor desde el 10 de octubre, pero ya antes se producía un goteo de víctimas, tiroteadas por acercarse o atravesar la línea amarilla que da paso al 58% de la Franja bajo control militar israelí. El 19 de octubre se produjo una primera oleada de bombardeos en los que perecieron una treintena de palestinos, con el argumento de que un ataque de Hamás había matado a dos soldados israelíes. La milicia palestina lo niega.

Después de ambas escaladas, el Gobierno israelí se limitó a anunciar que el alto el fuego “volvía a aplicarse”, mientras su principal aliado, Estados Unidos, defendía su derecho a tomar represalias. La Casa Blanca ha asegurado también que la tregua que le ha permitido a Donald Trump arrogarse el supuesto papel de pacificador de Oriente Próximo no está en peligro.

Esa primera oleada de bombardeos no disuadió tampoco a la Unión Europea de congelar al día siguiente su modesta propuesta de sanciones a Israel. Bruselas aludió al nuevo “contexto” en Gaza. Tampoco los países mediadores (Egipto, Qatar y Turquía) del acuerdo de Trump han hecho valer su condición de garantes del alto el fuego. El primer ministro catarí, Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, se ha limitado este miércoles a describir como “decepcionantes y frustrantes” los bombardeos de Israel.

Lo que Haizam Amirah Fernández, director ejecutivo del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC), define como “complicidad” de la comunidad internacional, no es sorprendente para este experto: “Si un Estado ha tenido impunidad para cometer un genocidio [en Gaza], ¿acaso no va a tenerla para romper un alto el fuego?”.

En medio de este silencio internacional, Israel está aplicando un esquema similar al que lleva un año imponiendo en Líbano, país con el que firmó un alto el fuego en noviembre de 2024. Desde entonces, ha bombardeado el sur del país “casi diariamente”, denunció el martes el presidente libanés. Joseph Aoun, sin que ello le haya acarreado consecuencias.

La situación de Gaza es mucho peor. Por debilitado que esté, Líbano es un Estado en el que sus ciudadanos tienen libertad de movimiento. Los libaneses pueden escapar. No así los gazatíes, una población de dos millones de personas exhaustas y hambrientas tras dos años de horror, que ya deplora más de 68.000 víctimas en una lista de muertos que Israel sigue engrosando.

Los bombardeos no son la única violación del alto el fuego que Israel está cometiendo. So pretexto del retraso de Hamás a la hora de entregar los cadáveres de rehenes israelíes, sigue sin abrir el paso fronterizo con Egipto de Rafah. Sobre todo, continúa incumpliendo la cláusula del pacto de Trump que le obliga a franquear el paso a Gaza de unos 600 camiones diarios con alimentos, medicinas o tiendas de campaña.

El lunes, la coordinación humanitaria de Naciones Unidas reveló que solo 300 de esos vehículos pesados habían penetrado entre el viernes y el sábado por Kerem Shalom, uno de los dos únicos pasos fronterizos abiertos de un total de unos seis en la frontera con la Franja. La ONU ha confirmado que la hambruna que declaró en el norte del territorio en agosto no se ha revertido. Israel mantiene, con un alivio mínimo, su bloqueo y ha desoído la petición de las agencias humanitarias de abrir esos cruces fronterizos.

“¿De qué tipo de paz se está hablando? ¿De una paz sin justicia, sin comida, sin medicamentos, sin derechos y sin horizonte político?“, plantea el director del CEARC. ”Quizás habría que definir qué significa el término paz para la Casa Blanca y para sus enviados, todos sionistas declarados. La pregunta que se deberían hacer los países mediadores, garantes del alto el fuego, es si Washington no los ha utilizado para que ese acuerdo saliera adelante”, concluye.

Nuevas violaciones

Israel pretende ir aún más lejos. Con el argumento de presionar a Hamás para que acelere la entrega de los restos de los rehenes, el Gobierno de Netanyahu estudia aplicar lo que constituirían nuevas violaciones del alto el fuego, algo que sus medios de comunicación afines reflejan sin reparos.

Por ejemplo, desplazar hacia el oeste esa Línea Amarilla que marca el repliegue de su ejército previsto en el plan de Trump, informó este martes el diario Israel Hayom. Es decir, ocupar nuevos territorios de la Franja y desplazar a más palestinos hacia el ahora 42% del territorio que su ejército no controla, en un lugar que, ya antes de la invasión de 2023, era el más densamente poblado del planeta. También valora mantener cerrado Rafah, reducir aún más la entrada de ayuda humanitaria e incluso retomar el corredor Netzarim, que parte en dos el enclave, lo que le permitiría apoderarse de más terreno.

Mientras el Gobierno de Gaza, controlado por Hamás, clama por lo que define como violaciones del alto el fuego por parte de Israel, la relatora especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, definió hace días esta tregua con un juego de palabras. Alto el fuego en inglés se dice ceasefire. Para Albanese, Israel aplica la política de “You cease, I fire” (Tú cesas [de luchar] y yo disparo).

En un documento de 2014 del intelectual estadounidense Noam Chomsky, este pensador judío aludía a lo que definía como un “patrón habitual” en Gaza, por el que Israel “hacía caso omiso de cualquier acuerdo vigente, mientras que Hamás lo respeta, hasta que un fuerte aumento de la violencia israelí provoca una respuesta de Hamás, seguida de una brutalidad aún mayor”.

Amirah Fernández coincide en que lo que está ocurriendo en Gaza no solo era “previsible por cómo Israel ha gestionado anteriores acuerdos de alto el fuego, incluido el de Líbano”. También apunta a la necesidad de “escuchar a los dirigentes israelíes hablar en hebreo, no en inglés”.

“A diario estos dirigentes están diciendo que, con los rehenes [vivos] ya en casa, van a seguir con su guerra”, afirma. No se trata solo de los aliados de Gobierno ultraderechistas de Netanyahu, “sino incluso de los portavoces oficiosos de su Ejecutivo” (como el Canal 14 de la televisión israelí). “El proyecto israelí no ha cambiado” con el alto el fuego, señala Amirah Fernández, que sostiene que sus objetivos son “la limpieza étnica de Gaza, echar a los palestinos, anexionarse la Franja y luego Cisjordania”.

De momento, el alto el fuego ha permitido a Israel “llevar a la práctica la limpieza étnica del 58% de Gaza”. Se refiere a zona bajo control militar israelí.

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