“Rompí un contrato de un millón y medio de euros por una camiseta de Boca”

“Rompí un contrato de un millón y medio de euros por una camiseta de Boca”


A Pablo Migliore le sorprende que lo quieran entrevistar. No cree que tenga demasiados argumentos para salir en las noticias después de dejar el fútbol y tras el punto final, casi al comienzo, de una carrera en el mundo del boxeo. El Loco, del algún modo siempre estuvo en guardia, como si la vida fuese arriba de un ring aunque reconoce que la paternidad lo aplomó.

Rebelde, frontal y sin miedo a incomodar, Migliore se paró debajo de los tres palos y no se achicó pese al tamaño de grandes como Boca, Racing, San Lorenzo o Peñarol, en Uruguay. No le tembló el pulso a los 18 años para viajar miles de kilómetros para sostener su sueño en el Torneo Federal y construyó su carrera desafiando normas y diciendo lo que en general el resto calla.

Ahora él también es dirigente: hace dos años que preside la Sociedad de Fomento de Don Bosco, en Ramos Mejía, donde más de 600 pibes encuentran un espacio lejos de la calle. Él mismo fue uno de esos chicos en esa misma canchita que fue su punto de partida en el fútbol. Ahí jugaba de delantero y en el club de arquero, hasta que tuvo que elegir.

Recibe a Clarín allí, en la que ahora es su minúscula oficina detrás de la Secretaría y reconoce que tiene ganas de dirigir aunque duda: siente que tiene más carácter del admisible para estar en Primera. Hay algo del negocio del fútbol -que admite, aunque se desmarca-, y no tarda en sorprender con las respuestas.

Migliore y un mano a mano con Clarín. Fotos Emmanuel Fernández

¿Y si te llaman de Boca para trabajar, vas?

-Siiií, sí, sí… De hecho, hablo con él.

-¿No quedó todo mal con Riquelme?

-No, no. Te ponen un mote y fuiste, porque a nosotros nos gusta, el argentino es así. Dice: ‘este es falopero’. ¿Pero cómo sabés que es falopero? ¿Tomabas con él? Dice: ‘Y me contó tal’… A mí me hicieron una causa y supuestamente había 35 jugadores más en un vestuario y nadie vio que me peleé con nadie.

-¿Eso no pasó, no existió tu pelea con Riquelme?

-Éramos 25 jugadores. Si hubiese sido tan importante, le hubiesen preguntado a los otros 18 jugadores, como muchas veces pasa que buscan otras fuentes: ‘che, ¿qué pasó, es verdad esto?’. Lo que pasa es que yo soy muy particular también. Si tengo una vibra con vos puedo llegar a tener una amistad. Y después el tiempo dirá. Pero no voy a ser amigo tuyo porque sos Palermo, Riquelme o Navarro Montoya. No, no soy así. Soy amigo tuyo porque de verdad te quiero. Llamame a las cinco de la mañana o cualquier día, y yo voy a estar ahí, sin que se entere nadie. Y lo mismo de mi lado, si siento que es recíproco. Si no, no.

“En el fútbol, si opinás distinto te miran de costado”, dice el arquero. Foto: Emmanuel Fernández. “En el fútbol, si opinás distinto te miran de costado”, dice el arquero. Foto: Emmanuel Fernández.

“Me gusta mirarme al espejo y saber quién soy”

Migliore es así. Habla sin filtros sobre como “choca de frente” contra un sistema que los dirigentes sostienen y que -según él- beneficia a unos pocos. En cinco minutos derrumba el mito de la pelea con Riquelme, define el modo en que lo atraviesa la amistad y hasta parafrasea a Ricardo Iorio para contextualizar lo que quiere decir.

-Con el conocimiento que tenés de los chicos y de los clubes, ¿qué opinión tenés del fútbol argentino?

-Choco con el sistema a morir. Choco mucho. Por eso, no voy a dirigir nunca ni estar en un club de Primera División. Me parece que zapatero a sus zapatos: yo soy el técnico yo decido quién juega la línea de cal para adentro, no los dirigentes. Los dirigentes pagan los sueldos, se encargan de la parte organizativa, de la infraestructura y la parte social. Adentro de la cancha manda un técnico, manda un profe, manda un ayudante.

-¿En todos clubes es así?

-Sí, no se habla de otra cosa. Y si no se habla en on, se habla en off. 24/7. Por ejemplo, estamos comiendo y se dan situaciones como “poné a este, porque el cuatro no va más”. Y así.

