«Cuando manejo siento que ella está conmigo y le hablo»

«Cuando manejo siento que ella está conmigo y le hablo»


El dolor de un duelo se atraviesa. Es difícil explicar cómo pero lo cierto es que hay varias formas. Más cuando una pérdida es inesperada, lo que se busca es una ausencia presente, es decir, esa sensación de que un persona que murió se sienta presente en quien está vivo. Algunos buscan refugio en la escritura; otros usan la oralidad, como Valentín Yan, el hijo de Romina Yan -la actriz fallecida de un aneurisma en 2010, a los 36 años-, y por consecuencia el nieto de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, aunque lo que lo define ahora es ser uno de los pilotos de Turismo Carretera 2000, la categoría de la ACTC que nació este año.

“Es difícil de explicar. Capaz los que perdieron a un ser querido me puedan entender. No es que yo estoy en el auto y siento una presencia literal al lado mío. Es como una presencia más teórica pero real. Yo no creo que exista la casualidad; o sea, todo pasa por algo y en la pista pasan muchas cosas al mismo tiempo. Y la verdad es que su presencia yo la siento mucho personalmente. Muchas veces le hablo, le pido cosas o le cuento cosas, a pesar de que es medio raro. Yo digo que ella está conmigo todo el tiempo y me gusta como que haya una conexión ahí. Algunos dirán que estoy loco, pero también es la forma que uno tiene de pasar el dolor, de atravesarlo. Pero yo no tengo ninguna duda de que esto no termina acá, que mi mamá está ahí y bueno, sí, que la siento, la siento.

-Vos qué hacés, cuándo le hablás.

-A mí me gusta hablar, así, al aire, como estamos acá charlando. ‘Che mamá, hoy me sentí súper bien, esto y lo otro; estoy haciendo esto, lo otro’. Muchas veces es cuando estoy en el auto de calle, obviamente, cuando tengo mucho tráfico capaz o cuando me pasó algo, simplemente. A veces, cuando me equivoco, cuando me mando una cagada y digo: ‘uy, mamá, ayúdame por favor, me equivoqué con esto, que todo salga bien’ o si es con alguien le pido ‘que no se enoje, que me entienda, que fue un error, que esto’. Es un poco eso, le hablo así en ese sentido. Y también, como te digo, es lo que a uno le hace bien y le sirve. Pero yo no tengo dudas de que mi mamá como todos los seres queridos están en otro plano, que nos ven, que nos ayudan. Todos los que no estén en este plano te empujan y ayudan a que estés mejor acá y que te salgan las cosas.

-Vos eras muy chiquito. ¿Te costó llegar a esa idea?

-Sí y no. O sea, yo era muy chico, tenía siete años y yo creo que justo esa edad… A ver, no hay edad para perder un padre, ni cuando se es grande, aunque supuestamente uno se prepara toda la vida para eso. No hay momento para perder un ser querido. Pero fue duro. Fue muy duro, sobre todo por cómo era ella como madre. Si bien, obviamente cualquier tipo de madre te duele, pero te juro que mi mamá era muy presente con nosotros, era muy amorosa, nos amaba demasiado y se notaba en ella. O sea, vivía por y para nosotros.

