las mujeres a las que Mario Vargas Llosa amó

las mujeres a las que Mario Vargas Llosa amó

“El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años”, dijo el escritor peruano Mario Vargas Llosa al recibir en 2010 el Premio Nobel de Literatura en la Gran Sala de la Academia Sueca el 7 de diciembre de ese año. Esa prima era en rigor su segunda esposa: la primera había sido una tía y aún tendría tiempo para una famosa y para recomenzar con el amor de su vida.

El autor de Conversación en la Catedral tuvo cierta pulsión endogámica al inicio de su vida romántica y esas mujeres dejaron huella no solo en su existencia sino también en su obra.

No había cumplido los 20 años cuando se casó, en mayo de 1955, con Julia Urquidi, que era la hermana de su tía política. La mujer era casi una treintañera divorciada y al interior de la familia ese romance fue un escándalo con todas las letras.

Sostener esa pareja no era fácil y el joven periodista y escritor pasaba los días trabajando como asistente en una biblioteca, colaborando en varios medios de comunicación con sus notas e incluso haciendo un trabajo de registro en el Cementerio Presbítero Matías Maestro de Lima. De ese pluriempleo fue rescatado por la Radio Panamericana, que lo contrató como redactor.

La vida exigente no colaboró con el amor y Vargas Llosa puso los ojos en otra mujer de su familia: la prima Patricia Llosa Urquidi, sobrina materna de Julia, ahora una década menor que él. El vínculo con su primera esposa podría haber sido civilizado para siempre, pero entonces irrumpió la literatura.

La hermosa y divertida novela La tía Julia y el escribidor, inspirada en la vida del matrimonio y publicada en 1977 generó la furia de Julia Urquidi. Ella respondió en 1983 con otro libro, titulado Lo que Varguitas no dijo. No era una novela sino unas memorias en las que, entre otras cosas, decía que la carrera literaria del peruano se debía a ella.

Para que quedara claro, lo explicó así en una entrevista al diario El Deber en 2003 así: “Yo lo hice a él. El talento era de Mario, pero el sacrificio fue mío. Me costó mucho. Sin mi ayuda no hubiera sido escritor. El copiar sus borradores, el obligarlo a que se sentara a escribir. Bueno, fue algo mutuo, creo que los dos nos necesitábamos”.

Para el momento de esa declaración, Vargas Llosa llevaba 38 años casado con Patricia Llosa Urquidi, hija de su tío materno Luis Llosa Ureta y de su esposa Olga Urquidi Illanes, que no solo fue su compañera hasta 2015, una asistente, vocera y sostén y la madre de sus tres hijos: Álvaro Vargas Llosa (1966), escritor y editor; Gonzalo (1967), empresario y representante en el Reino Unido del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); y Morgana (1974), fotógrafa.

Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia”, completó en 2010 al recibir el Premio Nobel de Literatura.

Sin embargo, cinco décadas de matrimonio llegaron a su fin en la segunda década de este siglo cuando la revista ¡Hola! de España publicó fotografías del Nobel acompañado por la presentadora Isabel Preysler, exmujer del cantante Julio Iglesias, del aristócrata Carlos Falcó, marqués de Griñón y marqués de Castel-Moncayo, y el físico y economista Miguel Boyer, exministro de Hacienda de España.

El escritor mantuvo una relación con Preysler durante siete años y, en ese mismo periodo, se volvió un inusual protagonista de las revistas del corazón. Ahí quedan las fotos de un Vargas Llosa sonriente, dando su primera entrevista juntos, visitando tal o cual espacio, mostrando los muebles de un salón y otros lugares comunes de la fama y la frivolidad.

Pero en Navidad de 2022, nuevamente la revista ¡Hola! fue el espacio en el que Isabel Preysler anunció: “Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente”.

La famosa no había dejado huella en la obra del Nobel. O eso es lo que dijo él cuando, tras publicar un cuento titulado “Los vientos”, tuvo que negar que estuviera inspirado en ella, afirmando que nunca se le ocurriría ridiculizarla y que el relato trata sobre la vejez, no sobre su vida amorosa

La decepción amorosa a los 86 años impulsó a Vargas Llosa a volver al nido familiar. El reencuentro con Patricia fue lo primero y el regreso a su Lima lo definitivo. Ahí falleció ayer domingo, abrazado por ella y por sus hijos.