El equipo español de natación artística abrió ayer en los Mundiales de Singapur un horizonte impensado hace apenas diez años, cuando la FINA permitió la participación de hombres en dúos mixtos y solos. Bajo la dirección de Andrea Fuentes, la menos convencional de las grandes deportistas olímpicas españolas, la selección se subió al podio con Dennis González, convertido en el primer hombre de la historia en conseguir una medalla en la prueba libre por equipos en un gran campeonato. Ninguna gran selección lo había intentado antes. La coreografía se tituló La Locura: homenaje al pensamiento subversivo.
“Nos lo planteamos”, cuenta Andrea Fuentes. “¿Qué queremos hacer como equipo? ¿Cuáles son nuestros valores y qué podemos hacer para que inspiren a otras personas? Porque a mí, solo ganar medallas no me motiva lo suficiente. Quiero que sea útil para otras cosas. Ya que en España se invierte tanto en deporte, que lo devolvamos a la sociedad. Uno de los aspectos que están un poco flojos en ciertos campos es el de la libertad de que cada uno elija su camino y pueda hacer lo que le apasiona. No está tan valorado que los hombres hagan deportes que tradicionalmente han sido más femeninos. Es un atentado contra la libertad y el individualismo y la autenticidad. Si podemos influir para que otros niños hagan el deporte que les gusta, es misión más que cumplida. Hoy Dennis ha dado el primer paso. Hemos hecho historia”.
Un hombre entre siete mujeres, un riesgo de disonancia en una disciplina que premia y promueve la serialización y la mímica exacta, un muro de prejuicios, un mensaje a los jueces y al mundo. Con un resultado tan acertado que España obtuvo el bronce a pesar de sufrir una penalización por un error circunstancial en una figura. Por el camino, Dennis González, nadador de Rubí, de 21 años, tirillas acuadinámico adiestrado desde pequeño en el club Kallípolis bajo la supervisión de Ana Tarrés, completó la coreografía más emotiva de todo el concurso. Solo Grecia, de los 12 equipos participantes, añadió un chico a su equipo libre: el quinceañero Stylianos Koukouselis.
Cristina Arambula, Alisa Ozhogina, Txell Ferré, Paula Ramírez, Marina García, Sara Saldaña, Iris Tio y Dennis González devolvieron a España al podio mundial en una final por equipos en un acto cargado de simbolismo. Desde los Mundiales de Barcelona, en 2013, las españolas no conseguían una medalla en esta prueba representativa del nivel real de la natación artística de un país. Aquel verano marcó el inicio de un largo declive. La retirada de Andrea Fuentes, la nadadora líder, y el despido de Anna Tarrés, la directora técnica, tras los Juegos de 2012, abrió una herida que hasta Singapur no cicatrizó. El círculo se cierra con Andrea Fuentes, seleccionadora desde hace 10 meses, con una puesta en escena previsiblemente rompedora.
Dennis es de los mejores nadadores del mundo y aporta muchísimo. Pero especialmente creí que era muy adecuado meterlo por primera vez en una coreografía que fuera sobre la locura que en verdad es una oda a la gente que se atreve a ser diferente
Andrea Fuentes, seleccionadora española
“Tanto en esta rutina libre como en la rutina acrobática por equipos Dennis es un plus”, explicó la seleccionadora, en alusión a la fuerza natural del nadador para sostener e impulsar las plataformas que permiten a las chicas más livianas ejecutar acrobacias y saltos. “Él es de los mejores nadadores del mundo y aporta muchísimo. Pero especialmente creí que era muy adecuado meterlo por primera vez en una coreografía que fuera sobre la locura que en verdad es una oda a la gente que se atreve a ser diferente”.
“Muchas veces llamamos locos a quienes no se asustan con las críticas sociales y siguen adelante con sus pasiones y haciendo lo que les marca su camino”, concluye la entrenadora. “Pensé que tener a Dennis, si tenía el nivel técnico sería perfecto porque sería un gran símbolo de las barreras que se rompen. Él es uno de los mejores nadadores del mundo en impresión artística y uno de los mejores ocho nadadores de nuestra selección. Desde pequeño entrenó dentro de los equipos de su club, el Kallípolis. Muchos de los chicos hacen solos o dúos mixtos, pero él tenía una capacidad formada de entrenar con equipos”.
El bronce (321.1328 puntos concedieron los jueces) sabe a éxito. También, a un punto de amargura, tras un ejercicio valiente, arriesgado y con identidad. La medalla pudo haber sido de otro color. Un base mark, una penalización técnica grave, en el penúltimo híbrido de la secuencia, evitó que España superase a Japón (334.7232), que se llevó la plata.
“El hecho de que hayamos conseguido bronce a pesar del base mark significa que todo lo demás ha sido increíblemente bueno y ha compensado ese pequeño fallo de un segundo en los 3m 35s que dura el ejercicio”, ponderó Andrea Fuentes. “Sin ese base mark, habríamos quedado más cerca de China que nunca. Les hemos metido miedo y eso es un honor. Es un momento difícil y ahora es cuando el equipo debe demostrar que está unido”.
El oro, inalcanzable por ahora, fue para China (348.4779), que, de la mano de Anna Tarrés, mantiene su hegemonía intacta. La diferencia con el equipo nipón se amplió por el error, pero no empaña el retorno de España a los primeros planos.
La coreografía, titulada La Locura, fue una apuesta artística y conceptual en un contexto cada vez más marcado por lo técnico y lo robótico. El equipo español no solo asumió riesgos con tres nuevas acrobacias, sino que elevó la dificultad respecto a su última actuación en la Superfinal de la Copa del Mundo, sin sacrificar la expresión ni la narrativa del ejercicio. “Queríamos interpretar que muchas veces nos llaman locos a quienes decidimos romper los estereotipos”, explicaba Andrea Fuentes antes del campeonato. “Ser valientes, creativos, y sobre todo, fieles a nosotros mismos”.
Lo defendieron con fuerza Cristina Arámbula, Alisa Ozhogina, Txell Ferré, Paula Ramírez, Marina García, Sara Saldaña, Iris Tió y el propio Dennis, que se convierte en pionero absoluto en esta disciplina. La inclusión de González no es anecdótica: España fue de los pocos países que apostó desde el inicio del ciclo por integrar a un hombre en su equipo, con la vista puesta en un cambio de paradigma y en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
Consolidación
El ejercicio, además, consolida la progresión de España en esta especialidad. En los Juegos de París, las chinas aventajaron al equipo en 52 puntos. En la Superfinal de junio, en Xi’an, la diferencia se redujo a 15. En las preliminares de Singapur, el margen bajó a 8,7. Aunque el error en la final ha elevado de nuevo la brecha, la tendencia es clara: España se acerca, compitiendo con estilo propio.
Con esta medalla, el equipo español suma ya tres podios en tres finales en estos Mundiales. El próximo reto será el equipo técnico, que este lunes disputa su ronda preliminar. También lo hará Iris Tió en la final del solo libre, después de clasificarse tercera. La natación artística española, fiel a su locura, vuelve a soñar.