Elegido como color del año por su simbolismo de renovación, equilibrio y pureza, el blanco se consolida como una declaración estética que va mucho más allá de lo minimal. En esta serie de looks, el tono se reinventa a través de siluetas contemporáneas, transparencias estratégicas y texturas que aportan profundidad visual, demostrando que el blanco no es ausencia, sino presencia absoluta.
Las primeras propuestas apuestan por la sensualidad sutil: tops estructurados combinados con faldas ceñidas, géneros livianos y brillos delicados que capturan la luz. El juego entre opacidad y transparencia construye un look nocturno elegante, ideal para eventos urbanos donde el impacto se logra desde el detalle. El blanco, en este contexto, se vuelve audaz y moderno, lejos de su lectura clásica.
En contraste, los vestidos de encaje y tul aportan una impronta romántica y sofisticada. Las siluetas fluidas acompañan el movimiento del cuerpo, mientras que los bordados y tramas artesanales suman riqueza textil. Son piezas que dialogan con la ciudad desde una feminidad etérea, pensadas para ocasiones especiales donde el blanco funciona como un gesto de distinción.
El cierre lo dan los vestidos largos de líneas limpias y caída impecable, que refuerzan la idea de un blanco depurado y contemporáneo. Aquí, el protagonismo está en el corte y la construcción: cuellos altos, cinturas marcadas y accesorios metálicos que elevan el conjunto sin restarle protagonismo al color.
Sumándose a esta narrativa, el blanco también aparece como un gesto de poder silencioso. En un contexto donde la moda vuelve a valorar lo esencial, estas prendas hablan de una mujer segura, que no necesita del exceso para destacar. Las transparencias controladas, los cortes precisos y las capas livianas construyen looks que equilibran fuerza y delicadeza, marcando una nueva forma de sensualidad: más sofisticada, más consciente y absolutamente contemporánea.
Así, el blanco —color del año y eterno favorito— se presenta como un lienzo versátil que atraviesa estilos, momentos del día y estados de ánimo. Desde lo sensual a lo romántico, de lo urbano a lo sofisticado, confirma que en la moda actual menos color no significa menos fuerza, sino una elegancia que habla por sí sola.
Maquillaje y peinado: Natali Pomasonco para Sebastian Correa Estudio
Modelo: Maia para Adon management Modelos
Asistente de producción: Nahir Garcia
Produccion: Sonia Lifchitz Fotos: Esteban Leyba