-¿No se puede escuchar y, por así decirlo, no llevar el apunte?

-Pero si yo te digo: ‘escuchame me parece que esa ropa que te ponés no va’ y todos te dicen lo mismo, empezás a dudar. Es un conjunto de cosas. Por lo general, los dirigentes se rodean de gente que les dicen todo que sí. ¿Quién va a querer a alguien que le diga que no? o alguien que le haga sombra o que tenga más poder. Así es. Quédate tranquila, que no hay un club donde los dirigentes no se metan. No existe. Acá en Argentina no existe. Te puedo dar fe con experiencia de haber estado en diez o doce clubes que se meten en todo. Yo estaba en Peñarol, en Uruguay. Y los dirigentes me dijeron; ‘Pablo no podés usar esos botines. Acá no se usan botines blancos, rojos o azules, porque son los colores de Nacional’. ¡Mirá si no voy a poder usar botines blancos! Yo uso los botines que quiero.

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Pablo Migliore en un mano a mano imperdible con Clarín.

-Irías a Boca, pero por lo que decís el club tampoco es la excepción en la que los dirigentes no se “meten”…

-Pero ellos jugaron al fútbol. Es más, ojalá todos los clubes tengan como dirigentes ex jugadores de fútbol. La empatía que ellos tienen con los chicos de inferiores hace que un club se sostenga. Ahora, cuando vos vivís en un country y tenes tres, cuatro empresas, ¿qué sabes? ¿Qué sabés si el pibe del interior comió, o qué comieron? ¿Cuántas ratas había o si tenían agua caliente…? Son mil cosas que el futbolista vivió y sabe lo que pasa un chico. Yo encantado, porque sé que hablamos el mismo idioma.

-Dijiste “no voy a dirigir nunca en Primera División”, ¿por qué?

-Hay una nota que veo siempre que decía este loquito, Ricardo Iorio, que ya no está y decía: ‘Yo soy el precursor de poner palos en la rueda de mi propia evolución’. Bueno, yo me siento muy identificado con eso, pero porque a mí me gusta mirarme al espejo y saber quién soy. Yo soy así como me ves si no estoy de acuerdo te lo digo, me levanto y me voy. Cuando me pediste la nota, te dije ‘no estoy con ánimos ni con ganas de hacer una nota, porque no estoy trabajando’. No hay nada de qué hablar. Si estuviese laburando por ahí en un club o lo que sea…

"Soy como me ves si no estoy de acuerdo te lo digo, me levanto y me voy". Fotos: Emmanuel Fernández “Soy como me ves si no estoy de acuerdo te lo digo, me levanto y me voy”. Fotos: Emmanuel Fernández

-¿Pero no te sentís con chapa para hablar de lo que sea?

-Sí, pero trato de de hacer mucho hincapié en lo que sé. Me encuentro con muchos casos de gente que estudió pero tiene la misma capacidad que yo, que hice hasta sexto grado. Yo no me meto en otro terreno que no entiendo. Y entendí con el paso del tiempo que en este ambiente donde yo me muevo, que es el fútbol, nadie tiene la razón. Son diferentes opiniones. Lo que pasa es que acá en el fútbol si vos opinas de una manera o de otra ya te miran de costado, hay intereses. No es fácil. Tenés que pertenecer a un sistema con esa gente, y ser la persona indicada.

-¿Pertenecer para que te den la oportunidad, digamos?

-Claro, te dicen: ‘Te ponemos a vos. Somos nosotros los que decidimos y te vamos a dar la posibilidad’. Nunca es ‘Vení que creemos en tu trabajo, lo que puede dar’. Yo no laburé, no estudié para que me ‘den’ una oportunidad. Yo estudié, estoy acá, preparado y capacitado, pero no voy a esperar una posibilidad. Me gustaría dirigir porque tu proyecto coincide con el mío. No, porque yo vengo y te presento un proyecto y te convenzo con palabras. Eso muchas veces, los clubes se juntan con los técnicos a escuchar su proyecto, y el club está en pelotas. Por eso tambalean para un lado y para el otro: es al revés. El club tiene que tener un proyecto, entonces veo qué perfil encaja.

-¿Te sentís capacitado para dirigir?

-Sí, recontra pero no tengo el carácter que debería tener. Tengo más carácter del que debería tener.

-¿Deberías ser más sumiso?

