Fue debut y festejo a lo grande para Francisco Cerúndolo en el Ultimate Tennis Showdown (UTS), ese circuito «alternativo» que nació en 2020, en plena pandemia, de la mente del francés Patrick Mouratoglou, ex entrenador de Serena Williams, con el objetivo de sacudir «las tradiciones acartonadas» de un deporte con cientos de años de historia. El porteño, una de las máximas estrellas de la tercera fecha de la temporada que se jugó en Hong Kong, se coronó campeón con dos grandes victorias en la jornada final. En semis, se impuso por 3 a 0 ante el ruso Andrey Rublev y en la final derrotó por 3 a 1 al estadounidense Jenson Brooksby, para levantar el particular trofeo en forma de rayo, asegurarse un lugar en la Gran Final de Londres y adueñarse de un premio en dinero nada despreciable.
Es que por ganar el título, «El Cañón» -como lo bautizaron en un certamen en el que cada jugador tiene su apodo, algunos insólitos u ocurrentes, otros más obvios- recibió 305.700 dólares. Mucho más de lo que se llevarán los campeones de los tres ATP 250 que se están jugando esta semana: quien gane en Almaty embolsará unos 160 mil y quienes celebren en Bruselas y Estocolmo, alrededor de 125 mil.
Y también un cheque mucho más jugoso de los que cobró por cada uno de sus tres títulos oficiales. Al conquistar su primer ATP en Bastad 2022 se llevó 81.310 euros (94.500 dólares, a cambio actual). Cuando hizo historia en el césped de Eastbourne 2023 y cortó una sequía de 28 años sin consagraciones argentinas en esa superficie, sumó 110.070 libras esterlinas (cerca de 147.200 en moneda estadounidense). Y al coronarse en Umag 2024, días antes de debutar en los Juegos Olímpicos de París, 88.125 euros (102.500 en moneda estadounidense).
Entre los tres títulos acumuló -siempre a cambio de hoy- algo más de 340 mil, apenas un poco más del premio que consiguió en Hong King por solo dos días de competencia y tres partidos ganados. Aunque, como confesó tras la final, fue un esfuerzo físico considerable.
UTS champion!! Amazing days playing this great event!! Thanks to everyone involved!! We keep going 🫡💪 @uts_tour_ pic.twitter.com/3QV1ibC4qL
— Francisco Cerúndolo (@FranCerundolo) October 15, 2025
«Fue mi primera vez en el UTS y lo disfruté. La verdad, me divertí mucho. Pero es super intenso. Creo que corrí más que en un partido oficial», reconoció entre risas. Y agregó: «Me gusta este formato porque es algo diferente. Tenés que concentrarte en casa punto porque si no vas a cometer un error no forzado, no podés perder un saque. Es complicado».
Cerúndolo no fue el único que destacó la intensidad de los partidos. El chino Juncheng Shang (Jerry), por ejemplo, admitió: «Después del primer cuarto, ya no podía respirar. Estaba muerto. No son partidos fáciles de jugar. Pero el ambiente es increíble».
Es que los partidos son más cortos y dinámicos, porque el UTS apunta a seducir a las nuevas generaciones acostumbradas a espectáculos cargados de energía e intensidad. No hay sets. Se juega al mejor de cuatro de ocho minutos cada uno, con un descanso de tres minutos entre un cuarto y otro y de 15 segundos entre puntos (controlado por un reloj). Si quedan igualados 2-2, se disputa un quinto con formato de Muerte Súbita, en el que el primer jugador que gana dos puntos consecutivos se lleva el match, como hizo Cerúndolo en cuartos ante el francés Adrian Mannarino (Manna).
No hay calentamiento previo, la acción empieza ni bien los jugadores pisan la cancha. Se van intercambiando el saque cada dos puntos. Y no hay segundo servicio: para agilizar el juego, si se erra el primer saque, se pierde el punto.
