Maia (1942-1998) fue el patriarca del soul y el funk hechos en Brasil con el mismo nivel que en los Estados Unidos. Nada que ver con lo que hoy popularmente se entiende en Brasil como el “funk carioca”, nacido en las favelas de Río de Janeiro y deudor del hip hop.
Aquí, su nombre no es conocido popularmente: se sabe que su voz canta en dúo con Gal Costa Um Dia De Domingo.
Ya cantaba a los ocho y para los doce recibió estudios formales. Un par de años después, formó su primera banda, Os Tijucanos do Ritmo. En 1958, comenzó a aparecer en TV como baterista de The Sputniks (eran los tiempos de la carrera aeroespacial), con Erasmo Carlos en guitarra. Junto con Roberto Carlos, intentaron hacerse un lugar temprano en la bossa nova.
En 1959, tras la muerte de su padre, Tim se fue a vivir al estado de Nueva York, en el pequeño poblado de Tarrytown, a cuarenta y cinco minutos de la gran Ciudad. El aprendizaje cultural y musical se detuvo en 1963 cuando fue arrestado en el estado de Florida por viajar en un auto robado y portar marihuana. Medio año de cárcel y deportación.
Tim Maia tuvo un hijo, cuyo nombre, Telmo, fue elegido por su referente espiritual porque estaba «desmagnetizado».
Después de mil intentos durante el resto de los ‘60, tan lejos de la Joven Guardia como del Tropicalismo, dio el batacazo en 1970 con su primer álbum solista, que lideró los rankings por veinticinco semanas.
En 1974, había hecho un negoción: pasó de la Polydor a la también multinacional RCA, donde estaban decididos a respaldarlo en la edición de un álbum doble de soul y funk. Y como caramelo extra, le pagaron 300 mil dólares. Jamás imaginaron que, con el disco casi finiquitado, faltando sólo terminar las voces, Maia iba a dar un giro total a su vida y su carrera. Había leído el libro.
Manoel Jacinto Coelho, Seu Manoel para sus devotos como Maia, había fundado la Cultura Racional. A principios de los ‘70, en tres libros titulados Universo en desencanto (se ve que le quedó mucho por decir, ya que para su muerte en 1991, había publicado 977 libros más, algunos de muy pocas páginas) postulaba que la humanidad no era más que la manifestación material -exiliada, imperfecta y corrupta- de una energía alienígena que había llegado a la Tierra siglos atrás desde el mundo Racional Superior. La energía racional.
A los 25, Coelho había abierto un centro umbanda. Pero siete años después, habría comenzado a recibir mensajes del “Mundo racional”, debidamente anotados en el primer volumen de Universo en desencanto.
Para “inmunizarse racionalmente” había que, como no se cansaría de declamar o cantar Maia durante un par de años, “leer el libro”, cosa que él había hecho durante un viaje con mezcalina.
Alcanzada esa pureza, llegaría el día en que la humanidad sería llevada a su verdadero lugar de origen, como seres de pura energía. Maia no era ajeno a los excesos de toda índole, lo que en parte explica su prematura muerte, cuando en marzo de 1998 se descompensó en plena presentación televisiva en Niterói, falleciendo una semana después. Pero en 1974, tras volverse un devoto de Seu Manoel, se limpió totalmente, adoptando un ascetismo total.
Los lineamientos que ahora regían su vida se trasladaron a los miembros de su banda: ¿Leyeron el libro? ¿Habían estado fumando, bebiendo o tomando cualquier droga? ¿Tuvieron sexo con fines no procreativos? ¿Comiendo carnes rojas? A Tim y sus sentidos (escudriñar ojos rojos, olfatear bocas y ropas con efluvios a marihuana o alcohol) no se lo podía engañar. La banda pasaría a llamarse Banda Seroma (las dos primeras letras de los nombres de Maia) Racional.
El cantautor tuvo un hijo, cuyo nombre fue elegido por su referente espiritual: Telmo, un nombre “desmagnetizado”. Pero Tim se plegó al matriarcado familiar, y aceptó que criar a un niño solo no era lo mejor: la madre del chico se desentendió y Telmo se fue a vivir con su abuela Dona Maria Imaculada, devota católica. La Cultura Racional no terciaba allí.