-No, no sumiso. Pero sí podríamos decir más coherente porque no deja de ser un negocio. Vos contratás un técnico con ciertas condiciones y no es que le dicen ‘Vení firma y hacé lo que quieras’ sino todo lo contrario: ‘Mirá, este tiene que jugar’ o ‘estos cuatro colombianos tienen que estar en Reserva’ o ‘este lo tenemos que llevar al banco en otro partido’… A ver, es así y eso me falta a mí, entender esa parte del negocio. La entiendo pero no la acepto porque yo no soy parte del negocio. Yo trabajo de técnico. Si trabajara de dirigente lo vería desde otro lugar. ¿Cómo se explica que juegue una streamer en Riestra, en la Primera del fútbol argentino?

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Pablo Migliore en un mano a mano imperdible con Clarín.

-¿Qué va a pasar cuando te veamos dirigiendo? ¿Tenemos que pensar que te vendiste o que encontraste a alguien distinto?

Te vas a dar cuenta dentro de la cancha porque lo vivo mucho en realidad. Soy más sereno el día del partido que en los entrenamientos, que me pongo muy mal. Porque lo importante es eso, los entrenamientos. El día del partido no puedo estar gritando como un loco a los cuatro vientos, sino que hiciste en la semana. El día del partido te tenés que sentar y disfrutar de lo que trabajaste. A ver si sale la salida de abajo, a ver si sale la jugada del tiro libre.

Desde hace dos años, Pablo Migliore conduce la Sociedad de Fomento de Don Bosco, en Ramos Mejía. 
Foto: Emmanuel Fernández. Desde hace dos años, Pablo Migliore conduce la Sociedad de Fomento de Don Bosco, en Ramos Mejía.
Foto: Emmanuel Fernández.

“De chico ya no tenía ningún sentimiento de empatía hacia el rival”

El club que preside es y fue su casa. Es el menor de sus hermanos, con quienes vivía a siete cuadras, y su padre lo llevaba para juegue y no esté en la calle. Jugó en Don Bosco como delantero y en paralelo como arquero en inferiores de Boca. Cuando en el Xeneize se dieron cuenta, le indicaron que si quería seguir fichado, atajara. Sino, que vaya como delantero al club del barrio. Y eligió.

-¿Qué te gustó del arco?

-Se me hacía más fácil. Mi papá venía a entrenar los martes y los jueves y cuando él no laburaba, me traía porque vivíamos a siete cuadras. Me ponía una remera y me decía ‘atajá’. Después, el hecho de jugar para un equipo y no salir, ya era un montón. Me empezó a gustar. Aparte, se me hacía fácil por la personalidad también. Siempre tuve una personalidad particular de chico que no tenía ningún sentimiento de empatía hacia el rival, no me importaba nada. Te me ponías adelante y te partía al medio, grande, chico, mediano. Soy el más chico de dos hermanos. Me crié a los golpes. Desde ir a buscar la pelota a la casa del vecino, me tiraba de un techo con una sábana, y que me dejaran ahí…

-¿Y dejaste Don Bosco, entonces?

-No, yo nací acá en realidad. Yo hice baby y cancha de 11 hasta los diez años que me fui a Boca y ya no me dejaron jugar más en ningún lado. Jugaba acá al baby medio escondido, no me dejaban. El técnico que tenía en Boca quería que juegue al baby para él en los clubes que estaba… eso siempre fue así.

Pablo pasó por varios clubes del fútbol argentino, entre ellos, Huracán, Racing, Boca, Argentinos Juniors y San Lorenzo. 
Foto: Emmanuel Fernández. Pablo pasó por varios clubes del fútbol argentino, entre ellos, Huracán, Racing, Boca, Argentinos Juniors y San Lorenzo.
Foto: Emmanuel Fernández.

-¿Es parte del sistema que decías?

-Cuando uno quiere hacer las cosas bien choca con el sistema en cualquier ámbito, y más si te patina un poquito como a mí, que no tengo esa paciencia. Chau, me voy, no reniego. Mirá, lo he visto de adentro y de afuera. He luchado en inferiores sobre todo con el sistema este, porque yo quería jugar y por ahí tenía un arquero que era hijo de un delegado en Huracán. Yo me mataba. Pero literal, terminaba todo sangrando. Nunca fui muy técnico, siempre fui más de fuerza. Imagínate en inferiores con 16 años, era un tractor con el carácter que tenía. Hoy tengo dos hijos, mujer, tengo una familia y una carrera, estoy más aplomado, imagínate antes. ¿Entonces cómo entendía yo eso? Me trajo mil problemas.

