Brasil muestra cautela ante el tarifazo de Trump y confía en una negociación

Brasil muestra cautela ante el tarifazo de Trump y confía en una negociación

Podría haber sido mucho peor. Es la sensación que predomina en el Gobierno brasileño después de que este jueves el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmara para los productos del país sudamericano un arancel del 50%, el más alto de su guerra comercial. El equipo negociador de Luiz Inácio Lula da Silva pasó semanas a ciegas ante la falta de interés de Washington en el diálogo, pero el resultado final no fue la catástrofe que se esperaba. El tarifazo, que añade un 40% de arancel al 10% ya anunciado en abril, entrará en vigor el 7 de agosto, casi una semana después de lo esperado, lo que da cierto margen. Además, incluye unas 700 excepciones, cerca del 45% de los productos que Brasil exporta a Estados Unidos. Se salvan sectores clave y empresas estratégicas, como la fabricante de aviones Embraer. Aun así, el golpe será duro y ya está en marcha un plan de rescate para las empresas exportadoras que se verán más afectadas.

La tensión predomina, no obstante, en la vertiente política del conflicto. Trump aplicó severas sanciones contra el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, lo que para el Gobierno brasileño es una intolerable intromisión en la soberanía del país. El magistrado está juzgando al expresidente Jair Bolsonaro por haber intentado un golpe de Estado tras la derrota electoral de 2022.

La reacción de Lula, por ahora, se quedó en una respuesta institucional dura pero sobria. Por un lado, disposición al diálogo en la cuestión comercial, pero ni una concesión en lo demás. “Uno de los fundamentos de la democracia es la independencia del poder judicial y cualquier intento de debilitarlo constituye una amenaza al propio régimen democrático. La Justicia no se negocia”, defendió.

Moraes, proclamado enemigo número uno por el bolsonarismo y ahora por el trumpismo, fue encuadrado en la Ley Magnitsky, que Estados Unidos aplica para sancionar a dictadores o terroristas. El magistrado brasileño será sometido a un bloqueo económico en Estados Unidos que podría complicarle mucho la vida también en Brasil, ante la imposibilidad de operar con empresas, bancos o tarjetas de crédito de bandera estadounidense. El Gobierno brasileño estudia recurrir la decisión en los tribunales de Estados Unidos, aunque de momento no hay nada concreto.

En el ámbito comercial, Lula dice estar dispuesto al diálogo, aunque advierte que no renunciará a “los instrumentos previstos en la legislación para defender el país”, en referencia a la Ley de Reciprocidad, que permitiría gravar a los productos estadounidenses con el mismo porcentaje de 50%. Esa opción, no obstante, no está encima de la mesa por el momento. El Gobierno cree que la sorpresa de las excepciones ha abierto una ventana de oportunidad y hay que aprovecharla. “Estamos en un punto de partida más favorable de lo que se imaginaba, pero lejos del punto de llegada”, decía el ministro de Economía, Fernando Haddad, que ya tiene en la agenda una reunión con el secretario del Tesoro de EE UU, Scott Bessent, la segunda desde mayo. Es un hito comparado con el bloqueo de las últimas semanas.

El tarifazo de Trump salva a los aviones comerciales, el petróleo, el hierro, la madera o el zumo de naranja, pero sigue castigando a la carne bovina, el pescado o la mayoría de frutas y productos industriales. Brasil es el mayor exportador de alimentos del mundo, y aunque hace tiempo que su principal socio comercial es China, el tarifazo de Trump es una amenaza muy seria.

Los productores de café son de los que están más alarmados. Estados Unidos es el principal destino de sus exportaciones. El año pasado, casi una cuarta parte del café que consumieron los estadounidenses salió de los cafetales de Brasil. Hasta hace unos días, el sector se agarraba al rumor de que Washington no gravaría los alimentos que no produce, como el café o los mangos, por lo que la confirmación del arancel del 50% cayó como un jarro de agua fría. Para los exportadores que se verán más afectados, el Gobierno está ultimando un plan de rescate con líneas de crédito y ayudas para mantener los empleos, similar al que se puso en marcha durante la pandemia y que se dará a conocer en los próximos días.