el desafío de recomendar un libro por TikTok

el desafío de recomendar un libro por TikTok


Apenas un minuto. Ese es todo el tiempo que Agus Gómez Orfila, creadora de contenido, estudiante de comunicación de 23 años y conocida como Agus Grimm Pitch, necesita para enganchar a un usuario con alguna de sus reseñas de libros en la red social TikTok.

“Imaginate que un día te despertás de la siesta, pero en vez de estar en tu cama estás en un ataúd tres metros bajo tierra. O sea, te enterraron vivo”, dice en solo siete segundos. Histriónica, con termo y mate en mano, con memes y con una frondosa biblioteca de fondo sigue su relato y revela que así comienza La segunda venida de Hilda Bustamante (Sigilo) a sus 227 mil seguidores en la red social.

Agus Grimm Pitch, booktoker, en acción.
Foto: Emmanuel Fernández.

“Siempre quise ser creadora de contenidos. En la pandemia me bajé TikTok y descubrí que había gente hablando de libros, así que dije ‘voy a hacer videos’ porque no sé muy bien qué hacer. Al primer video le fue bien, con 3 mil vistas, pero el segundo se hizo viral. Yo soy muy creyente de las señales y lo tomé como una señal de que tenía que seguir”, cuenta la influencer de libros y autora de La teoría de Joa (Random House) y ¿Confirmamos? (Puck).

Interfaz

BookTok es el término -muchas veces usado como hashtag- para referirse a influencers de libros y comunidades de lectores en TikTok. Aunque la red social se hizo popular en la Argentina gracias a videos de bailes y desafíos, durante la pandemia de Covid-19 creció la cantidad de creadores de contenido literario e incluso las editoriales abrieron sus propias cuentas. Ya se habían dado fenómenos similares previos en YouTube (booktubers) y en Instagram (bookstagramers).

Con una interfaz sencilla que posibilita la edición de videos cortos, los nuevos influencers de libros pueden compartir su contenido en una red social que en su menú principal muestra a los usuarios el material audiovisual de distintas cuentas, independientemente de la cantidad de seguidores que tengan.

Eso facilita el crecimiento y la viralización. Otra particularidad de los booktokers es que son adolescentes y jóvenes que le hablan a sus pares de libros y, en especial, de literatura juvenil y los alientan a que salgan de las redes sociales un rato para sumergirse en historias.

Para Agus Grimm Pitch, dos claves para ser booktoker son el crecimiento y la viralización. Foto: Emmanuel Fernández.Para Agus Grimm Pitch, dos claves para ser booktoker son el crecimiento y la viralización. Foto: Emmanuel Fernández.

“Es un poco irónico. Estamos en redes sociales y promovemos algo que hace que te vayas de ahí. Compartir lo que te gusta con el otro hace que ese lector se sienta acompañado”, reflexiona Belén Sancho, de 27 años, conocida como @belbookscamp para sus 142 mil seguidores en TikTok, autora de Prisma (Alfaguara) y traductora de inglés.

Creció en Campana, en una casa donde no había libros, salvo alguno de autoayuda, y el primero que tuvo en sus manos fue uno de Sherlock Holmes que le había regalado su abuelo. Fue recién en la adolescencia, con la saga Divergente, que se apasionó por la lectura.

Al igual que Agus, su camino como booktoker arrancó en la pandemia. Primero empezó a vender algunos de sus libros en Instagram, pero le pedían que los acompañara con reseñas. Como tenía vergüenza, las posteaba como texto hasta que un día decidió empezar a mostrar la cara y armar su cuenta de TikTok. “Y cuando te animás, te animaste”, recuerda.

Comunidad

Como en un boca a boca digital, los booktokers -aunque prefieren el término más amplio de bookfluencers- reseñan clásicos, novedades editoriales o lo que piden sus seguidores. “Quizás alguien me pide que lea un libro porque le encantó y siente que necesita comentarlo con alguien. La lectura es una actividad solitaria y a veces querés hablar de algo que te voló la cabeza. Es como una comunidad de amigos que se recomiendan libros”, opina Belén.

Agus aclara que ella no hace videos sobre todos los libros que lee, sino que la historia que elige “tiene que tener algo más”. “Puedo hacer un video sobre un libro que no me haya gustado, pero del que sienta que tenga algo para decir. Tiene que haber algo más que me mueva a hacer un video”, explica.

En el camino todo fue prueba y error, adaptarse a los cambios de tendencias dentro de la propia plataforma y crecer. “Aprendí a hablar rápido, hacía guiones para encontrar las mejores palabras para resumir todo lo que quería decir del libro en un minuto. Y hay que ser flexible porque lo que funciona hoy, mañana quizás ya no”, apunta Belén.

A Agus esa evolución la divierte. Antes de TikTok había hecho videos con “un celular berreta” y los subía a YouTube, sin saber de edición ni de iluminación. Ahora experimenta con los formatos para ver con cuál se siente más cómoda porque “quizás uno pega un montón, pero me aburre hacerlo” y apuesta al tiempo para construir su identidad y su comunidad.

“No es solo poner una cajita para que te hagan algunas preguntas”, advierte. La devolución llega también en la Feria del Libro, donde ambas booktokers han participado de actividades y conocieron a seguidores y lectores.

“Es lindo el encuentro cuando alguien se acerca a decirte que se compró un libro porque vos lo recomendaste o que se enganchó con la lectura con uno de tus videos -asegura la estudiante de comunicación-. Y como autora lo mismo. La gente se involucra mucho con sus libros, los marcan, se toman el tiempo de ir a verte, de pedirte que lo firmes. Es mágico”, dice.

