Boca se recuperó de un penal fallado por Cavani, pasó por arriba a Estudiantes en el segundo tiempo y llegará líder al Superclásico

Boca se recuperó de un penal fallado por Cavani, pasó por arriba a Estudiantes en el segundo tiempo y llegará líder al Superclásico

Algo pasó en el entretiempo, en los vestuarios de la Bombonera. Porque el complemento del partido que Boca le ganó 2-0 a Estudiantes fue completamente diferente de lo que había sido el primer tiempo. El local, que había tenido un pobre desempeño en la primera mitad, casi no había generado situaciones de gol y había fallado un penal, salió revitalizado para jugar la segunda mitad y apenas en 15 minutos resolvió el partido con los goles de Carlos Palacios y Miguel Merentiel.

En cambio, el conjunto de La Plata, que en capítulo inicial había dominado la pelota y el terreno, y no se fue en ventaja únicamente porque Agustín Marchesín le sacó un cabezazo a Guido Carrillo y Luis Advíncula salvó sobre la línea una definición débil de Cristian Medina; pisó el campo de juego para la etapa final dormido, desconocido. Como si hubieran sido otros los jugadores que empezaron el partido. O como si se hubieran cambiado las camisetas porque la actitud que mostró uno se trasladó al otro. Y la tortilla se dio vuelta. ¿Qué habrá pasado en ese vestuario local? “El técnico nos cagó un poquito a pedos…”, reconoció Marchesín en zona mixta.

Lo cierto es que Boca dio otra muestra de carácter e hilvanó su tercera victoria consecutiva (lleva 8 triunfos en los últimos 9 partidos), es el cómodo líder de la Zona A y ya está clasificado a los octavos de final del Torneo Apertura. Y lo hará seguramente entre los primeros puestos, por lo que se asegurará definir de local en la Bombonera. Pero el conjunto de Fernando Gago podrá alcanzar su prime el próximo domingo cuando visite a River en el Monumental. Tal vez el partido que está esperando el entrenador desde febrero, cuando se dio un golpazo ante Alianza Lima y se quedó sin Libertadores ni Sudamericana, para redimirse y dar un golpe sobre la mesa.

Aunque -cuidado- una derrota en Núñez puede enrarecer el clima por Brandsen 805. En la Bombonera nadie piensa en ese escenario de catástrofe y ahora el público se muestra confiado con un equipo que le responde y lo identifica: El domingo/ cueste lo que cueste/ el domingo tenemos que ganar, fue el grito de guerra del final.

Pero la historia tuvo un prólogo. Tal vez para explicar el flojísimo primer tiempo de Boca sirvan algunos axiomas del fútbol que nunca fallan: no se puede pensar en el próximo partido cuando se está jugando el actual. La cabeza de los jugadores y de la gente parecía enfocada en el Superclásico, aunque Estudiantes vistiera de rojo y blanco, como para ir entrando en calor.

Entonces el local lució perdido y superado por un rival que tiene las cosas claras y que se plantó con un 4-5-1 diseñado por Eduardo Domínguez -el yerno de Carlos Bianchi, claro- y que tuvo como principal conductor a Cristian Medina, el ex hijo pródigo de Boca Predio que decidió dar el portazo y salir del club que lo formó enfrentado con el Consejo de Fútbol tras un video que se filtró en las redes oficiales del club en el que le confesaba a Merentiel que quería irse de Boca. Medina jugó el primer tiempo como aprendió en Boca: control y pase claro, con panorama. Jugaba a uno o dos toques y lo hacía tan rápido que no le daba tiempo a los hinchas de silbarlo. Tuvo el gol, pero definió sin fuerza y Advíncula le ahogó el grito.

Estudiantes le pobló la mitad de la cancha a Boca y casi no lo dejó tocar la pelota. No funcionó casi nada en el local, pero cuando Palacios aceleró y conectó con Cavani llegó la única jugada de gol y la más clara del partido: Boselli -infantil- le cometió falta al uruguayo y Arasa no dudó. Cavani asumió la responsabilidad, pero falló su segundo penal al hilo (el anterior en Rosario, en la derrota con Newell’s, hace cuatro fechas), pateó anunciado y débil a la izquierda de Mansilla, que apenas se tiró y desvió el balón.

Creer o reventar, la energía cambió para el segundo tiempo. Y a los 3 minutos Palacios puso el 1-0 tras definir cruzado una linda jugada colectiva que empezó por Rojo, se extendió para Zenón, que habilitó a Advíncula y el peruano tocó para atrás para dejar al chileno de cara al gol. Fue un golpe al mentón de Estudiantes, que ahora lucía desorientado.

Neves, Ascacibar y Medina, que habían dominado el medio ahora veían pasar la pelota entre los volantes de Boca que no dudaban en ser directos para activar a Merentiel o Cavani y poner en apuros al uruguayo Boselli o al dubitativo Facundo Rodríguez. Y a los 18, tras una salida en falso desde el fondo -Cavani interceptó un mal pase de Meza- Merentiel clavó el segundo desde afuera del área y sentenció el partido. Rápido, efectivo y contundente. Boca fue demoledor. Y no hubo más partido.

Palacios puso la pelota bajo la suela, se asoció siempre bien con Zenón y Estudiantes ya no volvió a tener la pelota. Encima, Tomás Belmonte fue ese jugador de área a área que pretende Gago y se comió la mitad de la cancha prácticamente solo.

Boca, que a esta hora tiene a Instituto como posible rival de octavos de final, pone la cabeza -ahora sí- en River. Será un campeonato en sí mismo aunque sea un partido que en realidad no define nada (ambos están clasificados a los playoffs), pero sí será una medida clara para saber si el equipo de Gago dejó atrás aquel golpe de febrero y da el salto para tratar de “ser campeón”, como había agitado el entrenador post eliminación con Alianza Lima.