Durante los ocho minutos que dura un cuarto, cada jugador suma tantos puntos como puede (contando como en un tie break, no con el tradicional 15, 30, 40…). Una vez que se cumple el tiempo, se disputan los «puntos del cuarto». El que va adelante, solo tiene que anotar uno más para ganar. El que está abajo en el marcador debe primero igualarlo, sin perder ni un punto, para luego buscar el que le dará la victoria. Por eso, los números finales de los partidos son rarísimos para el público tradicional.
Cerúndolo, por ejemplo, venció en la semifinal a Rublo por 16-11, 17-16 y 18-15. Y en la final, a Brooksby -o El Show– por 20-5, 10-12, 15-9 y 17-7.
El ambiente de los partidos también es distinto. Los jugadores y los entrenadores llevan micrófonos y está permitido el coaching en todo momento. En Hong Kong, fue curioso ver a Nick Kyrgios coacheando al experimentado Richard Gasquet (El Virtuoso), dándole ánimo y hasta colándose en la cancha para celebrar con él. El australiano, que hace unos años llegó a decir que «así deberían ser todos los torneos», no pudo jugar esta temporada por sus recurrentes lesiones, pero adoptó el rol de entrenador de sus colegas en varias citas.
Los protagonistas suelen dar entrevistas en medio de los partidos y pueden hablar entre ellos y con el público, siempre en inglés. Y los espectadores tienen la libertad de gritar, cantar, alentar y hacer ruido, aún con la pelota en juego.
Para asegurar el espectáculo, además, la organización tiene un criterio claro para elegir a los jugadores. Busca a las mejores raquetas del circuito, pero también a las más carismáticas y populares, que garanticen el mejor show y sean un imán para la gente.
Por eso, por ejemplo, esta temporada pasaron por las canchas del UTS figuras como el australiano Alex De Miñaur (El Demonio), los italianos Fabio Fognini (Fogna) y Flavio Cobolli (El Gladiador), el noruego Casper Ruud (El Hombre de Hielo), el estadounidense Ben Shelton (La Montaña), el checo Jakub Mensik (Menimal, quien venció a Novak Djokovic en la final de Miami en marzo) y el inoxidable Gael Monfils (La Monf). Y por eso, también, en Hong Kong hubo tres jugadores asiáticos, los chinos Shang y Zhizhen Zhang (El Vigilante Nocturno) y el local Coleman Wong (El Wong elegido, por un juego de palabras en inglés –The Chosen Wong-). Los tres, afuera del top 100, pero muy seguidos por los fanáticos de esa región.
Hacia la Gran Final
Hong Kong fue el tercer torneo de 2025 -después de Guadalajara, que ganó Tomas Machac, y Nimes, que quedó en manos de Ruud- y el última antes de la Grand Final de Londres, para la que los jugadores se clasifican a través de un ranking anual (similar a la Carrera a Turín que entrega los boletos a las ATP Finals), pero también por clasificaciones directas, como la que consiguió Cerúndolo al ganar uno de las citas de la temporada.
Ese certamen final se jugará del 5 al 7 de diciembre en la Copper Box (Caja de Cobre) de la capital inglesa, un recinto con capacidad para 7 mil espectadores que se construyó para los Juegos Olímpicos de 2012. Y tendrá un formato distinto a las fechas previas, parecido al del tradicional Torneo de Maestros.
El evento abrirá con una enorme exhibición, el All Star, en la que participarán los ocho jugadores. En la segunda jornada se disputará un round robin con dos grupos y los dos primeros de cada zona avanzarán a semifinales. Y el tercer día, las semis y la final. Se repartirá una bolsa de premios de 1.865.000 de dólares (1.370.000 de libras esterlinas), de los que 921.800 serán para el ganador.
Cerúndolo es uno de los siete jugadores que ya tienen asegurado un lugar en ese cierre de temporada. Los otros son Ruud y Machac (El Machete de Aire), ganadores de las primeras fechas, Rublev, Mannarino y David Goffin (La Pared), por ranking, y Jack Draper (El Poder), campeón de la Grand Final de 2023, que recibió una de las dos wild cards disponibles. Falta confirmar un nombre, pero sea quien sea, con esa lista de estrellas y el novedoso sistema de juego, Londres tiene show garantizado.










