El 27 de marzo de 1871, Escocia e Inglaterra jugaron el primer partido internacional de rugby. Fue casi medio siglo después que William Webb Ellis decidiera tomar una pelota de fútbol en sus manos y correr con ella hacia el campo de sus adversarios. Sin pretenderlo, el joven de 17 años acababa de inventar un deporte que hoy se juega en todo el planeta y cuya máxima expresión -el Mundial- es una de las competencias deportivas más extraordinarias y de mayor impacto en diferentes rubros (empezando por el económico, claro). La historia de Webb Ellis se arraigó firmemente en el folklore del deporte, no está respaldada por una evidencia sustancial y la mayoría de los historiadores la descartan. Pero forma parte de la leyenda.
Lo que no es una leyenda es un dato concreto. El rugby tuvo su primer Mundial en 1987, mucho después de que otros deportes de conjunto organizaran su primer torneo ecuménico. El fútbol jugó su primer Mundial en 1930, el handball en 1938, el vóleibol en 1949 y el básquetbol un año más tarde; más acá en el tiempo, el hockey lo hizo en 1971 y hasta el waterpolo en 1973. Es decir, esto último sucedió 14 años antes que Nueva Zelanda y Australia reunieran por primera vez a 16 selecciones para jugar un Mundial que se sorteó «a dedo» y con uniones que ni siquiera estaban afiliadas a una organización internacional que las nucleara.
El tiempo pasó y a 22 meses de Australia 2027 el rugby tuvo en Sidney el sorteo de su 11° Mundial en el que Los Pumas tendrán su 11° participación en un torneo que contará por primera vez con 24 equipos.
La primera lectura es que las bolillas fueron benévolas para el seleccionado que dirige Felipe Contepomi. Si bien el previa se consideró que caer en el grupo E era lo mejor porque el primero no jugaría ante otro ganador hasta las semifinales, haberlo hecho en la zona junto a Fiji, España y Canadá seguramente le dibujó una media sonrisa al staff del equipo nacional.
Dentro de las opciones que había en el bombo 2, es decir en el grupo que incluyó a los equipos ubicados entre el séptimo y el 12° puestos del ranking mundial, Fiji no era la opción más sencilla pero sí era de las buenas. Para Los Pumas, Italia o Japón hubieran sido lo mejor pero Fij no es Australia (además, local), Escocia o Gales. Si bien a los tres equipos les ganó Argentina este año, seguramente se prepararán mejor para la cita mundialista que los fijianos, que no tienen tanto control sobre sus jugadores porque los mejores juegan en clubes que muchas veces no les permiten irse a representar a su país. El punto a tener en cuenta con Fiji es que desafiará a Los Pumas a ser más estratégicos en su juego de ataque y a darle una mayor prioridad a la obtención y al juego con el pie buscando ganar territorio sin arriesgar tanto. Porque hoy el equipo se siente fuerte con esa dinámica y esa intensidad de ataque. Y ese es, justamente, el ADN del rugby fijiano. El desorden, el caos, es un contexto amigable y conocido para ellos aunque hoy Los Pumas pueden adaptarse a eso y seguramente prepararán con tiempo ese partido para llegar con la estrategia bien clara.
Fiji será el adversario más difícil, de todos modos. Y será el único equipo que podría comprometer ese primer puesto en el grupo. Es un seleccionado de una marcada evolución, con jugadores desequilibrantes en el mano a mano que además rinden muy bien en clubes europeos importantes. Pero son inconsistentes, irregulares en lo mental y en el manejo de los partidos (a veces les cuesta cerrarlos) aunque más sólidos que en el pasado en las formaciones fijas. Esa irregularidad se vio en la última ventana de noviembre cuando perdían 21-0 ante Francia, empataron pero lo perdieron en el final. En el último Mundial, por ejemplo, dejaron afuera de la primera fase a los Wallabies, nada menos. Y en los cuartos de final estuvieron muy cerca de dar otro golpe frente a Inglaterra, rival con el que perdieron sólo por seis puntos.
España y Canadá no deberían complicar incluso a unos Pumas con suplentes. Los españoles tienen un entrenador argentino con pasado en el seleccionado. Se trata del rosarino Pablo Bouza. Además forman parte del equipo varios compatriotas: Estanislao Bay, Gonzalo López Bontempo, Iñaki Mateu, Matiniano Cian, Federico Casteglioni, Santiago Ovejero, Joaquín Domínguez y Vicente Boronat. Jugarán su segundo Mundial después de la ya lejana experiencia de Gales 1999 y lo harán tras sufrir dos desclasificaciones consecutivas en los últimos dos torneos por mala inclusión de jugadores. No es un rugby con una liga fuerte para crecer tanto en dos años. Y Canadá está en reconstrucción. Es un equipo que supo jugar mano a mano en el segundo nivel pero que perdió clasificaciones mundialistas ante Chile o Uruguay, por ejemplo. Por eso tampoco debería ser una amenaza. Ninguno de los dos puede soportar la intensidad física y de ritmo de Argentina ni tienen la capacidad física para dominar a Los Pumas en el contacto, en el scrum y en el line (quizá España, con Bouza, podría complicar un poco en la hilera). Pero serán dos partidos para ganar con bonus y hasta haciendo descansar a jugadores clave de ser necesarios.
Luego de la primera fase a Los Pumas les llegarían los «mata-mata». Y en los octavos de final -en el caso de obtener el grupo, por supuesto- un mejor tercero que sería Chile, Samoa o Tonga. Ninguno sería un adversario complicado. Chile tampoco podría contra un segundo equipo nacional y, de hecho, en el último Mundial, Argentina le ganó por más de 50 puntos y no será una amenaza. Samoa y Tonga podrían recuperar jugadores importantes para Australia 2027 pero en ningún caso jugadores de elite como para comprometer una victoria. De todos modos serán partidos y habrá que jugarlos. Se podrán dar circunstancias excepcionales como algún factor climático o una expulsión por ejemplo, pero nada debería complicar.
Ya en los cuartos de final, Irlanda o Escocia serían rivales más difíciles y habrá qué ver cómo está cada uno en el momento del Mundial. Pero saber que hasta la final Los Pumas no jugarían con Sudáfrica, Nueva Zelanda (Springboks y All Blacks podrían jugar una definición anticipada en cuartos) o Francia y que recién en las semifinales aparecería Inglaterra no hace más que ratificar lo positivo que fue el sorteo.
De todos modos hay un dato concreto: el sorteo del Mundial de rugby se realizó casi dos años antes del kick off en Perth del viernes 1° de octubre de 2027. Y en este tiempo que se abre todo puede suceder. Por eso lo mejor es analizar el presente. Y el hoy dice que Contepomi y sus jugadores pueden estar tranquilos. No habrá «cucos» en el camino inicial. Es para celebrar.










