Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, lograron desarrollar un test para identificar la leucemia mediante un simple análisis de sangre, algo que hasta ahora debía realizarse a través de una punción lumbar para extraer una muestra de médula ósea. El trabajo se acaba de publicar en la revista Nature Medicine.
El trabajo es de los profesores Liran Shlush y Amos Tanay, que vienen investigando la biología de la sangre como indicador del ritmo del envejecimiento y las enfermedades que podrían esperarle a una persona en el futuro. Una de las preguntas que buscan responder es por qué algunas personas se vuelven más susceptibles a enfermedades con el paso del tiempo.
Sus equipos de investigación, formados por médicos, biólogos y científicos de datos, rastrean los cambios en las células madre que forman la sangre, incluida la aparición de alteraciones genéticas en estas células en aproximadamente un tercio de las personas mayores de 40 años.
Estos cambios no sólo aumentan el riesgo de cánceres de la sangre, como la leucemia, sino que también se han relacionado con enfermedades cardíacas, diabetes y otras afecciones asociadas con la edad.
En el nuevo estudio publicado este en Nature Medicine -apenas días después de que sus laboratorios fueran gravemente dañados en un ataque con misiles iraní-, Shlush y Tanay presentan hallazgos que pueden llevar a estandarizar una innovadora prueba de sangre para detectar el riesgo de una persona de desarrollar leucemia. “Esta prueba podría eventualmente reemplazar el procedimiento invasivo de muestreo de médula ósea”, explicaron.
El estudio se centró en el síndrome mielodisplásico (MDS, por sus siglas en inglés), una afección relacionada con la edad en la que las células madre sanguíneas no logran madurar adecuadamente en células sanguíneas funcionales.
Diagnosticar el MDS y evaluar su gravedad es crucial, ya que puede causar anemia severa y progresar a leucemia mieloide aguda, uno de los cánceres de sangre más comunes en adultos y que más ha crecido en los últimos años. La incidencia creció un 35 por ciento en varones y un 8 por ciento en mujeres en los últimos veinte años, según el Estudio de Carga Global de Enfermedad.
Hasta ahora, el diagnóstico de leucemia se basaba en muestras de médula ósea, un procedimiento que requiere una punción lumbar, con anestesia local, y puede causar molestias o dolor.
En el nuevo estudio, un equipo de investigación liderado por Nili Furer, Nimrod Rappoport y Oren Milman, en colaboración con médicos e investigadores de Israel y Estados Unidos, demostró que las raras células madre sanguíneas -que ocasionalmente salen de la médula ósea y entran en el torrente sanguíneo- contienen información diagnóstica sobre el MDS.
Los investigadores demostraron que, con una simple prueba de sangre y secuenciación genética avanzada a nivel de célula individual, es posible identificar signos tempranos del síndrome e incluso evaluar el riesgo de una persona de desarrollar cáncer de sangre.
Analizaron las células madre sanguíneas (cHSPCs) de 148 personas sanas para entender mejor cómo varían entre individuos. Gracias a tecnologías modernas que permiten estudiar células individuales, los científicos pudieron observar con mucho detalle diferentes tipos de estas células, incluso algunas poco comunes.
Descubrieron que la mezcla de tipos de cHSPCs varía mucho entre personas, pero que los estados en los que se encuentran las células son bastante parecidos. Estos patrones se mantuvieron estables durante un año. También vieron que el envejecimiento afecta más rápido estas células en los hombres que en las mujeres, y que estas diferencias pueden usarse para estimar la edad biológica de una persona.
Además, encontraron que las cHSPCs son muy parecidas a las de la médula ósea, aunque se dividen un poco menos. Por eso, estas células en la sangre podrían ser una forma más fácil de estudiar enfermedades de la sangre, sin necesidad de extraer médula ósea.
También descubrieron que estas células madre migratorias pueden actuar como un reloj biológico de nuestra edad cronológica, y que en los hombres, su población cambia antes que en las mujeres, de una forma que incrementa el riesgo de cáncer. Este hallazgo podría explicar la mayor prevalencia de cánceres de sangre entre los hombres.
Los científicos creen que el uso de esta prueba para diagnosticar MDS y leucemia es solo el comienzo, y que en el futuro podría aplicarse a una variedad de otros trastornos relacionados con la sangre. Los hallazgos actuales ya se están evaluando en un ensayo clínico a gran escala en varios centros médicos alrededor del mundo.