La escalada del dólar de los últimos días destapó un clima “enrarecido”. Los agentes del mercado y las empresas ven que la estrategia de carry trade que ofreció el programa económico de Luis Caputo durante este tiempo está agotada. Las expectativas de un tipo de cambio estable hasta las elecciones empiezan a desanclarse y la canilla abierta de la importación es un arma de doble filo que presiona sobre las reservas y amenaza la productividad.
El salto del 3% que llevó al billete verde a $1.245 es un síntoma de un combo de luces amarillas que el JP Morgan y el Fondo Monetario Internacional (FMI) encendieron esta semana. Varios factores amenazan la pax cambiaria que persigue el Gobierno para mantener la inflación a raya y sostener la imagen positiva sobre la opinión pública hasta octubre: el fin de la liquidación de la cosecha gruesa; una cuenta corriente con un rojo cinco veces mayor al esperado; el incumplimiento de la meta de reservas con el organismo de crédito; la estacionalidad de la demanda por el aguinaldo y el inicio de una dolarización de carteras preelectoral; y el giro en la recomendación del banco más importante de Estados Unidos.
“Ya lo hemos visto, cuando se ve que se va a acabar el carry, se van todos”, alertó un hombre del peso en el círculo rojo consultado por PERFIL. La declaración ocurre en momentos en los que las tasas en pesos pasaron de rendir un promedio de 40% anual a 32% entre abril —cuando inició el esquema de bandas cambiarias— y junio. Con la estabilidad del dólar amenazada, inversores entendieron que es momento de empezar a desarmar sus posiciones ahora, que la operación rinde un 10%, y no más adelante, cuando la cercanía con las urnas debilite más las ganancias.
Importaciones, presión en aumento
A esa presión sobre la moneda estadounidense se suma un daño autoinflingido: la apertura de importaciones. En el último mes la llegada de bienes finales y de capital se aceleró y los caudales son mayores, debido a que empezaron a impactar los pedidos que se realizaron en enero en mercados internacionales. Las empresas, a su vez, se endeudan a las tasas que dan los bancos, pero la rentabilidad “no les permite poder pagar todos sus pasivos”, dijo a PERFIL el dueño de una fábrica, que ilustró el escenario de la economía real.
“Algunas se stockearon por demás y ahora, cuando quieren vender sus productos, valen menos y la competencia de los importados les sacan mercado”, planteó la misma fuente. En el adelanto del Presupuesto 2026 que enviará esta semana Economía al Congreso, las proyecciones para el resto del año prevén un fuerte incremento de las compras al exterior: se dispararían un 25,5%, alcanzando los USD 95,691 millones en lo que resta del año. Este aumento, que es impulsado en parte por la necesidad de recapitalización del país a través de la compra de bienes de capital, podría generar presiones sobre las reservas internacionales y el tipo de cambio.
Indefiniciones y advertencias del FMI
En ese contexto, el Fondo mostró este jueves serias dudas sobre el incumplimiento de la meta de reservas y evitó poner una fecha para la reunión de Directorio que active el giro de los desembolsos por USD 2.000 millones pactados para este mes. Sobre la falta de acumulación de divisas, la vocera del organismo Julie Kozak, afirmó que hay “un reconocimiento compartido de la necesidad de seguir creando reservas contra riesgos externos”.
De acuerdo a exdirectores del FMI consultados por este medio, la advertencia del organismo tiene que ver con la negativa del presidente Javier Milei de comprar reservas vía Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para evitar la emisión monetaria que generaría. Falta conocer si el respaldo político que pidió Estados Unidos a la Argentina es suficiente para que le otorguen al país un waiver o no.
Justo durante los días que había estado la misión del FMI en Buenos Aires, el Indec publicó que el déficit de la cuenta corriente fue de USD 5.191 millones en el primer trimestre y, luego, el viceministro de economía, José Luis Daza, admitió que sería cinco veces más alto de lo proyectado por el acuerdo con la entidad crediticia.
Licitación del Bopreal vacía
Este miércoles, además, fue la segunda licitación de la cuarta serie del Bopreal, que busca descomprimir el stock de los dividendos no girados y la deuda comercial impaga. La subasta captó sólo USD 26 millones de una estimación de utilidades retenidas de, al menos, USD 7.000 millones para los cálculos más optimistas, y de más de USD 10.000 para los más pesimistas.
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Pero en el Palacio de Hacienda aseguran tener todo controlado. El ministro de Economía cuestionó el martes a quienes aseguran que el Gobierno está pisando el tipo de cambio y está atrasado. “Hay una cosa muy obvia: el dólar flota. Si tenés pesos y el tipo de cambio flota, y vos sabés que está baratísimo, comprá”, chicaneó durante el evento del IAE Business School.
Sobre la magra segunda licitación del Bopreal, fuentes oficiales consideraron ante PERFIL que fue “positiva” porque demuestra que “el saldo es menor” al esperado y argumentaron que es “sensible al precio”. “La combinación de ambas cosas puede hacer que la gente especule con que en algún momento se seguirán liberando restricciones y puede esperar”, justificó. Queda una última subasta para llegar a los USD 3.000 millones de cupo, pero en el equipo económico no está la expectativa de llenar el total ni de hacer cambios en el instrumento para alentar la entrada al bono.
En estudios de abogados dedicados al comercio de las multinacionales aseguraron que la mirada de esas empresas “no está sobre el Bopreal” y que el clima está “enrarecido”. “El tema del atraso del tipo de cambio fue ocupando el centro de la discusión y algunos disparos autoinfligidos dieron paso a dudas sobre la capacidad de sostener este esquema en el tiempo. El drenaje de divisas por consumos con tarjeta en el turismo y el e-commerce, el final de los meses dorados de liquidación de divisas de expo y el informe del JP resultan malas señales”, planteó una fuente con clientes de gran magnitud.
AM/ML