Tim se deshizo de la mayoría de sus pertenencias, incluso su colección de discos, muchos importados, que terminaron con su hermana, la madre del también músico Ed Motta.
Maia no era ajeno a los excesos de toda índole, lo que en parte explica su prematura muerte, en marzo de 1998.
La RCA le devolvió el contrato y durante los próximos años, Maia se autoeditaría: Seroma también se convertiría en su sello discográfico, independencia total. Así, en 1975, Maia editó los dos volúmenes de Racional (un tercero, póstumo, se completaría y publicaría en 2011).
Además, Maia salía junto con otros devotos, y algunos de sus músicos, a vender libros por las calles y las playas de Río con cuarenta grados. La campaña tuvo cierto alcance mundial: envió copias del libro sin traducir a James Brown, Curtis Mayfield y John Lennon.
Se dice que este último le respondió con una foto suya desnudo con el texto: “Querido freak, no entiendo portugués. ¿Qué te parece ESCUCHAR (sic) esta foto? – John Lennon”.
Tim adoptó el blanco como color exclusivo. Prácticamente toda la gama cromática, según Seu Manoel convocaban al “magnetismo negativo” por lo cual Maia pintó todos los instrumentos de su banda de blanco, trompeta y saxo incluidos. Sólo se le perdonó la vida a las teclas negras del piano. Ningún instrumento se arruinó en su sonoridad. ¿Milagro racional?
Las letras de los Racional (cantadas en portugués, con algo de inglés) no dicen mucho más allá de exponer la filosofía básica del credo, las virtudes de Seu Manoel (“o maior homem do mundo”) y, sobre todo, la promoción del libro. Pero Maia se permite colar versos más autobiográficos que explican su presente de entonces: “Ya sentí tristeza, ya hice muchas cosas erradas, ya pedí ayuda, ya dormí en la calle”, declara en Bom senso.
Pero el 25 de septiembre de 1975, se acabó el blanco en la vida de Tim Maia- “¡Déjenme decirles”, vociferaba desde el balcón de su departamento en Copacabana, whisky en mano, “este hijo de puta me robó mi dinero, mis equipos; mi mujer me dejó y aquí estoy, me voy a fumar un porro y al carajo con todo”.

Para algunos, las intenciones de Seu Manoel eran sinceras; el problema eran todos los demás, familiares incluidos, que vieron el negocio allí.
Uno de los aspectos turbios está en la muerte en un accidente automovilístico de Artulio, su hijo mayor. Poco antes, además de insultar a su progenitor, anunció que quien buscara encontraría miles de dólares en el sótano.
La Cultura Racional continúa hoy, y según el periodista estadounidense Allen Thayer, autor del libro de la laureada serie 33 1/3 dedicado a los álbumes Racional, Tim Maia se decepcionó porque esperaba un porcentaje de la venta de los libros debido al trabajo intensivo de difusión que estaba haciendo.
Pero Thayer sostiene que Maia encontró a Seu Manoel en una situación comprometida con una joven. En una entrevista de 1991, Maia, como era habitual, no se anduvo con rodeos: “(Seu Manoel) se estaba cogiendo a todos allí… era un pervertido sexual. (…) Como estoy en el tema de OVNI desde nene, me metí en la cosa para ver si realmente era así, pero no. Era un negocio basado en el espiritualismo”.
En 1995, tres años antes de su muerte, Maia se expandió en su pasión: “Hay seres intraterrestres, viejo. Está probado, todo el mundo lo sabe (sic). Son seres que habitan el centro de la Tierra”, afirmó.
Veinte años antes, Tim Maia había donado mucho dinero a la Cultura Racional. Cuando los seres puros racionales, libres de las poluciones de la humanidad, volviesen a buscarlo, iban a necesitar un lugar donde parar y descansar, y a la vez para hacerle un lugar a devotos más purificados que pudiesen realizar el viaje al Racional Superior.
Parte del dinero donado por Maia y jamás utilizado para tal fin estaba en la construcción en Nueva Iguazú… de un hotel para extraterrestres.