En la última Feria del Libro se hizo el noveno Encuentro Internacional de Bookfluencers en la Tribuna Juvenil, un espacio que su curadora, la autora y editora Cris Alemany, describe como “políticamente incorrecto”: “Es un lugar de mucha cercanía, donde se come, se toma mate, que en el resto de las salas no se hace, ponemos Taylor Swift a todo volumen o se puede debatir mano a mano con los autores. La idea es hacer a la literatura más cercana, más amigable, no un monstruo en la torre de cristal. Eso permite que los chicos se acerquen, que sientan propia la literatura y no solo algo que tienen que ver en el colegio”.

Para Alemany es fundamental combatir el mito de que “los chicos no leen”. “Tienen una forma distinta de acercarse a la lectura, mucho más espontánea y relacionada con el entretenimiento”, asegura. Y, además de leer en papel, agrega, tienen mayor facilidad para hacerlo en dispositivos electrónicos, “así sea la pantalla de un reloj digital”.

Iniciación

“Hoy los chicos pueden iniciarse en la lectura con novelas gráficas, con el manga, la literatura asiática está muy de moda y el K-Pop los ha hecho leer cualquier cantidad. Esto es muy anterior a que le entregaran el Nobel de Literatura a Han Kang. Los chicos vienen, compran libros y si hubiera otra situación ni te digo cómo leerían. Muchos en la Feria dicen que si no fuera por Wattpad –una plataforma para leer fanfiction o donde los usuarios pueden subir sus propias historias- no sabrían qué leer”, cuenta Alemany.

La booktoker Belén Sancho es, además, autora. Foto: Ermmanuel Fernández.La booktoker Belén Sancho es, además, autora. Foto: Ermmanuel Fernández.

A la hora de recomendar libros para quienes se acercan por primera vez a la lectura, Agus y Belén señalan que lo principal es que los lectores se sientan identificados con la historia de la obra.

“A esas personas busco recomendarles libros amenos, con una escritura ligera y que alguien que no lee y que le cuesta pueda conectar. Algo que tenga protagonistas que no saben qué hacer de su vida, con problemas con los que un adolescente se puede relacionar”, dice la autora de Prisma.

Para Agus, TikTok puede ser una herramienta para quienes no tienen familiares o amigos lectores que ayuden a “adquirir el hábito” porque gracias a los algoritmos “podés conocer historias a las que de otra manera no llegarías”. “La literatura juvenil es clave para esos lectores. No es una cuestión de que sea mejor o peor, sino que es una puerta accesible”, opina.

Fantasías

El género que inició el boom de la literatura juvenil, relata Cris, es el fantástico y desde hace unos años también está en boga la poesía.

El género más popular es el romantasy, que combina romance y fantasía, pero están, además, “el romance más spicy o el sport romance, que relata historias de amor con deportistas”.

“Romance y fantasía hubo y habrá siempre”, asegura la curadora de la Tribuna Juvenil.

Dioses

Los clásicos de la literatura universal también tienen un lugar en las bibliotecas jóvenes, en especial el género romántico con autoras que van desde Jane Austen o las hermanas Brontë hasta Florencia Bonelli. Otras escritoras argentinas predilectas son Mariana Enriquez y Claudia Piñeiro, que son consideradas diosas.

“A Claudia le rezo. Esta mina saca la lista del súper y yo la voy a leer. Y me va a gustar”, dice Agus en uno de sus videos cuando habla de Escribir un silencio (Random House). Entre sus últimas reseñas también están Y los veranos pasarán (Del Fondo Editorial), 1984 de Orwell y la saga Blackwater (Blackie Book) de Michael McDowell, entre otros.

Belén, que ahora sumó videos con críticas a series y películas, tiene entre sus últimas lecturas el thriller La asistenta (Suma De Letras) de Freida McFadden, Pétalos de papel (RBA-Molino) de la dupla conformada por Iria Parente y Selene Pascual y Rivales divinos (Puck) de Rebecca Ross.

En este tiempo, ambas booktokers se convirtieron en autoras. Belén, que ya había escrito historias en el mundo del fanfiction, gracias a su popularidad en TikTok pudo acercarle el proyecto a una editorial.

Animarse

Prisma salió en 2023 y cuenta la historia de Alison, una joven que se reencuentra con su padre que la había abandonado para poder buscar a Bria, su amiga que desapareció misteriosamente. Para cumplir con su misión, la protagonista cruza a otro mundo junto a Luke, un chico que trabaja con su padre.

Este año, Agus sacó su segunda novela, ¿Confirmamos?, la historia de dos mujeres gamers que empiezan siendo rivales hasta que se unen para combatir el hate de sus pares masculinos. “Aborda el mundo gamer y habla mucho de lo que es ser mujer en un entorno dominado por varones y, por otro lado, es una historia LGBT de dos chicas, que es poco común porque existe el mito de que ‘eso no vende’. Era algo que sentía que faltaba y que de chica me hubiera gustado leer”, asegura.

Como pasó en su momento con la colección Robin Hood y años después con la saga de Harry Potter, las bibliotecas de los jóvenes crecen y se transforman.

De ese estante solitario que tenía Agus en un principio a su atiborrada biblioteca actual. De venir de una familia no tan lectora a poder ayudar a que otros se inicien en la lectura, como Belén. De escribir fanfictions o poemas a transformarse en autores. Boca a boca, blogs, booktubers, bookstagramers, booktokers, bookfluencers y lo que vendrá.

Las redes sociales pueden estar al servicio de la cultura. En papel o en digital, hay nuevos lectores para rato dispuestos a formar comunidades para hablar sobre las historias que los apasionan.