Alberto Pedro Kreder (79) y Juana Inés Morales (69) llevan 19 días de desaparecidos en Chubut. El 11 de octubre salieron de Comodoro Rivadavia hacia Camarones, pero nunca llegaron a destino. La camioneta en la que viajaban apareció encajada en el barro fuera del camino que debían seguir y desde entonces se organizó un gran operativo de búsqueda con policías, perros y drones. No hubo resultados.
En las últimas horas se resolvió un cambio de estrategia que golpea las ilusiones de sus familiares. Los investigadores pasaron de usar perros de búsqueda de personas vivas a canes especializados en rastreo de restos humanos. «Ya no buscamos personas con vida», admitió el ministro de Seguridad de Chubut, Héctor Iturrioz.
Iturrioz es quien coordina los operativos que incluyeron fuerzas nacionales, provinciales y de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, además de voluntarios que ofrecieron camionetas, drones y cuatriciclos para recorrer la zona. Los equipos llegaron a alcanzar las 100 personas.
El funcionario provincial contó a diario Río Negro que los lugares donde la lógica indicaba que podían estar ya fueron rastrillados, pero no encontraron allí a los jubilados ni rastros de ellos.
«Se hicieron rastrillajes a 30 kilómetros del punto uno donde se encontró la camioneta sin resultados. No solo no encontramos los cuerpos sino que no hay ninguna señal de que hayan transitado por ahí. El clima juega en contra por los vientos huracanados en primavera. Ese sector de la provincia es famoso por el viento», contó al medio patagónico.
Los investigadores siguen aún con dos líneas posibles: que se hayan extraviado o que hayan sido víctimas de un homicidio en ocasión de robo.
La primera opción, que se hayan perdido, ahora se centrará en los sumideros, que son frecuentes en la zona. Son formaciones generadas por la erosión del agua, que producen conductos inicialmente verticales pero que tienen una salida más o menos inclinada u horizontal inclusive por el agua que circula.
El área en que fue encontrada la camioneta Toyota Hilux, propiedad de Pedro y en la que viajaba con Juana, queda en Rocas Coloradas, un paraje a 18 kilómetros al norte de Caleta Córdova, a su vez a 19 kilómetros al norte de Comodoro.
En rigor, la camioneta se encontró encajada en un camino angosto y agreste por el que sólo cabía un vehículo. Cuando el terreno de ripio y pequeñas piedras filosas se conjuga con cierta humedad ambiental, fundamentalmente por precipitaciones como por la cercanía al mar, se genera un fango del que es difícil salir, dada la propensión a resbalar.
Esa misma conjugación de los materiales naturales del suelo y la humedad hace que se forme un fango que persiste bajo la superficie, aún cuando el viento atlántico vaya disipando la humedad superflua. En otras palabras, uno podría pensar que está pisando un terreno firme que no es tal, dado que esa resequedad superficial puede ceder y entonces uno caería varios metros bajo tierra, a un sumidero.
«Estamos en vías de conseguir un sistema que se usa en minería que permite leer la primera capa de tierra hasta 10 metros de profundidad«, anticipó Iturrioz en su diálogo con el diario Río Negro.