-Y eso que ella tenía mucho laburo…

-Tenía un montón de laburo y rechazó mucho más laburo por solo tener más tiempo con nosotros (NdR: Valentín tiene dos hermanos: Franco y Azul). Y la verdad que fue muy difícil. Pero también llegar a esta idea fue también crecer un poco con mi abuelo, que él también para encontrar un camino a ese dolor se fue instruyendo y se fue conectando con personas. Y también al crecer con él, que te empiece a decir ‘está tu mamá, tenés que estar abierto a recibir las señales’. Porque capaz hay gente que recibe señales y no sabe que son señales, esa es la realidad, como cruzarte con una persona que tiene el mismo nombre que la persona que se fue. Todo, si le encontrás la vuelta, es una señal. Uno tiene que estar abierto, receptivo. Obviamente yo no puedo cambiar lo que me pasó; nadie puede cambiar lo que le pasó en su vida. Pero hoy en día, mirando para atrás, yo tengo que mirar el vaso medio lleno. O sea, si yo me levanto todos los días triste o pensando ‘hoy voy a quedarme en la cama porque falleció mi mamá’… Para empezar, pasó hace muchos años. Pero si ese fuese el caso, no avanzás en la vida. Y yo te aseguro que cualquier persona, cualquier ser querido, en este caso mi mamá, quiere que uno vaya para adelante, que cumpla sus sueños, que crezca como persona y, básicamente, me hizo mejor persona lo que me pasó con mi mamá. Mejor persona, me hizo madurar de más chico, que también fue muy difícil porque yo capaz, a día de hoy me pasa, que discuto con un amigo que te trae un problema a la mesa y yo digo ‘dale, hermano, eso no es un problema, lo solucionás en dos patadas, problema es otra cosa’. En ese sentido me sirvió y en otro momento estuve muy desfasado, cuando era más chico en el colegio, viste, los intereses de mis amigos eran los de cualquier nene normal, el problema era yo, que tenía un problema de grandes y mis prioridades pasaban por otro lado. Pero yo creo que eso me hizo mejor persona y, como te digo, trato de mirar el vaso medio lleno y de todo lo que dentro del dolor pudimos construir y creo que eso es lo más importante.

-Tu mamá fue muy querida, ¿te pasa de cruzarte con gente que te saluda por ser el hijo de Romina Yan?

-Todo el tiempo. Y me encanta, me encanta. Bueno, para mí esa gente que me cruzo me la manda mi mamá, yo lo tomo como un ‘estoy, estoy cerca, estoy acá’. Viste que ahora hay una moda de muchos hijos de famosos que dicen ‘yo quiero hacer mi carrera’. Yo lo re banco, está perfecto. Pero a mí si alguien se me acerca y me dice vos sos el hijo de Romina, obvio, encantado. Y me cuentan que mi mamá los ayudó mucho en tal momento de mi vida, cuando estaba mal. Y siento que como fue como mamá conmigo, desde su lugar como actriz y como figura generó lo mismo para un montón de gente, tanto para los fans como para la gente que trabajó con ella. Vos le podés preguntar a cualquier persona que trabajó con mi mamá y te va a decir que era amorosa, generosa, se acordaba de los cumpleaños de todo el mundo. Era muy atenta mi mamá y la verdad es que para mí, cuando alguien me dice ‘vos sos el hijo de Romina’, para mí es ‘gracias, mamá, sé que estás’.

-¿En qué te parecés? ¿O en qué sentís que sos todo lo contrario?

-Me considero una persona atenta y cariñosa. Creo que tengo su competitividad porque ella era muy competitiva, muy competitiva. Pero creo que me falta mucho para parecerme a mi mamá. Mi mamá, realmente al día de hoy, hay pocas personas que pueda decirse que tienen ese ángel, digamos. Me encantaría pero no, tengo mucho trabajo todavía. Por ahora la llevo en el apellido y en el auto.

Valentín eligió el apellido artístico de su mamá, Romina Yan. Foto Emmanuel Fernández

-¿Por qué correr como Valentín Yan?

-Yo elegí el auto, el número 5, por mi mamá…

-Porque es su cumpleaños. El 5 de septiembre. Y también es un tema como de orgullo, digamos. O sea, para seguir teniendo, creo, el nombre. Es en honor a mi mamá. Básicamente no hay más que eso.

-Viste que hay diferentes madres: la que sufre y no ve, la que va al autódromo todo el día, la que diría que no. ¿Cómo te imaginás que sería tu mamá?

