el plan de 30 años que lo transformó en el rey de África

el plan de 30 años que lo transformó en el rey de África

La que se desarrollará el domingo desde las 20:00 (hora argentina) en el estadio Nacional Julio Martínez Prádanos de Santiago de Chile será la octava final de una Copa del Mundo que disputará el seleccionado argentino sub-20 y la 14ª en la que competirá un combinado albiceleste en cualquier categoría. En cambio, para Marruecos, su adversario, será el primer partido decisivo de su historia en un certamen ecuménico. Para algunos, encontrar en esta instancia al conjunto magrebí puede ser motivo de sorpresa; para quienes han observado con atención el trabajo que desde hace tres lustros realiza la Federación Real Marroquí de Fútbol (FRMF), es una gratificante consecuencia de esa labor.

La punta de este iceberg es el seleccionado mayor marroquí, que se ubicó cuarto en el Mundial Qatar 2022, logró la clasificación para Canadá-México-Estados Unidos 2026 con un andar perfecto en su grupo y ocupa el 11° puesto en el Ranking FIFA (es el mejor conjunto africano en ese escalafón). Pero los buenos resultados no se circunscriben al conjunto dirigido por Walid Regragui y capitaneado por Achraf Hakimi.

Con la base del equipo que en estos días brilla en Chile, el seleccionado sub-20 fue subcampeón africano en mayo (perdió ante Sudáfrica la final del torneo que se disputó en Egipto). El combinado sub-17 ganó la Copa Africana este año y había terminado segundo en 2023. El sub-23 fue campeón continental en 2023 y obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos París 2024.

Los logros no fueron propiedad exclusiva de los conjuntos masculinos. El seleccionado mayor femenino fue subcampeón de las últimas dos ediciones de la Copa Africana de Naciones, en 2022 y 2024, y compitió por primera vez en un Mundial en el certamen que se llevó a cabo en 2023 en Australia y Nueva Zelanda (llegó hasta los octavos de final). Además, el sub-20 disputó por primera vez un Mundial en Colombia 2024 y el sub-17, en India 2022.

Los éxitos han sido producto de un proyecto que ha incluido varias líneas de trabajo. Por un lado, la FRMF desarrolla una labor de detección y seducción de futbolistas nacidos y formados en el exterior (principalmente en Europa), pero hijos de padres marroquíes. La comunidad migrante de ese país es la 18ª más numerosa del planeta, según el reporte anual 2024 de la Organización Internacional de Migraciones de la ONU: 3,25 millones de ciudadanos marroquíes residen en el exterior.

Esa estrategia ya mostró sus resultados en Qatar 2022: 14 de los 26 futbolistas que llevaron a los Leones del Atlas a las semifinales de ese torneo nacieron en el exterior. Similar es la proporción en el plantel del combinado sub-20 que está compitiendo en Chile: entre sus 21 miembros hay cinco nativos de Francia, tres de Bélgica, uno de Países Bajos y uno de Italia. Todos ellos optaron por representar a la nación de sus antepasados a una edad en que todavía podrían aspirar, si lo desearan, a jugar para el seleccionado del país en que nacieron y se criaron.

“Tenemos jugadores que luchan por su país a una edad tan temprana, lo cual es impresionante. Saben muy bien que no están solos, cuentan con el apoyo y el ánimo de toda una nación, de un rey, y eso les da alas. Si Dios quiere, seguiremos adelante. No nos detendremos ahí”, había destacado el entrenador marroquí, Mohamed Ouahbi, antes de la semifinal del miércoles. “Este equipo encarna y representa los valores del fútbol marroquí: coraje, patriotismo, rigor y ambición”, resaltó tras la victoria ante Francia en Valparaíso.

Junto con el reclutamiento de los hijos de la diáspora, la FRMF también implementó hace 15 años un programa nacional de desarrollo y modernización de la infraestructura vinculada al fútbol. “Se construyeron 145 canchas para niños y jóvenes en distintas regiones del país, se brindó apoyo a varios clubes para que edificaran sus centros de entrenamiento y se establecieron 13 academias regionales donde convergen los mejores talentos de las academias de los clubes”, explicó a Clarín Hassan Kharbouch‏, director del Complejo de Fútbol Mohammed VI, hace un mes.

Ese complejo, ubicado en las afueras de Rabat, es el corazón del fútbol marroquí. Allí trabajan los 27 seleccionados nacionales masculinos y femeninos de fútbol, futsal y fútbol-playa desde la categoría sub-13 hasta la mayor. El predio de 35 hectáreas, que fue inaugurado en diciembre de 2019, tiene 11 canchas de pasto natural, artificial e híbrido; cinco edificios para alojamiento con una capacidad total de 510 camas, un centro de medicina deportiva, un restaurante, un gimnasio, una pileta olímpica al aire libre, canchas de tenis y de pádel.

Para el desarrollo de las categorías formativas es relevante también la labor de la Academia Mohammed VI, que se encuentra en las cercanías del complejo. Allí, más de 150 integrantes de los seleccionados juveniles se forman bajo la modalidad deporte-estudio, que combina la educación convencional con un entrenamiento futbolístico intensivo. Por ese espacio, puesto en marcha en 2009, pasaron futbolistas que hoy integran el seleccionado mayor como el zaguero Nayef Aguerd, el mediocampista Azzedine Ounahi y el delantero Youssef En-Nesyri, y también cuatro miembros del combinado sub-20 que el domingo enfrentará a Argentina: el defensore Fouad Zahouani, los mediocampistas Houssam Essadak y Yassine Khalifi, y el delantero Yassir Zabiri.

En paralelo con todo esto, el fútbol marroquí desarrolló una estructura profesional plena en su competencia doméstica, algo con lo que no contaba hasta hace menos de tres lustros. La temporada 2011/12 fue la primera en que se disputaron certámenes rentados en la primera y en la segunda división, luego de un extenso proceso que había comenzado en 2000 y del que participaron los clubes, la FRMF, el Gobierno nacional y las administraciones locales.

El trabajo y la inversión están entregando sus frutos. Uno de ellos es el rendimiento del seleccionado sub-20, que en esta Copa del Mundo bajó a tres campeones de la categoría (España, Brasil y Francia) para llegar al partido decisivo. De esta forma, ya superó su mejor actuación en este torneo (fue cuarto en Países Bajos 2005) y se convirtió en el primer combinado de un país árabe en alcanzar una final de un Mundial Sub-20 en más de cuatro décadas. Hasta ahora, solo Qatar lo había logrado en Australia 1981 (cayó ante Alemania Federal).

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