Flamengo jugará otra final de la Copa Libertadores

Flamengo jugará otra final de la Copa Libertadores

La desilusión es grande, pero los aplausos fluyen como un reflejo entre los festejos de Flamengo. “Soy de Racing, yo soy”, cantan los hinchas mientras los jugadores se desploman en su impotencia. El gol en contra de Marcos Rojo por una carambola en Río de Janeiro terminó siendo decisivo. Y el empate 0-0 en Avellaneda, la sentencia del viaje de la Academia en la Copa Libertadores. Lo buscó siempre, sobre todo en el segundo tiempo, cuando los brasileños se quedaron con un hombre menos por la expulsión de Gonzalo Plata. Lo hizo con más corazón que fútbol, pero no pudo con Agustín Rossi, el extraordinario arquero argentino del conjunto carioca. Y se quedó en el umbral de la historia.

Después de 28 años, Racing alcanzó la semifinal del máximo torneo continental. La conquista de la Sudamericana y la Recopa fueron un impulso imparable. El objetivo de llegar a la instancia decisiva, aquella que solo fue posible en 1967 de la mano de Juan José Pizzuti, estaba al alcance de la mano. Dejó todo el equipo, más allá de sus desniveles, las lesiones -en especial la de su capitán Santiago Sosa– y un plantel corto, que no pudo compensar la jerarquía de Maximiliano Salas, Roger Martínez y Juan Fernando Quintero. Quedará sabor a poco, claro. La gloria está reservada para uno solo. Y no hay consuelo para las 50.000 mil almas que coparon el Cilindro y millones de fieles en todo el país.

De entrada, Racing imaginó un partido que solo se dio en los primeros minutos y en el último cuarto de hora. Un arranque avasallador, a la carga en el área brasileña con pelota larga, intensidad y mucho roce. Sin embargo, solo pudo generar una situación clara. Fue a partir de un centro de Facundo Mura que Tomás Conechny cabeceó de pique al césped y encontró una espectacular respuesta de Agustín Rossi.

Después, sufrió el toque de Flamengo que pareció jugar en puntitas de pie, con sutileza, pero estableció un circuito de juego que le costó neutralizar a los futbolistas de celeste y blanco. Especialmente, por la izquierda, sector en el que Jorge Carrascal superó a Mura. Con Gonzalo Plata de falso “9”, moviéndose por todo el frente de ataque, llegó claro hasta Facundo Cambeses.

Racing apostó a la fibra, al corazón. No pudo jugar tanto, apenas cuando se hizo cargo del juego Agustín Almendra. Flamengo fue compacto para achicar y cuando recuperó la pelota, fue muy difícil quitársela. Entonces, Cambeses comenzó a ser el gran protagonista. Le puso el pecho a un mano a mano con Guillermo Varela, que se desprendió por el segundo palo tras una sesión de pases de novela, y la más brava, una guapeada de Giorgian De Arrascaeta que sacudió de zurda y el arquero tapó con su rostro.

Fueron dos situaciones muy peligrosas, más allá de los disparos de media distancia de Luiz de Araújo, que se volcó por la derecha y buscó siempre la diagonal para rematar de zurda, dos veces, muy cerca de los tres palos de Cambeses.

Racing comenzó a equilibrar cuando empezó a ajustar los pases. Con Santiago Sosa fracturado en el rostro, Bruno Zuculini se paró entre los centrales. Por supuesto, no tiene la categoría del capitán, que se quedó afuera de la semi de vuelta por una fractura en el maxilar. La salida fue patrimonio de Marcos Rojo y Nazareno Colombo. Cuando se cerraban los caminos, lanzaba hasta Cambeses. De un envío del número uno casi llega el gol de Santiago Solari, que remató apenas alto.

Conechny ganó varias veces de arriba, pero Maravilla no pudo aguantar una pelota en la etapa inicial. Los centros fueron dagas que complicaron a los zagueros visitantes. El apuro conspiró contra las decisiones en los metros finales. Racing terminó empujando a Flamengo contra Rossi, pero no tuvo posibilidades nítidas, al margen del mencionado cabezazo de Conechny que tapó el arquero argentino.

Necesitaba más de Juan Nardoni, el músculo en la mitad de la cancha. Todavía falto de confianza tras el desgarro que lo tuvo un mes afuera de las canchas, participó en cuentagotas. No pudo desprenderse tanto Gabriel Rojas. Y Racing viajó al entretiempo con algunas dudas.

En el complemento, en cambio, la Academia se paró mejor en el medio. No obstante, el partido se le facilitó con la expulsión de Plata, que chocó con Rojo y cuando el zaguero lo quiso levantar, le tiró un manotazo. No pareció una jugada que ameritara la tarjeta roja, mucho menos con VAR, pero Piero Maza sostuvo su decisión.

Entonces, Racing tomó el control del partido. Entró bien Duvan Vergara, encarador, desequilibrante. Almendra generó dos situaciones, un remate de media distancia que tapó Rossi, y un centro pinchado que anticipó Maravilla y se topó contra otra notable atajada del ex Boca.

Costas hizo más cambios. Entraron Gastón Martirena por el amonestado Mura y Matías Zaracho, un volante ofensivo, por Nardoni. Lo llevó por delante Racing a Flamengo, pero abusó de los centros. Llegó a fondo y no tuvo claridad en el área. Ingresaron Adrián Balboa y Luciano Vietto. Rocky metió un cabezazo que se perdió a centímetros del arco. Lucho sacudió con una bomba que tapó Rossi.

Casi no se jugó. Flamengo enfrió el duelo todo lo que pudo. Y tuvo su premio. Será finalista. En Lima, adonde aseguró Costas que iba a viajar. A Racing no le dio el combustible. Se quedó en la recta final. Y con todo el dolor.

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