Una sola inyección anual de lenacapavir podría ser suficiente para prevenir el VIH. Esto es lo que sugiere un estudio publicado hoy en la revista The Lancet. Aunque se trata de un ensayo en fase 1, que se centró en la seguridad y en cómo el cuerpo procesa el medicamento (farmacocinética), los resultados mostraron que la cantidad de lenacapavir en la sangre fue lo bastante alta como para ser efectivo en la prevención del VIH. El estudio no evaluó directamente su eficacia para prevenir la infección, pero los datos son prometedores y se suman a lo que ya se considera un punto de inflexión en la lucha contra una enfermedad que ha matado a más de 40 millones de personas y contagia a 1,3 millones al año.
“Por comparativa con los niveles que se alcanzan en sangre, lo esperado es que se obtuviesen resultados similares, pero habrá que hacer ensayos clínicos para estar seguros”, señala José Alcamí, director científico de la Unidad VIH en el Hospital Clinic de Barcelona, desde la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI) que se celebra en San Francisco y donde se han presentado los resultados del estudio.
El lenacapavir, un antiviral de la farmacéutica Gilead ya aprobado como tratamiento en combinación con otros antirretrovirales para pacientes multirresistentes, demostró en dos ensayos el año pasado poder evitar el contagio cuando se usa como prevención en forma de inyección subcutánea dos veces al año. Esta manera de tomar el fármaco, a la que se añadiría la opción de la inyección intramuscular anual, evitaría los problemas de adherencia que puede haber con fármacos como Truvada, que se deben tomar diariamente para reducir el riesgo de contagio. Por ahora, si el tratamiento preventivo tuviese un coste similar al del aprobado para tratamiento, que ronda los 20.000 euros al año en España y el doble en EE UU, la económica sería una limitación importante, sobre todo para llegar a los países donde más se necesita.
Las pastillas de profilaxis de preeexposición (PrEP), que deben tomar a diario para prevenir el contagio personas con riesgo de exposición al virus, cuestan ahora en España unos 30 euros mensuales. Hasta ahora, la PrEP está aprobada en dos formatos: una pastilla diaria o una inyección cada dos meses. Cuando se usa correctamente, la PrEP tiene una eficacia superior al 90% en la prevención del VIH, pero, según apunta Gilead en una nota de prensa, en 2023, solo 3,5 millones de los 21,2 millones de personas que podrían beneficiarse de la PrEP en todo el mundo la estaban recibiendo.
Alcamí apunta que, en los países más avanzados, la diferencia de precio hace imposible que los nuevos medicamentos compitan con los antiguos, pero que “Gilead ha anunciado que lo va a dar gratis en los países de recursos medios y bajos, cediendo la explotación a instituciones sin ánimo de lucro”. “Esto podría hacer que este compuesto se podría utilizar antes en Sudáfrica que en España, algo que sería muy buena noticia para las mujeres sudafricanas, que son uno de los grupos más afectados por el VIH del mundo”, afirma.
Bonaventura Clotet, director del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, conoció el primer caso de sida descrito en España en 1981. Esto sucedió durante su residencia como especialista en Medicina Interna en el Hospital Universitario de la Vall d’Hebron de Barcelona. Desde entonces, el progreso frente a la enfermedad ha sido radical. Ahora, considera que el problema de estos tratamientos “es que sean accesibles a todo el mundo”. “Con una inyección al año, sería posible tener ciudades y países enteros libres de sida porque no hubiese nuevas infecciones, pero no me imagino que lo vayan a hacer económico”, añade Clotet, también desde San Francisco.
En su opinión, la mejor forma de utilizar estos nuevos fármacos es “identificar bien las poblaciones que necesitarían un inyectable de larga duración, porque no pueden tolerar Truvada por tener el riñón mal, o las mujeres en África subsahariana, en zonas de gran incidencia, que es difícil que puedan cumplir con el tratamiento oral y donde, en cambio, una inyección al año sería más fácil de administrar”.
En esta revolución de los tratamientos contra el VIH, existen otros de acción prolongada como Cabenuva, que consiste en dos inyecciones administradas cada dos meses y tiene un costo demasiado elevado para muchas personas en países pobres. ViiV, una de las compañías que está detrás del fármaco, ya está trabajando en versiones que tengan la misma prevención con inyecciones cada seis meses.
El lenacapavir bloquea la cápside del VIH, la cáscara que protege el material genético del virus. Así, impide que el virus se reproduzca e infecte a otras células. El mecanismo permite además que mantenga su efecto con cantidades muy pequeñas del fármaco y que pueda tener una acción tan prolongada.
Javier Martínez Picado, investigador principal de IrsiCaixa y profesor ICREA, comenta el valor del medicamento. “Cuando hablas con personas expuestas a la infección o que se han infectado y están valorando estos fármacos de larga duración, cada uno te da su visión; hay gente que prefiere tomar pastillas o inyectarse, y también se valoran implantes [que van liberando el medicamento] como se hacen para algunos anticonceptivos”, explica. “Para un grupo de población, tener un tratamiento a largo plazo y olvidarse es un gran beneficio, sobre todo si son personas con alto riesgo de infectarse”, continúa, pero puntualiza que “estas terapias PrEP protegen exclusivamente del VIH, no frente a otras enfermedades de transmisión sexual”. “También deberán ser constantes en recordar que al año tienen que volver a recibir la inyección, que cuando pasa tanto tiempo, se puede olvidar”, señala.
Martínez Picado, que también se encuentra en San Francisco, dice que en la inauguración de la conferencia se recordó que “en el mundo ahora hay alrededor de 50 millones de personas que necesitan estos fármacos”. “Al margen de que el mecanismo del fármaco funcione, nos queda el reto de cómo hacerlo llegar a todas las personas que lo necesitan, no solo en el norte global”, continúa. “Hacer llegar los medicamentos a quienes lo necesitan va a ser un reto más logístico y humanístico, en un momento en el que se están produciendo recortes de EE UU, también a ayudas para luchas contra el VIH”, concluye.
Alcamí coincide en el diagnóstico y recuerda que gran parte de la financiación de los medicamentos para prevenir el VIH, “alrededor del 90%, viene del Pepfar (Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida), una organización que ha quedado en suspenso por orden de la administración Trump”. Después de años de grandes progresos, hay millones de personas que pueden dejar de tener acceso a medicamentos que evitan que enfermen y mueran por decisiones políticas.