Contra Argentina | Página|12

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Cerrar la Escuela del Cuerpo de Abogados y Abogadas del Estado (ECAE) es como cerrar el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN). En medio de un vendaval de juicios que viene perdiendo y que cuestan millones para nuestro golpeado país, el gobierno ha decido cerrar la ECAE, lo cual constituye un error muy (pero muy!) grave. La ECAE forma a los y las abogadas que tienen en sus manos nada menos que la defensa de la Nación Argentina. Disolver la ECAE es atar la suerte del Estado argentino (y de su cuerpo de abogados) a la mirada chiquita que se imparte en las universidades privadas. Esta contradicción cuesta caro. No dejamos que las universidades privadas formen a nuestros embajadores de “carrera“. Podrán asistir a cursos o maestrias de relaciones internacionales, o de comercio exterior, pero el Estado no terceriza nunca esa tarea. La asume como propia. Al servicio diplomático lo prepara la Cancilleria. Y está bien. Lo mismo sucede con los abogados que integran el servicio jurídico: su formación es una obligación (estratégica) de todo Estado. No se puede delegar, recortar, ni seguir tercerizando (como se buscó durante la gestión de Macri) en espacios que defienden otros intereses, que no son los nacionales. Siempre que se quiere endeudar al pais, rifar su patrimonio o entregar su riqueza, se recortan las tareas de la ECAE. No es la primera vez que pasa.

¿No es curioso que los abogados del Estado argentino debían ir a formarse en espacios que no son públicos? ¿No es contradictorio que en las aulas de la ECAE hubiera profesores que ganaban sus fortunas litigando contra la Argentina? Durante años buscamos terminar con esta contradicción. No fue fácil. Imperaba la doctrina Dromi. Buscamos recuperar la impronta de la abogacía pública, la más importante de todas. Es la única con un compromiso genuino.

Muchos abogados administrativistas han ido a formarse en universidades privadas porque no tenían otro lugar. Cuando restablecimos las maestrías en abogacía pública con la UNTREF, estas universidades vieron peligrar su «negocio». Hoy lo recuperan. Se reedita el debate “laica o libre“, donde “libre“ siempre se tergiversa. Nunca es real. Un país libre es el que no necesita tomar más deudas. No necesita quedar atado.

La ECAE fue creada en los 90, a imitación de la ENA de Francia. El año pasado cumplió sus primeros 30 años. Por la ENA (actualmente Instituto de Servicio Público de la Nación) pasaron todos los altos funcionarios franceses (incluyendo a Macron). Por la ECAE hubiera sido bueno que pasaran más funcionarios.

El procurador del tesoro argentino, Santiago Castro Videla, era (o es) socio de Carlos Bianchi. Bianchi declaró contra su propio país por dinero (los “honorarios“ que muy poco tienen de „honor“). Fue testigo en el CIADI contra Argentina (en este caso, y en otros). Le pagó el fondo Burford, que litiga contra Argentina, que lo convoca como „testigo experto“. Siempre me hago la misma pregunta y se la dirijo al profesor de la UCA. Me inquieta saber cuánto cobró usted, Dr. Bianchi por declarar contra su propio país. Es muy fácil impartir clases de derecho constitucional en Puerto Madero. Pero Argentina tiene heridas muy profundas. Que no se ven desde allí.

Los socios en la sombra de Burford Capital le hacen creer a la gente que hubo «filtraciones» (si las hubo es muy grave y deben ser condenados quienes hayan traicionado a su país de semejante manera!), pero más grave es que el socio del procurador del tesoro actual haya cobrado dinero de la mano de Burford, que litiga contra nuestro país. Eso también debe evaluarse. Mencionarse.

La ECAE ha buscado construir un espacio de excelencia y seriedad, de rigor y compromiso. Han impartido clases profesores de cualquier extracción ideológica, sin distinción partidaria. El único requisito excluyente era defender a la Nación argentina. Nada más. Nada menos. Cerrar la ECAE es un error gravísimo. Es dejar desarmado al Estado argentino, en medio de un vendaval de juicios que solo buscan empobrecer a nuestro país. No deberíamos dejar que esto pase. Seguramente el Dr Bianchi lea estas palabras. Seguramente hemos compartido panel. Por eso me gustaría dirigirme más a él que a su joven socio, actual procurador, ¿cuánto cobró usted por declarar contra su propio país? ¿Le parece una actitud digna de un abogado que da clases? ¿Qué piensan de esto sus alumnos? Justamente contra esas prácticas anti nacionales se formaban los y las abogadas en la ECAE. Siempre a favor de Argentina. Nunca en su contra.

Los que nos endeudan a más no poder, a su vez recortan los programas de estudio de quienes deben defender al país. No es un accidente. Hace unas semanas veíamos el espectáculo dantesco (que me hizo pensar en René Favaloro, admirador de San Martín, que se quitó la vida en circunstancias no tan diferentes) de dos diputadas sin formación (una aparece chupando un joystick, disfrazada de Mario Bros, la otra tiene por toda formación 3 meses de economía «austriaca“, autores que tampoco nadie leyó en su idioma original) burlándose de los médicos del Garrahan. Eduardo Barrio, profesor titular de lógica en la UBA, tuvo que ir al Congreso ayer a defender la importancia de la filosofía y la ciencia. No faltará mucho para que quienes entregan el destino de nuestro país, en su ignorancia, se burlen de quienes lo defienden.

La dictadura le cambió el nombre de la avenida Raul Scalabrini Ortiz al de Canning, ministro de Relaciones Exteriores inglés. Perón le había puesto Scalabrini (que le había pedido que nacionalizara los trenes). Raul Alfonsin, con el regreso de la democracia, le devolvió el nombre original del ingeniero agrimensor. La historia se repite. Cerrar la ECAE (de cuyo despacho lo último que hicimos fue retirar el cuadro de Scalabrini Ortiz, que esperamos algun dia volver a poner) es un error pero además es un símbolo de claudicación absoluta. Es entregarse de pies y manos. Es como cerrar el ISEN, afectando así al servicio exterior. Igual de grave. O peor. Es seguir horadando al servicio jurídico de la Nación. Me sigue intrigando esa pregunta, que repito, porque no salgo de mi asombro: ¿Cuánto cobró el Dr. Carlos Bianchi por declarar en Washington, contra nuestro país? ¿Puede haber «filtración“ más grave? Brasil, por poner un ejemplo cercano, no forma parte del CIADI. Su economía es varias veces la nuestra. Tal vez nuestros administrativistas (pienso en el primer Gordillo, cuyos tomos celestes decoran cualquier biblioteca, como un recordatorio, aunque hay jóvenes valiosos en La Plata, como Juan Martin González Moras) deban pensar más a fondo una doctrina útil para el desarrollo argentino. No para seguir profundizando el hambre y la dependencia. Canning o Scalabrini Ortiz es más que el debate (que también fue) por el nombre de una avenida. Hay dinero manchado que no debe nunca cobrarse, Dr. Bianchi. Hay cuestiones de dignidad y patriotismo, que deben ir siempre primero. Mejor parecerse un poco al menos a abogados como Castelli, Monteagudo, o Moreno. Mucho antes que el dinero, como dijo Eduardo Barrio ayer en el Congreso de la Nación. Hay cuestiones más importantes. El conocimiento es una de ellas. Declarar contra Argentina es inadmisible. Cerrar la ECAE, también. 

* Ex director Nacional de la ECAE.