Dinamarca convoca al encargado de negocios de EE UU ante una supuesta operación de injerencia en la opinión pública de Groenlandia | Internacional

Dinamarca convoca al encargado de negocios de EE UU ante una supuesta operación de injerencia en la opinión pública de Groenlandia | Internacional

Nuevo choque diplomático entre Washington y Copenhague a cuenta de Groenlandia. El Ministerio de Exteriores de Dinamarca ha convocado este miércoles al principal representante diplomático de Estados Unidos en el país escandinavo para exigir explicaciones sobre las supuestas “operaciones de influencia” llevadas a cabo en la isla danesa por personas vinculadas a la Administración de Donald Trump. Al menos tres ciudadanos estadounidenses han realizado recientemente actividades encubiertas con el objetivo de influir en la opinión pública groenlandesa y reclutar a partidarios de la independencia, según la DR, la radiotelevisión pública danesa.

Trump ha repetido con insistencia desde que regresó a la Casa Blanca que pretende anexionar Groenlandia —territorio autónomo integrado en el reino de Dinamarca— a Estados Unidos “por motivos de seguridad nacional”, e incluso ha evitado descartar el uso de la fuerza militar para apoderarse de la gigantesca isla ártica, la más grande del mundo.

A primera hora de este miércoles, muy poco después de que la DR publicara su investigación —basada en fuentes anónimas y sin identificar a ninguna de las personas involucradas en las supuestas operaciones encubiertas—, el ministro de Exteriores danés, Lars Lokke Rasmussen, ha convocado a Mark Stroh, encargado de negocios en la Embajada de Estados Unidos en Copenhague, a una reunión en el ministerio. “Cualquier intento de interferir en los asuntos internos del reino [de Dinamarca] es inaceptable”, ha declarado Rasmussen a la radiotelevisión pública. Stroh es actualmente la máxima representación diplomática de EE UU en la capital danesa, a la espera de que Washington apruebe el nombramiento de un nuevo embajador.

El país escandinavo también pidió explicaciones a Stroh el pasado mayo, tras la publicación de un artículo en The Wall Street Journal que revelaba el envío de un mensaje confidencial a las agencias de inteligencia estadounidenses en el que se instaba a identificar personas en Groenlandia y Dinamarca que respaldasen la ambición de Trump de hacerse con el control de la isla, habitada por apenas 57.000 personas.

Interés geoestratégico

En una nota enviada a la DR, los servicios de inteligencia daneses advierten de que Groenlandia está siendo objeto de campañas destinadas a fomentar el movimiento secesionista. Tanto las autoridades danesas como las groenlandesas han criticado en los últimos meses la actitud hostil de Washington, que acusa a Copenhague de maltratar durante décadas a la población indígena de Groenlandia y de descuidar la inversión en defensa para la isla ártica, un territorio de enorme valor geoestratégico y muy rico en recursos naturales.

Aunque el interés de Estados Unidos por Groenlandia se remonta al siglo XIX —y Trump ya canceló una visita a Copenhague en 2019, durante su primer mandato, después de que la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se negara a debatir una posible venta de la isla—, la tensión entre ambos aliados nunca había alcanzado niveles tan altos.

En cambio, las relaciones entre Copenhague y Nuuk —la capital groenlandesa—, que se habían deteriorado en las últimas décadas, se han revitalizado ante las amenazas de Trump. Una mayoría de la población de Groenlandia es partidaria de la independencia, aunque son muchos menos los que consideran que la economía de la isla está preparada para funcionar sin los subsidios que recibe de Copenhague. Tras las elecciones del pasado marzo, el Gobierno groenlandés está formado por una coalición de todas las fuerzas parlamentarias —incluida la única que aboga por mantener el statu quo a largo plazo—, salvo un partido radical que defiende iniciar ya el proceso de secesión. Según una encuesta de enero, solo un 6% de la población ve con buenos ojos una anexión a Estados Unidos.

Este miércoles, en un acto sin aparente relación con el roce diplomático con Estados Unidos, la primera ministra danesa ha ofrecido una disculpa oficial a las mujeres inuit que fueron víctimas en Groenlandia de una campaña estatal para controlar la natalidad de la población indígena. Entre 1966 y 1991, a miles de mujeres y niñas —algunas de tan solo 13 años— se les colocó, sin su consentimiento y sin siquiera ser conscientes de ello, un dispositivo intrauterino. “No podemos cambiar lo que ha ocurrido. Pero sí podemos asumir la responsabilidad. Por eso, en nombre de Dinamarca, quiero decir: Lo siento”, ha sentenciado la socialdemócrata Frederiksen.