El Gran Premio de Bahréin le devolvió la emoción a la Fórmula 1 luego de su monótono y trajo buenas noticias para algunas escuderías. McLaren ratificó su dominio. Mercedes confirmó que compite. Ferrari vio luz al final del túnel. Y hasta Alpine sumó puntos más allá de las desventuras de Jack Doohan. No fue el caso de Red Bull, que hubiera preferido que se repitiera la historia de Suzuka, con victoria incluida de Max Verstappen, y no vivir el desastroso fin de semana que padecieron en el circuito de Sakhir. Fueron tantos los golpes que recibió la escudería austríaca a lo largo de la competencia que ni siquiera esperaron a que el australiano Oscar Piastri se bajara del escalón más alto del podio para convocar una reunión de crisis en su hospitality.
Christian Horner, Helmut Marko, el director técnico Pierre Waché y el ingeniero jefe Paul Monaghan se sentaron a desglosar uno por uno los errores del fin de semana. Y deben haberse quedado un buen rato porque según Verstappen “salió mal todo lo que podía salir mal”. Neumáticos recalentados, falta de frenos y fallas técnicas en el semáforo de los boxes fueron solamente la punta del iceberg. “No podía frenar, no podía manejar, no tenía tracción. No tenía absolutamente nada“, se quejó el tetracampeón mundial.
Se podría decir que fue un milagro que sus dos pilotos llegaran entre los diez primeros, pero eso demuestra que el problema no es el talento ni de Verstappen ni el de su nuevo compañero, Yuki Tsunoda. Al contrario, demuestra que ante las adversidades son capaces de sumar puntos. Porque los problemas aparecieron mucho antes de la carrera: el sábado en la clasificación, el neerlandés se tuvo que conformar con el séptimo puesto de salida y el japonés con el décimo. El domingo ambos pilotos atravesaron todos los obstáculos habidos y por haber hasta terminar 6° y 9° respectivamente.
“Es muy alarmante. Sabemos que no somos competitivos“, fue lo primero que le dijo Marko a Motorsport después de la reunión. “Tenemos que encontrar el rendimiento lo antes posible, pero las cosas estándar, como las paradas en boxes, también tienen que mejorar. Si el coche no es el más rápido y las paradas en boxes tampoco funcionan, no es aceptable”.
Verstappen fue un poco más específico a la hora de enumerar todo lo que salió mal: “Tenemos muchos problemas, pero el mayor está en el equilibrio y en la falta de agarre. Como resultado, el problema con los frenos también surgió este fin de semana. Los procedimientos normales, como las paradas en boxes, tampoco funcionaron, así que una cosa llevó a la otra. En cualquier caso, tenemos que empezar con un programa mejor el viernes, que no sea tan caótico”.
Aunque los problemas no están solamente dentro del circuito, también están en Milton Keynes, donde se encuentra el simulador que debería ayudarlos a resolver todas esas dificultades. Pero hay un detalle: el simulador no representa de verdad al RB21. “Las soluciones, con lo que vemos en nuestras herramientas (de simulación) en comparación con lo que estamos viendo en la pista en este momento, no se correlacionan”, reveló Horner. “Pero, literalmente, la herramienta no reproduce lo que vemos en la pista. En ese punto, es como decir la hora en dos relojes diferentes“.
En este momento no se puede siquiera pensar en ser un competidor para el Campeonato de Constructores, algo que el año pasado tampoco pudieron concretar, aunque Verstappen sí logró su cuatro título mundial consecutivo. Pero este año es otra historia, y bajo estas condiciones, ninguno de los dos campeonatos parecen estar al alcance. “Estamos muy preocupados y están pasando cosas en este momento…“, fue lo que concluyó Marko.