El prócer de la independencia que fue asesinado en Lima

El prócer de la independencia que fue asesinado en Lima

Bernardo de Monteagudo nació en Tucumán el 20 de agosto de 1789, un mes después de la Revolución Francesa. Estudió en Córdoba y luego, como Mariano Moreno y Juan José Castelli, en la Universidad de Chuquisaca (actual Bolivia) donde en junio de 1808 se graduó como abogado.

Mientras Napoleón invadía España y tomaba prisionero al rey, Monteagudo escribía Diálogo entre Fernando VII y Atahualpa, una irónica sátira política en la que ambos monarcas se lamentaban de sus reinos perdidos a manos de los invasores.

El 25 de mayo de 1809 fue uno de los promotores de la rebelión de Chuquisaca contra los abusos de la administración virreinal y a favor de un gobierno propio que sería la chispa de la Revolución que estallaría un año después en Buenos Aires.

La represión fue terrible y Monteagudo fue a dar con sus huesos a las mazmorras coloniales de las que pudo fugarse en noviembre de 1810 para ponerse a disposición del ejército expedicionario, que al mando de Juan José Castelli había tomado la estratégica ciudad de Potosí. El delegado de la junta conocía los antecedentes revolucionarios del joven tucumano y lo nombró su secretario.

La dupla empezó a poner nerviosos por igual a realistas y saavedristas, que veían en ellos a los “esbirros del sistema robespierriano de la Revolución francesa”.

El 14 de diciembre de 1810, Castelli firmó la sentencia que condenaba a muerte a los enemigos de la revolución y principales ejecutores de las masacres de Chuquisaca y La Paz recientemente capturados por las fuerzas patriotas.

El 13 de enero de 1812 participó de la fundación de la Sociedad Patriótica y comenzó a dirigir su órgano de difusión, El Grito del Sud.

La Sociedad Patriótica, junto a la Logia de Caballeros Racionales, con San Martín a la cabeza, participará el 8 de octubre de 1812 del derrocamiento del Primer Triunvirato y la instalación del Segundo, que convocará al Congreso Constituyente -la Asamblea del año 13- en donde Monteagudo participará como diputado por Mendoza.

En 1817 San Martín lo nombró Auditor de Guerra del Ejército de los Andes con el grado de Teniente Coronel. Tendrá el honor de redactar el Acta de la Independencia de Chile que firmará O’Higgins el 1° de enero de 1818.

A comienzos de 1820, participó de los preparativos de la expedición libertadora al Perú colaborando estrechamente con San Martín quien lo nombrará, después de entrar en Lima, Ministro de Guerra y Marina y posteriormente Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores.

Muchas de las medidas más radicales tomadas por San Martín fueron impulsadas por Monteagudo.

Tras el retiro de San Martín tras la entrevista de Guayaquil, Bolívar lo incorporó a su círculo íntimo y le confió la tarea de preparar el Congreso que debía reunirse en Panamá para concretar la ansiada unidad latinoamericana.

Pero entre la gente más cercana a Bolívar había importantes enemigos de Monteagudo, como el republicano José Sánchez Carrió que desconfiaba del tucumano porque lo creía un monárquico.

La noche del 28 de enero de 1825 iba a visitar a su amante, Juanita Salguero, cuando fue sorprendido por Ramón Moreira y Candelario Espinosa, quien le hundió mortalmente un puñal en el pecho. Según distintas versiones nunca confirmadas el instigador del crimen fue Sánchez Carrió, quien poco después murió envenenado.

Terminaba así una vida intensa, la de un hombre que había escrito: “Sé que mi intención será siempre un problema para unos, mi conducta un escándalo para otros y mis esfuerzos una prueba de heroísmo en el concepto de algunos; me importa todo muy poco, y no me olvidaré lo que decía Sócrates, ‘los que sirven a la Patria deben contarse felices si antes de elevarles altares no le levantan cadalsos’”.