-¿Por eso no pudiste asentarte en ningún club?

-Hasta de Croacia que me vine porque mi hijo fue vestido con la camiseta de Boca y me dijeron que no podía estar vestido así. Entonces, les dije; ‘Si se va él, me voy yo’ y me respondieron que no se podía quedar, así que agarre la bolsa de consorcio puse todos los botines y cerré. Agarré al nene y me fui. Había firmado contrato de un millón y medio de euros por tres años. Me fui a la mierda. Me vine a Argentinos Juniors y (el entonces presidente) Luis Segura negoció la salida con los croatas.

-Hasta que te retiraste, siempre fuiste así…

-Siempre. Por eso no dirijo. Soy así. Dirigí la Primera de Fénix. Cuando me da la mano el presidente me dice; ‘mirá que yo no pago sueldos y las contrataciones las hago yo’. Le quería soltar la mano y lo que único que se me ocurrió decirle fue ‘bueno, espero que nos llevemos bien’. Después, no me acompañaron los resultados. Pero, por así decirlo, morí con la mía. Aunque yo no quiero morir, yo quiero vivir, pero terminé muriendo con la mía, poniendo lo que me parecía que estaba mejor. Por ahí había pibes que no tenían tantas condiciones, pero me llegaban temprano, se iban últimos, se mataban entrenando, entonces esos se merecen tener un premio. Se merecen tener un lugar. Por ahí estaba otro que me llegaba tarde y venía en auto. El padre compraba la fruta para la Reserva. A mí me chupaba un huevo.

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Pablo Migliore en un mano a mano imperdible con Clarín.

-¿Cambiarías algo de tu carrera? ¿Quizás el error en la Copa Libertadores contra Fluminense en 2008?

-Mil cosas cambiaría, menos esa. Ese partido nosotros erramos cuatro goles abajo del arco, nadie se acuerda de eso y fueron errores también. Si a mí me patean los cinco días, y yo la atajo y un día entra… Uno convive con el error. Sí hubiese cambiado, dejar de poner la cara por todos, siempre gremialista. Siempre poniendo el pecho por los demás y cuando me daba vuelta no había nadie. Eso hubiese cambiado. Todo lo demás, no.

"Volví a jugar solo para que mis hijos me puedan ver", dice Pablo Migliore, quien atajó por última vez en Deportivo Español en 2022.“Volví a jugar solo para que mis hijos me puedan ver”, dice Pablo Migliore, quien atajó por última vez en Deportivo Español en 2022.

“Volví a jugar para que mis hijos me puedan ver”

No hay un solo retiro en la carrera de Migliore. Cuatro años después de anunciar su retiro tras dos temporadas en Barracas Central, se dio cuenta de que sus hijos no tenían un recuerdo de la etapa de como futbolista. Lo buscaban en Youtube, pero no lo encontraban en la memoria. Ese fue el punto de partida para volver a ser futbolista. Un proyecto espontáneo e inesperado, casi sin planificación y una rueda en Deportivo Español en 2022.

-¿Qué estás construyendo en esta etapa de tu vida?

-La verdad, no sé. No sé porque no tengo por ahí hoy un objetivo en el cual me tenga que plantear. Sé que si no me pego a un representante, no cambio la manera de ver las cosas, y no me aggiorno al sistema va a ser muy difícil que pueda dirigir Primera División. Lo tengo claro, pero no reniego de eso porque soy así.

-¿Qué momento elegís de tu carrera que digas ‘este fui yo’?

-Tengo una foto que siento como que valió la pena. El último momento de mi carrera que la tengo acá conmigo. Estoy atajando en Español porque volví a jugar solo para que mis hijos me puedan ver. No tenían el recuerdo de verme jugar. Yo estaba ahí de entrenador de arqueros y volví a atajar solo por eso.

-¿Cómo fue esa decisión?

-No lo pensé. Me volvía loco (Ricardo) Caruso Lombardi y yo le decía que me tenía que poner a entrenar, que no era joda. Y después empezaron a joder los nenes y dije ‘sí, ya fue’. Esa foto me marca, ellos dos mirándome en cancha de Excursionistas un martes a las tres de la tarde.

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Pablo Migliore en un mano a mano con Clarín.