-Yo creo que sería una mezcla. Sería una mezcla entre «no» y la que no mira. Creo que no no hubiese dicho por esa filosofía de amor y de ‘si vos sos feliz, yo soy feliz’. Pero olvidate que estaría mirando para abajo, rezando, no sé, estaría haciendo de todo para tratar de no ver la carrera. Pero al fin y al cabo yo creo que me bancaría. Yo sé que hoy me banca, la siento muy presente y eso me deja tranquilo en cierto punto.

“Para mí el automovilismo no es ningún hobby”

Valentín Yan comenzó a correr como profesional este año en el Turismo Carretera 2000.

Foto Emmanuel Fernández  Valentín Yan comenzó a correr como profesional este año en el Turismo Carretera 2000.

Foto Emmanuel Fernández

La charla con Valentín Yan transcurre en la Calle Corrientes, a unas cuadras del Gran Rex, el teatro donde su mamá era la protagonista de Chiquititas, la serie infantil que creó su abuela, Cris Morena, y produjo su abuelo, Gustavo Yankelevich. El destino del hijo del medio de Romina Yan podría haber estado en alguna de las numerosas salas que alimentan la noche porteña -y también las tardes en plenas vacaciones de invierno-, pero no. Su vínculo con la velocidad fue más fuerte y nació antes, “de toda la vida”, tal como lo define ahora a sus 21 años.

«De chico, me gustaba mucho Schumacher, mal pero mal. Soy muy fanático de Ferrari. Pero veía las carreras que encontraba en vivo, porque como no vengo de una casa de automovilismo era complicado de chico que que me pongan el fin de semana la carrera. Pero hoy en día, con YouTube que podés ver las carreras retro, me he visto millones de carreras viejas. Y las de ahora no me las pierdo. Un poco enfermito diría yo, porque a veces hay prácticas a las 5 de la mañana y yo me pongo la alarma», grafica.

En el verano, los cuatriciclos no le eran ajenos en la playa. Aunque no era su único contacto. “Me acuerdo una vez, yo tenía menos de 10 años y fuimos a festejar un cumpleaños a una pista de karting que estaba al lado de la Panamericana. Yo gané y, claro, le dieron el primer puesto al cumpleañero y yo me re calenté mal. Agarré y empecé a insultar a todo el mundo. Me volví loco”, recuerda sobre aquella primera experiencia. Diez años después se subió a un karting pero para iniciar su proyección como piloto.

“Yo arranco a correr en el karting a los 19 años por el Pato Silva (NdR: campeón de TC, TC2000 y Rally Dakar), que es conocido de la familia. Al principio, me ha ayudado por ayudarme, pero cuando me vio habrá pensado ‘este pibe algo que condiciones tiene’. Y yo lo seguí a él en todo lo que me dijo y lo primero fue que tenía que hacer un año solo de entrenamiento en karting, sin competir. Qué difícil. Aburridísimo. Igualmente, yo que me creía que me comía el mundo y en los primeros entrenamientos vi la diferencia que tenía con los otros pilotos y dije ‘No, claro, tengo que entrenar’. Al principio tuve dudas de mí”, rememora sobre el primer paso, en el que fue clave Gustavo Yankelevich. “Sabía que si había alguien que me podía ayudar a lograrlo, era él. Entonces él fue el primero al que le dije que me quería dedicar al automovilismo. Y me sigue al pie del cañón”, aclara.

-¿Tu abuelo te dijo que sí enseguida?

-Mmmmm. Yo seguía estudiando Economía. No es que me dijo ‘dejá todo a la mierda y andá a correr’. O sea, yo tenía que seguir estudiando. Pero llegó un momento en el que la facultad no me tomaba como federado y yo necesitaba los días para entrenar aunque no compitiera. Y ahí hubo un quiebre, medio que ahí sí me banco para que corra en karting y ahora, obviamente, estamos acá en auto. Y Economía, bien gracias… Pero fue la inversión correcta.

-¿Lo asustó o solo para que entendieras el esfuerzo?

-No hay nada sin esfuerzo para él y yo también lo adquirí para mí. Pero además a él le gusta. O sea, en el fondo no salió como un fan, viste que están esos padres que le regalan el karting al hijo cuando tienen 2 años. Siempre nos dejó a todos los nietos elegir libremente, que hiciéramos lo que nos hace feliz. Y bueno, esto es lo que me hace feliz y terminé siendo profesional.

El paso del karting -que duró dos años- al automovilismo se dio tras una prueba de Fórmula 4 en Estados Unidos que hizo gracias a Juan Manuel Silva, responsable también de contactarlo con Marcelo Ambrogio, quien lo sumó a su equipo de Turismo Carretera 2000 -Axion Energy Sport- junto a Agustín Canapino, Camilo Trappa y Brian Quevedo.

“Al principio hicimos pruebas de 80, 90 vueltas en autódromos; como en el karting pero con auto. Y se abrió esta posibilidad de correr y la tomé, básicamente. La sentí justa. Sentí que era la mejor categoría hoy en día para desarrollarme porque son autos muy tecnológicos, muy rápidos, con mucha aerodinámica. Entonces, en un futuro más lejano, pensar en otras categorías del exterior sería algo más cercano”, reflexiona quien ya tiene un podio en la categoría tras el segundo puesto en la carrera 1 de Termas de Río Hondo, por la quinta fecha.

-Entonces, ¿te gustaría correr en el exterior? ¿Te ves en alguna categoría en particular?

-Sí. A ver, a mí me encantaría, obviamente, correr en Europa, es un sueño, pero es un sueño lejano. Lejano en el sentido de ponerse objetivos concretos y cercanos. Me encantaría, sí. Pero sé que tengo mucho más recorrido todavía por hacer acá en el país. Me encantaría probar otras categorías y también se van dando oportunidades. O sea, de repente no sabés y te llega un mensaje de ‘che, tengo una propuesta para ir a probar a Europa’. A mí me gustan mucho los autos de GT y el Mundial de Resistencia también me gusta mucho. Pero paso a paso, honestamente, como sueño está.

-Pero sí ves en el automovilismo tu futuro, digamos.

-Sí, para mí el automovilismo no es ningún hobby. Yo me lo tomo como un trabajo. Obviamente, está la parte más difícil que es vivir del automovilismo porque es muy caro. Pero bueno, por suerte ahora con Franco (Colapinto), que nos pone más ojos acá en el país, yo creo que eso ayuda mucho. Pero bueno, sí, obvio, como un sueño está.

-Ya que mencionás a Colapinto, ¿qué pensás de esos rumores de que el automovilismo argentino no quiere que le vaya bien?

-Quisiera creer que es mentira. O sea, si llega a haber algo de eso, una bajada de línea del estilo de bajarlo a Franco me parecería idiota de parte de la prensa o quien sea que esté atrás. Aparte, Franco, la realidad es que es un gran piloto y parece que no supiesen de automovilismo, porque hoy en la Fórmula 1 dependés mucho del auto y claramente no lo tiene, digamos. Pero yo creo que si le dan tiempo va a empezar a demostrar por qué está ahí.

-Estamos en Calle Corrientes, ¿imaginaste estar acá vos que venís de una familia de artistas?

-Me han llegado algunas propuestas para hacer algo de televisión. No quiero escupir para arriba, no soy nadie, pero por el momento no lo veo. No sé si la palabra es «energía», pero creo mucho en el foco y hoy en día mi foco está puesto en correr. Y también hay algo en el gusto. O sea, yo me muevo por el disfrute y la verdad yo adelante de una cámara no la paso tan bien, no lo disfruto. Pero bueno, nunca digas nunca viste en este mundo que hoy sirve hacer tantas cosas, que sirve hoy ser polifuncional para mostrarse. No digo que no nunca, pero por el momento no, ni en la calle Corrientes ni en la televisión no me veo. Y cuando era chico, menos que ahora, sí decía que iba a trabajar de productor. Pero porque ahora entendí un poco que también para algunas cosas sirve. Pero hoy en día no, no me veo.